Casa Olga

Llevo comiendo en casa Olga varios años de forma habitual.
La cocina y parrilla son muy buenas, y (cada vez menos) tienen precios competitivos.
Hay que probar sus patatas bravas, sus chipirones plancha, mero a la reina y sus flamenquines. También tienen una carta bastante variada en carnes (cordero, pollo, cerdo…) y platos caseros.
Terraza agradable en primavera, de las más amplias del barrio. Punto negativo es que no tienen servicio en terraza, aunque siempre lo puedes tener en el interior.
¿Lo único malo? Que después de cuatro años comiendo allí todas las semanas aún estoy esperando a que algún día me inviten siquiera a unas aceitunas. Un detallico hombre ya con los clientes habituales!

Para tapear económico, pero tiene un problema que llega a ser incomodo, tienes que pedir a la barra y recoger platos igualmente con el previo grito del camarero ;)

Vine a este sitio movido por los comentarios que pude ver en Unilocal y por la cercanía con mi facultad ya qhe me venía bien para comer aquí cuando necesitaba quedarme.
Obviamente, impulsado por vosotros, pedí las papas bravas. Sublimes. El baño de salsa que llevan las patatas es descomunal. Rebañas patatas, sigues rebañando con pan y sigue sobrando salsa. Geniales.
Con respecto al resto de la carta, tengo que decir que no es demasiado amplia. Probé el solomillo al whiskey y las croquetas caseras. Nada del otro mundo.
Por ello creo que es un sitio ideal para tomarte unas cervezas acompañadas de las papas bravas, ya uqe para comer hay sitios muy competentes por la zona.

De las mejores papas bravas que he probado en mi vida, tal cual. Merece la pena ir exclusivamente para probarlas y no decepcionan, siempre están igual de buenas.
La casualidad hizo que llegara allí porque un amigo vivía justo enfrente y sin tener dónde ir, acabamos un día hace unos tres años disfrutando de una grata sorpresa.
La carta es interesante, el trato bueno y aunque es cierto que no está en un lugar privilegiado, llama la atención en su entorno.
Si por lo que sea hacéis un tour de papas bravas, la ruta tiene que pasar obligatoriamente por Casa Olga. Y muy económico.

«Las papas bravas siempre son un acierto» decía en mi primer Consejo sobre el sitio, y me sigo reafirmando en la idea. Casa Olga es un bar de barrio donde igual de primeras no vemos motivos especiales para entrar porque sabemos que por la zona hay otros locales donde se come estupendamente.
Sin embargo, cuando entras y conoces la estupenda carta que tienen, la variedad y, especialmente, el sabor de sus tapas y platos, se convierte automáticamente en uno de los imprescindibles de la zona.
Además de las maravillosas papas bravas, la brocheta de pescado es genial y el solomillo es pura agua, acompañado de salsas riquísimas de sabores clásicos como whisky o roquefort.
Buen sitio para ir en verano por la sala interior con aire acondicionado y su enorme terraza de noche, en una plaza sin ruidos y apenas coches. En invierno, esa misma plaza es deliciosa al sol de media tarde.

Lo mejor que tiene junto con la comida son esos maravillosos veladores en los que da el sol desde el mediodía. Está en un sitio tranquilo, no se escuchan coches ni ruidos, tan sólo los niños que juegan en la misma plazoleta. Y si no apetece veladores al aire libre, también los hay con toldos de plástico y estufas de exterior, con lo que se está bastante a gusto.
La carta de comidas a pesar de ser la típica en los bares sevillanos es buena, en su presentación, en su sabor y en su precio. Lo que más me gustó del sitio fue la tapa de chipirones a la plancha. Parece una tontería pero la salsa verde no la hacen como en otros sitios, aquí es más espesa, tipo puré, y se queda más pegadita al chipirón, ainnss…
También las carnes están buenísimas, el secreto no es nada caro, y viene acompañado de su buena guarnición de patatas fritas. Es autoservicio, das tu nombre y vas yendo a la barra. El ambiente en el interior del bar no apetece, sales oliendo a fritura, rica pero no deja de ser fritura!

Lo de este bar y yo fue un auténtico flechado.
Una mañana de abril me hallaba por los aledaños del hospital de la Macarena cuando me decidí a preguntar a uno del barrio si me podía recomendar algún sitio para comer barato (algo relativamente común en la zona) y me mandó sin dudarlo a este sitio.
Desde entonces voy con bastante asiduidad, sobre todo si hay algún partido de fútbol que me interese y amigos dispuestos a acompañarme.
El precio, «tirao», la terraza, con muchas mesas y con una parte semicubierta para que no te de el sol de lleno o no te llueva encima. Comida tradicional y carne a la brasa. De las raciones que jamás faltan en la mesa son: los champiñones rellenos y la panceta.
Fuera tienen autoservicio por lo que hay que rifar entre los colegas quién será el pringado en levantarse (sistemáticamente) a por las cosas.

Bar frecuentado por mi familia hace ya bastantes años y en el que se come muy bien las patatas bravas, raciones de croquetas y carnes a la brasa.
Buen sitio para ir con niños porque se encuentra en una placita en la que los cafres pueden correr sin peligro de atropellos. Es un lugar tranquilo y poco ruidoso.
Es autoservicio y las mesas son algo escasas, pero no suele haber problema de espacio, ya que es un bar de barrio que no suele estar ocupado en su totalidad.