Domingo Perez Sato

Cuando mencionamos Gimnasio Sato, a cualquiera que conozca un poco la ciudad, se le viene a la cabeza ese gimnasio de no sé cuántas plantas, y «super total de la muerte». Bien, pues el Sato 3 es uno de los descendientes de este todo poderoso, aunque mas que descendiente es el origen, pese a que no esté reflejado en ninguna parte.
Cercanía. Con ese adjetivo definiría yo al Sato 3. Recuerdo que solo he estado matriculada un par de meses, pero desde el primer día, y recalco primer día, Ángel me llamaba por mi nombre. Eso no me ha pasado en ninguno de los gimnasios en los que he estado. Además, Ángel siempre está dispuesto a ayudarte, a asesorarte y a resolver cualquier duda que tengas, es un encanto.
El buen rollo se respira en este gimnasio, no solo gracias al entrenador, sino porque aquí todos se conocen desde hace años, son todos del barrio y se está muy a gusto.
Eso sí, es un gimnasio de barrio con todas las letras y algunas de las máquinas están viejas. Pero merece la pena nada mas que por el trato. Yo desde luego, prefiero este Sato.
Te sale por unos 40 euros al mes y 15 euros de matrícula.

Es el patito feo de la familia de los Satos y lo que muchos no saben es que fue el primero de Sevilla.
Escondido en una calle paralela a Luis Montoto, se encuentra el que un día fue el único Sato Sport de la ciudad. Un gimnasio auténtico de barrio cuyo responsable es primo de los propietarios de los renombrados gimnasios, pero que ni siquiera aparece en su página web.
Y tal vez mejor que sea así, porque lo que más me gusta y diferencia a esta antigua versión de SATO, de sus primos, es precisamente su esencia y las ventajas de su anonimato. Su trato personalizado donde no eres un código de barras más, itinerarios a medida y supervisados sin pagar más por ello, asesoramiento permanente, grupos reducidos y un precio mucho más económico (40 € al mes).
Más que por sus instalaciones, modestas y sencillas, es esa calidad en la atención lo que más valoro. En cuanto te inscribes, Ángel, el responsable, te enseña el gimnasio, te adapta los ejercicios a tus necesidades, está pendiente de tus progresos y eso es algo que no lo tienen los demás.
El local en sí, no es ni la cuarta parte de los otros Satos, pero tiene una buena zona de máquinas, un salón para las clases de pilates, Body Pump, y fitness y también tiene zona de spa y baño turco.
Muy recomendable si estás más interesado/​a en el entrenamiento personal que en la variedad de clases y una atención personalizada a un buen precio.