Carlos Alberto

El bar Carlos Alberto está ubicado muy cerca de la Estación de Santa Justa, y lleva ya la tira de años aguantando el tipo en su esquina con el comienzo de la calle José Laguillo, frente al Sato Sport.
Reza su rótulo que en Carlos Alberto la especialidad es la «simpatía», pero lo cierto es que yo no he podido confirmar esto en más de una visita. Habrá algún camarero simpático pero… a mí desde luego nunca me ha tocado. Por el contrario, el servicio que he visto siempre ha sido más bien seco, algo lento y no especialmente eficiente. Aunque también es verdad que no ha sido malo, así que quizás sea tan sólo una percepción basada en el contraste entre lo que prometen por su eslogan y lo que encuentras realmente sentado a la mesa.
Si hablamos de la otra especialidad de la casa, el pescado, tampoco podemos decir gran cosa. El menú es variado pero muy normalito. Todo lo que he pedido por aquí alguna vez (chanquetes, adobo, puntillitas, chocos fritos…) ha estado rico, pero sin más. Le daría un «bien» que quizás llegaría a «notable» si la ubicación del lugar, que algunos viajeros pueden encontrar cómoda por su proximidad a Santa Justa, no fuera también un punto negro debido al jaleo y enorme ruido exterior que hay siempre en este cruce, que hace que estar sentados en sus mesas de fuera sea un verdadero estrés.
De precios no está mal. En la media como el resto de factores. Un sitio OK para andar de paso, pero nada super interesante para volver si no te sueles mover por la zona.

Supongo que es uno de esos bares que tienen afluencia de gente sólo por su ubicación privilegiada… porque lo que son las comidas no es que sean especialemente exquisitas. Es un sitio bastante normalito. Nada fuera de lo común.
Lo único bueno es que es muy amplio, tanto por dentro como por fuera, lo que hace más fácil coger mesa. Pero claro esto depende del día de la semana, porque los fines de semana se llena y a veces resulta muy complicado. Además es una de las cosas que más me gusta: su amplia terraza.
Y me llama mucho la atención ese cartel que pone: ‘Especialidad en simpatía’, porque no es del todo cierto. Depende mucho de quién te atienda. En general tienen un trato basante normal y nada fuera de lo común.

Si le pones a un sitio «especialidad en simpatía» te tienes que buscar empleados MUY simpáticos. No te vale con personas que te traten normal, ¿no? Digo yo…
Es que soy muy de pensar que si la gente te sonríe, te alegra un poquito más el día, y entonces me fijo en esas cosas.
En este sitio te tratan normal, muy normal vamos. Son simpáticos normales, no especialistas.
En fin, más que nada he desayunado aquí. Claro, está Santa Justa en frente, llegas muerto de hambre de un viaje largo, y lo único que quieres (y más si has pasado la noche en vela como la última vez que fui yo) es una tostada y un café.
Están ricas las tostadas, eso sí. Y el precio es bastante normalito, sobre todo teniendo en cuenta esa maravillosa afición por subir los precios en los establecimientos cercanos a estaciones de transporte, ahí, para fastidiarte encima de que llegas o te vas sin mucha pasta.
Si llegas o te vas desde Santa Justa, es buena opción para parar.

Frente al Sato Sport, en la calle José Laguillo se encuentra el bar restaurante Carlos Alberto, donde tal y como dice su marca de la casa son especialistas en simpatía.
En este restaurante casi siempre hay gente, eso se debe principalmente a su posición privilegiada frente a Santa Justa y a su gran terraza.
Es un sitio de desayunos, y de comidas, principalmente de menú del día (que es muy económico) y de tapas. Un sitio muy de fritos donde está a mi juicio especialmente bueno el bacalao con pisto. Algunos platos si es cierto que me ha parecido que tenían un exceso de aceite.