Pyues una de esas bodegas sevillanas con más de cien años a sus espaldas. La verdad es que lo que hicimos fue tomar unos vinitos dulces, unas cervecitas y un par de tapas pero todo estaba genial. Tengo que decir que las tortillitas de bacalao están al nivel de la abuela más experimentada, me parecieron simplemente exquisitas. Nada caro para estar a la espalda de la Avebnida de la Constitución.
Patri A.
Classificação do local: 4 Sevilla
Cruzar la puerta de las Bodegas Díaz Salazar es entrar en un túnel del tiempo, te transporta 40 años atrás. Sólo he estado una vez en esta bodeguita del centro tomando una cerveza pero no podía quedarme sin compartir con toda la comunidad Unilocaler el descubrimiento de las tortillitas de bacalao de este lugar. Buenísimas es un adjetivo que le hace poca justicia. Tortillitas auténticas, caseras, con el sabor de la cocina de madre o mucho más, de abuela!!! Si pasáis por la puerta, no os quedéis sin probarlas ;)
Pablo C.
Classificação do local: 4 Sevilla
A esta bodega me llevó por primera vez mi amigo Gerardo cuando no llegábamos aún a los veinte. Para mí fue descubrir otro mundo, el de las bodegas clásicas sevillanas. Por aquel entonces aún tenía parte del suelo de albero y mantenía una vetusta oficina donde imagino que despachaban vino. Sus enormes tinajas al fondo y sus ocho dedos de polvo lograban que el tiempo se parara, atrapado entre tanta mugre. De comer sólo ponían aceitunas y montaditos. De beber, Valdepeñas y cerveza. Y entre la cerveza, Voll-Damm de barril. Luego la rehabilitaron y se perdió parte de esa esencia. Solaron todo el local con mármol, desapareció la oficina y en su lugar pusieron una cocina e hicieron unos baños adaptados a los tiempos modernos donde ya no hace falta entrar de canto. Mantuvieron eso sí, la magnífica barra de madera y las tinajas del fondo. Ya ha pasado algo de tiempo desde entonces y el polvo y la humedad han conseguido devolver parte de la pátina que se fue. A mí me gusta porque casi siempre hay sitio al fondo, porque es como volver un poco atrás en el tiempo, porque está lleno de recuerdos, porque es un sitio agradable donde conversar y por encima de todo, porque siguen poniendo la Voll-Damm de barril, que al menos que yo sepa no la ponen en otro sitio de Sevilla. La cocina es del montón, ni insulta ni enamora. La ensaladilla es prescindible y puestos a pedir, siempre recurro al pinchito, que aunque un poco pequeño, está bien aliñado. El camarero es serio pero un gran profesional, con aire de tabernero francés líder de la Resistencia en la sombra. Seguro de que mozo se las llevaba de calle. Le preguntaré uno de estos días, lo prometo.
Francisco R.
Classificação do local: 4 Madrid
Una taberna de esas centenarias, de esas de las que pocas quedan ya, de esas que escriben la cuenta con tiza en la barra y que te sirven un cocacola grande. Una taberna con tinajas enormes que alguna vez tuvieron uso, que alguna vez escondieron a alguien… esta taberna o este bar de barrio tiene historias para dar y para tomar –algunas se pueden leer aquí y otras me las contaron en una noche de esas con recuerdo borroso-. Tienen botellas extrañas y cierta capa de grasa en algunas de las paredes prácticamente envueltas con carteles de semana santa. La cocina es efectiva: ensalada de la casa, basta, de aceituna grande y tomate cortado en cuatro partes, de cebolla y sal gorda. Los montaditos prensados en plancha de parrilla y los garbanzos en su cazuelita de barro. Aquí he visto comer, de domingo, a familias de 4 miembros y a vecinos comiendo ensimismados parejos en edad con el local. Yo, turistas, ni uno he visto. La experiencia merece la pena, el buche se llena rápido, el bolsillo permanece tranquilo. La tiza en la barra desaparece tras el barrido de un paño húmedo. Y me voy.
Paco P.
