Personalmente, aunque este sitio está en mi propio barrio no me gusta nada(sólo se libran algunos pastelitos y las tostadas de jamón) El personal me hace sentir incómoda, hay veces que parece que le molesta que estés allí. Es un sitio muy muy ruidoso, siempre que he ido la televisión está puesta con el volumen casi al máximo y no puedes ni mantener una conversación con quien te acompañe. Desde hace tiempo no voy, hay sitios más agradables que este.
Jacinto B.
Classificação do local: 4 Sevilla
Campani es uno de los puntos calientes de la barriada de El Trébol, y tengo que reconocer que uno de mis preferidos. Para empezar, es muy, muy difícil encontrarlo cerrado, así que en realidad tiene una función para cada hora del día. Los desayunos son espectaculares, creo que las tostadas son de las mejores que he probado nunca: mi favorita, con pan de Alcalá y jamón serrano cortado en el momento a tu vista, la mantequilla ligeramente derretida y cortada en diagonal. El café es bastante fuerte y también tienen zumo de naranja natural, que te ponen en vasos grandes. También funciona como desavío y puesto de chucherías, así que en cualquier momento tu madre puede mandarte a por algo que le falta o se le ha olvidado; además de tener un chorreo de incondicionales a todas horas por los mismos motivos. Una de sus especialidades es que hacen tartas de cumpleaños por encargo: muy, muy buenas las de yema tostada; y la empanada, también por encargo, no se queda atrás. Llega la hora del cafelito de después de comer y el local se llena del público de siempre, y aunque reconozco que el trato no es el mismo si no eres de esos incondicionales(algo que se debería mejorar), se crea un ambiente bastante familiar, en algunos momentos casi sacado del neorrealismo italiano mezclado con Los Morancos. A mí me encanta. Los pasteles están buenísimos, al igual que las tartas, ya que tienen obrador propio, y para cuando llega el verano, también tienen helados que puedes tomarte dentro o en la terraza, que es perfecta para compartir unas cervezas con los amigos cuando cae la noche. Y pá casa, que ya es hora.
Carmen C.
Classificação do local: 2 Sanlúcar la Mayor, Sevilla
Esta cafetería ha sido frecuentada por todo ser viviente de los alrededores, a veces, todos a la vez concentrados en el mismo sitio. Yo, personalmente, he ido muy pocas veces, no me gusta. Es demasiado escandaloso y tampoco es que tenga nada del otro mundo. Una cafetería con pasteles y tartas, pero que tanto si te sientas dentro, como si lo haces fuera, hay escándalo y griterío. Allí no se va a tomar café tranquilamente. Los pasteles son como los de cualquier otro sitio, el personal nada agradable, y el establecimiento en si muy agobiante. No entiendo como sigue manteniéndose después de tantos años.
Clara M.
Classificação do local: 3 Sevilla
Un negocio de barrio, totalmente. La cafetería Campani lleva ofreciendo cafés y pastelitos a los vecinos de Amate desde tiempo inmemorial. La crisis ha vaciado ligeramente su terraza, pero la clientela de siempre permanece fiel. Precisamente esa antigüedad ha hecho que surjan en torno a la pastelería leyendas urbanas sobre la salubridad del sitio y la calidad de los ingredientes… Nadie se las cree realmente, eso sí, y la gente sigue consumiendo tartas de cumpleaños y palmeras a diestro y siniestro. Sobre las tartas de cumpleaños, un amigo me contaba hace poco, traumatizado, que una vez su madre encargo la tarta de cumple allí. El día acordado, cuando fue a recogerla, la tarta no estaba. ¡La habían olvidado! Esa puede ser una de las razones por las que el Campani no atrae a más clientes. Aunque se vuelcan con los habituales de toda la vida, son menos atentos(a veces rayando lo desagradable) con el resto. Pero ahí seguirán mientras aún tengan un ejército de fieles seguidores comedores de hojaldres.
Marta G.
Classificação do local: 5 Sevilla
El Campani, el mítico Campani. Creo que desde que vivo en Sevilla no ha pasado ningún año sin que haya comido algún pastel o tarta de esta cafetería y pastelería. Me ha acompañado en distintas fases de mi vida, desde la adolescencia cuando el grupo de amigos pasábamos tardes enteras dentro merendando y charlando a voz en grito hasta ahora, que cada vez que vamos a ver a mis suegros les llevamos unos pastelitos de allí, alguno de ellos sin azúcar para el padre de mi chico. El espíritu de este lugar no ha cambiado, un trato agradable, familiar, con un algo especial que te hace querer volver una y otra vez. No sé, la mujer te trata como si fueras uno de sus muchos hijos-clientes que van allí cada día. Y es genial porque hasta se acuerda de ti de una vez para otra aunque hayan pasado meses. Además, Campani se adapta al día que tengas. Que si quieres tomar el aire te pones en la terracita y si te apetece estar más recogido te metes dentro. A mi me gusta más dentro, tiene más carisma el ambiente. ¡Ah, bueno! los precios. Geniales, de barrio, e incluso diría que bajos para la calidad de sus productos. Si bien es cierto que dejé de ir una época porque me pareció que habían incrementado las tarifas, ahora será por la crisis o lo que sea están otra vez como siempre: a precio de adolescente. No creo que haya nadie en toda la barriada de El Trébol que no conozca el Campani ni haya degustado alguna vez sus pasteles que, dicho sea de paso, son maravillosos.