Casa Duque

I dined here today and it was quite tasty. I want to preface this review by saying, if you are in a hurry,
This is not the place for you! They are truly on the Spanish clock here. It was nice to have a long casual lunch. I had patatas bravas, which were some of the best I have had in Spain so far. I also had a tapas portion of eggs with chorizo on little tostadas. Both dishes were quite tasty and relatively cheap! They have a nice selection of traditional Spanish tapas on their menu. It is a little hidden so you have to know where to find it, but overall I had a nice experience here!

Llegué a Casa del Duque por recomendación de mi pareja y no me puedo quejar. El bar está un poco escondido pero merece la pena ir, aunque sea una vez.
Llegamos muy temprano por lo que estaba vacío (comenzó a llenarse cuando nos fuimos) y pudimos elegir mesa en la terraza. La atención de los camareros muy buena, incluso podría decir que fueron excesivamente atentos.
Hay variedad de tapas, entre otras cosas, a un precio muy económico (entre 1.5 y 3.5 €). Nosotros optamos por algunas fuera de carta que nos recomendó el camarero y otras de la carta: buey, magret de pato, croquetas de cola de toro, patatas bravas y champiñones rellenos. Todo correcto, ni riquísimo ni regular; bien según calidad/​precio. Lo mejor el buey y el pato, sin lugar a dudas.
En total unos 20 € por 5 tapas y 2 cervezas. Me quedo con ganas de volver para probar las tablas y las tostas.

El sitio es muy bueno y la calidad de la comida también.
Desde siempre me ha gustado este sitio, que lleva años y años por Buhaira.
Las tapas son sencillas, tradicionales y baratas. Sin complicaciones pero muy buenas. La atención es cordial y tardan relativamente poco en sacar las tapas.
Lo que más me gusta del sitio es el minúsculo salón que tienen al fondo del local. Era bien pequeño cuando ya mis padres me llevaban ahí y me flipaba ese «saloncillo».
Lo que menos me gusta es que, normalmente, hay que esperar para coger mesa (algo que no depende de ellos) y que las veces que he sido atendido en terraza he tenido que esperar bastante para que me tomasen nota; en ese sentido, cuando estás en la terraza los camareros son de «dispara y olvida»: dime lo que quieres, que ya me desentiendo y te lo traigo todo.
No obstante, cuatro estrellas bien puestas.

Esta tarde he estado comiendo en este bar de tapas con seis amigos, la verdad es que la impresión ha sido nada más que regular en general.
La carta es variada pero las comidas están un poco insípidas, el famoso manjar blanco para mi gusto está super seco da la sensación de estar comiendo cartón, y también hemos pedido el famoso salmorejo que desde mi punto de vista esta como cualquier otro, nada especial.
Por no mencionar que una de las cervezas que me sirvieron venía en una copa de cristal con sabor a lavavajillas grrrrrrrr
Me la cambiaron sin problemas.
A su favor podemos decir la ubicación y también la decoración.
En su contra podemos destacar la ferocidad con la que te tratan los camareros, están continuamente acosándote y metiéndote prisa para que abandones la mesa para que venga un nuevo cliente, en todo momento estás comiendo y estás nervioso porque el camarero no deja de vigilarte y de venir a decirte que, ¿qué te falta?, que termines, ¿que si te puede retirar el plato? Los vasos aún quedándote un culo de lo llevan sin ni sí quiera preguntar. Y cosas del estilo…
En resumidas cuentas, tengo que decir que no he comido a gusto en este sitio y además la comida no me ha parecido para nada ni buenísima ni barata.
De todos modos es una opinión personal aunque compartida por todos mis 6 amigos y sin ánimo de ofender, más bien me gustaría que lo tomarán como una crítica constructiva para poder mejorar.

#LunesDeReseña
Casa Duque es un bar-​restaurante situado en el barrio de Nervión, a espaldas de la calle Eduardo Dato. Se trata de un establecimiento de cuidadísima decoración con una buena carta tanto de comidas como de vinos.
Entre las primeras tienes algunos de los platos típicos de la cocina tradicional andaluza: tablas de pan tostado con jamón y salmorejo; solomillos al whisky, al roquefort o a la castellana; revueltos de ajetes o champiñones; chacinas; etc. En cuanto a los segundos, ponen en marcha un buen sistema de rotación para asegurar siempre el mejor acompañamiento.
El local es bastante ruidoso, ya que es un sitio pequeño pero con muchas mesas. El servicio, las cuatro o cinco veces que he estado, ha sido rápido aunque no todo lo amable y atento que se merece el cliente. Como es un bar que suele llenarse, me da la sensación de que los camareros están atentos a que la rotación sea alta y no se prolonguen mucho las sobremesas. Aun así, la comida en general está buena y me recuerda mucho al estilo de la Taberna del Porvenir: por menos de 10 euros comes o cenas razonablemente bien.

Un clásico del tapeo en los alrededores de la Puerta de la Carne.
Muchos años llevo viniendo a este local, donde se conjuga una decoración rústica pero elegante, con muy buena cocina de diario y como no, un precio muy ajustado.
Entre sus tapas estrella se encuentra el manjar blanco (enrollado de pollo con salsa de almendras), las tostas de salmorejo con jamón y huevos de codorniz o el roquefort dulce. Siempre acabo pidiendo una de ellas, aunque en función del hambre y número de comensales que vayamos, nos decantamos por alguno de sus revueltos (el de morcilla de arroz lo pedimos el otro día y espectacular) o sus tablas rocieras de carnes variadas y patatas.
Una vez terminas sus tapa-​platos, no solemos pedir postre, pero la camarera del otro día, super maja, nos recomendó la tarta Tía Pepa, hecha por un tal Javier al que felicité por ello, buenísima; no deja de ser una tarta de queso napada con frutas del bosque, mereció la pena.
Es normal ver grupos celebrando cumpleaños, por lo que aunque tengan terraza exterior, siempre es bueno llegar temprano o hacer una reserva previa.
Los camareros son muy atentos, haciendo que la experiencia sea satisfactoria y te den ganas de repetir.