Classificação do local: 4 Sevilla
La primera vez que fui a la taberna Salazar, fue con unos familiares que me contaron un anécdota digno de ser traído. Válido para el guión de un capítulo de cuéntame. Resulta, que estos familiares, en su época estudiantil, allá por los mediados de la década de los setenta, vivieron un episodio de esos que desgraciadamente empañan ese tan bien considerado periodo de la historia reciente de nuestro país, lleno de claros y oscuros no siempre desvelados o recordados por nuestra querida sociedad. Un día de diciembre, de no recuerdo que año me dijeron, pero si recuerdo que ya había muerto el dictador. En la bodega Salazar se estaban tomando algo, poca cosa, un grupo de prógres barbados, cubiertos por sus ponchos y trencas. Cuando hacen aparición en la escena tres chavales de su misma edad, año arriba o abajo, que coincidían con el aspecto que en aquella época tenían los partidarios de la formación «política» fuerza nueva. Partidarios del continuismo franquista. La tensión contenida se mascó en el primer instante y no tardó en estallar. Ante las provocaciones de los tres fascistoides, hubo respuesta por parte del grupo que tranquilamente se tomaba una birra. El cruce de palabras e insultos de tipo político se cortó de golpe en el momento en el que uno de los jóvenes partidarios de Blas Piñar, sacó de su gabardina una pistola. Por lo visto la imagen del arma, causó que cundiera el pánico en el local, no hubo tiros. Se largaron al grito de Arriba España y Viva Franco. La denominada Transición española, ha sido uno de los periodos de mayor violencia callejera de nuestra historia sin contar con los conflictos bélicos. Episodios como este inundaron las calles del país durante aquellos decisivos años.
Berta C.
Classificação do local: 3 Sevilla
Quien haya leído más de uno de mis comentarios ya lo sabe: sí, a esta chica le gusta lo antiguo, bueno y un montón de cosas más porque no para de decir que esto le encanta, que aquello le chifla, que lo otro le apasiona… ¿Qué se le va a hacer? Una es una entusiasta :-) En fin, que como me gusta lo antiguo, y el vino(vamos, tomarme de vez en cuando una copita del bueno, no seáis mal pensados) pues me gusta la Bodega Salazar, con más de un siglo de historia. Es curiosa su decoración, con esas vitrinas de madera cargaditas de botellas, los cuadros con innumerables imágenes antiguas… No es el típico sitio que yo elija como primera opción, pero cuando estamos por el Arenal, los Coloniales está repletísimo, como siempre, nos ape algo para entonar el cuerpo(sobre todo en invierno)…, pues allí que acabamos del tirón. De «papeo» yo allí siempre tomo montaditos, aunque tengo entendido que son muy características las berenjenas de almagro y que tienen muy buenas tapas de cocina en general. Para los curiosos: por lo visto en esta bodega se celebraban tertulias del periódico«El liberal», así como reuniones clandestinas, por lo que fue cerrada por orden gubernativa en los años previos a nuestra democracia. O al menos eso he leído yo por ahí.
CRISTINA G.
Classificação do local: 1 Sevilla
Tengo muy mal recuerdo de este bar, una pena porque quizás me esté perdiendo una auténtica bodega del barrio. Acudimos un jueves por la noche porque el bar al que fuimos a cenar estaba hasta arriba y camino del Arenal encontramos esta curiosa bodega, totalmente vacía. Comimos unos montaditos y un vinito, nada exclusivo pero al menos teníamos algo en el estómago. Cuando llegó mi amigo, después de toda la tarde de vinos, le pidió al camarero en plan graciosillo, y el hombre que había estado comentando que llevaba muchos años allí trabajando y parecía agradable, cambió su rostro, y se enzarzarzaron a gritos en una discusión sin sentido. Lo que pretendió ser un chiste, cayó como un insulto. Por supuesto, nos fuimos rápidamente, porque aunque la culpa fuera de nuestro acompañante, tampoco la brusca respuesta fue razonable. Desde entonces, a causa de que había ido alguna otra vez a picar algo de pie y no me había gustado especialmente, no he regresado.
Óscar H.
Classificação do local: 4 Madrid
Esta bodega es una de las primeras que conocí en Sevilla antes de venirme definitivamente a vivir a aquí. Fue hace al menos 13 años, aunque bueno, esta taberna del Arenal lleva abierta ya más de cien años. Ahora, sin ser mi favorita es una de las que más cariño les tengo. Es una bodega con sabor antiguo, espaciosa, con parte de la decoración de la época. A pesar de ser de las más amplias suele ponerse también hasta la bandera. Es un sitio de vinos más que de otra cosa, y preparan buenas tapas. En esta bodega compré no hace mucho tiempo una botella de anís antigua cerámica con la reproducción de la Torre del Oro, me costó 16 euros, y tenía hasta los precintos de la época. Muy gracioso el camarero, fue pesando al vuelto todas las botellas que tenía en la balda para darme la más pesada, pues como el decía con el paso de las décadas, parte del contenido, aun estando precintado se ha evaporado.