Es el primo-​hermano del Coloniales del centro. La comida riquísima, aunque muchas veces no te da tiempo ni a saborearla por la prisa que mete el camarero.

Hace años que no voy gracias al mal trato de los camareros.
No niego que la comida esté buena y tenga buen precio, pero los camareros son (o eran, como digo hace años que no voy) muy desagradables y maleducados.
Es una pena, pero para mí es importante también ese aspecto.

La comida está riquísima. De lo mejorcito de Nervión salvo la prisa por despachar que tienen, que hay veces que no has terminado de tragarte el último bocado y ya quieren traerte la cuenta.

This tapas restaurant has the same owners as the famous Tabernas Coloniales. Great selection of tapas, the menu is almost exactly the same. Prices are very good. Wait wasn’t too bad, but I went on a Sunday night. Eating outside is nice when the weather is fine.

La respuesta en Nervión a los famosos Coloniales que hay en el centro de Sevilla. Aunque tiene otro nombre al bar/​restaurante ya comentado no os dejéis engañar porque es lo mismo pero bajo otra nomenclatura.
No me extrañaría que fuesen los mismos dueños porque tienen exactamente las mismas tapas y precios similares o incluso iguales. Igual que en Los Coloniales hay que armarse de paciencia e ir con tiempo suficiente si no quieres sufrir esa eterna espera hasta gritan el nombre de la pizarra aunque en este caso al menos no hay guiris y si vas temprano sabes que no estará lleno desde temprano.
Las prisas es un clásico en este sitio y aunque parece que te quieren echar rápidamente son muy eficientes con la comida. Dentro del local estarás algo más agobiado que el resto de los originales Coloniales y su decoración está cercana a una taberna antigua.
Siempre recomiendo pedir una de bravas, salmorejo y alguna tapa de solomillo al ‘X’ (aquí es donde se elige la variedad al gusto). Atentos a uno de los camareros porque más de una vez puede molestar con sus bromas (en mi caso según tenga el día).

Os voy a contar una historia que seguro que nunca os ha ocurrido…
Sales de trabajar y te recoge tu pareja. La idea es dar un paseillo tranquilo de vuelta a casa, para hacer algo de ejercicio, charlar y relajaros, además en los tiempos que corren ¡hay que ahorrar! Pero es jueves y esos días la gente sale. Sale mucho ¡más de lo que tú te imaginas cuando estás encerrada en tu casa o tu despacho! Así que viendo el ambiente decides cambiar los planes y pararos a tomar una cerveza, ¡atención «una»!
Para «una» que vas a echar decides que sea en un sitio agradable, en mi caso fue Casa Duque, un bar con bastante encanto en su interior. Te pides la «una» y el camarero te pone la carta por delante. De pronto, no sabes cómo, esta cobra vida, se abre y se coloca ante ti. Tú la cierras castigando su descaro, pero vuelve a las andadas. En este segundo intento consigue que poses la mirada sobre las tapas «roquefort dulce con moras», «manjar blanco», «calamares del campo»… Te resistes. Tú solo venías a por «una» cerveza.
Ahora hace aparición el camarero, que con su simpatía forzada y su gracia sevillana te retira el vaso que aún tenía un culito y te dice ¿te pongo otra, claro? Y empieza a recitarte las variedades culinarias fuera de carta: que si magret de pato con jamón, que si atún del cantábrico con salmorejo… Miras a tu pareja y ves el hilillo de baba resbalando por sus comisuras. No hacen falta dos chistes más del profesional para que hayas pedido no dos, sino tres cervezas más, un pan especial de la casa, dos tapas y… una vez que has degustado todo eso lógicamente tienes un buen rollito en el cuerpo que se ha abierto la veda al postre más recomendable de la casa: la tarta de queso.
Eso me pasó a mí un día pero yo sé que a ti nunca te ha ocurrido… Por si acaso, si vas a Casa Duque sin intención de comer, procura impedir con algo de peso que las cartas cobren vida y si no te quieres llevar una sorpresa, asegúrate bien del precio de lo que esté fuera de carta: yo casi me caigo «pá tras» del susto.

Esta situado cerca al edificio de delegación de defensa. Zona nervión.
Este sitio tiene la misma carta que los coloniales además de un camarero, Pepe, «made in Seville», vaya, sevillano de pura cepa, con más arte en el cuerpo que otra cosa. Siempre recomienda y bromea entremedio.
Solo desearía que pudieras sentarte con más calma, porque a veces da la sensacion de que te transporta años atrás. A una taberna de verdad. Pero suele ser imposible, la gente sabe lo bien que se come, y lo barato que es, y no hay tiempo para contemplaciones.
Quien conozca los coloniales ya sabe lo bien que se come y lo barato que es, el que no… ¡lo qué se está perdiendo! Recomiendo empezar por unas bravas para todos, una buena tapa de solomillo siempre se agradece con las salsas que hacen. Y algo que no dejará indiferente a nadie y es para compartir, son las «tostás» las hay variadas y están todas riquísimas.