Blanco Cerrillo

Entre la calle Pureza y Pelay Correa encontramos el Blanco Cerrillo, ventanales que dan a ventanas de las casas bajas del barrio y un ambiente familiar y de recogimiento que a mí al menos me gusta, porque este bar tiene mucho sabor, y del bueno.
La calle es prácticamente peatonal, por lo que no suele haber mucho escándalo en torno a él, cosa que es beneficiosa porque no hará falta hablar a gritos como sucede en otros bares aledaños a la zona.
Sus boqueroncitos en adobo están muy ricos, fuertes como a mí me gustan y su olor se perceibe desde la barra del local, también muy ricos los soldados de Pavía, y las gambas al ajillo, todo eso sin mencionar la buena carta de carnes que tiene también el local, aunque estando tan cerquita del río, a mí lo que me apetecen delicias salidas del mar.
Atrévanse a probar esta taberna.

Salimos de ruta trianera después del verano, un barrio que esconde tantas tascas y bares de nivel.
Y ya por la noche, los hombres querían ver al menos la primera parte del partido, así que recordé que una amiga me había hablado maravillas del Blanco Cerrillo para tapear y al entrar vimos que estaba puesto el fútbol, así que contentos unos y otras.
Tomamos diferentes vinos, queríamos probar como si fuéramos expertos en vinos, cuando en realidad sólo uno de nosotros entendía, y él fue quien confirmó que la calidad era superior.
Nos enteramos estando allí que entre semana con la primera consumición el guiso del día era gratis a la hora de comer.
Y he de decir que son muy activos en Facebook, de hecho ahora mismo tienen anunciado:
Ven y disfruta con nosotros del 2º ANIVERSARIO de Blanco Cerrillo Triana!!!
Cocido y Cervecitas para todos!
Además de un grupo de flamenquito!!!
Copas a 4.50 € !!
Y muchas sorpresas más!!!
Te esperamos el viernes 18 de noviembre al medio día! No faltes!

Hasta el día que lo visité, no sabía que este sitio contaba con tanta solera a sus espaldas, pero en otras ubicaciones de la ciudad. Este local es reciente en Triana y su estructura, no muy grande tiene la apariencia típica de un bar de tapas sevillano: sus mesas y sillas de madera y sus grandes ventanas.
En la mesa, es amplio el abanico de tapas que ofrecen. Yo me decanté por unos boquerones en adobo, que son por excelencia la especialidad de la casa; unas croquetas de salmorejo, que reconozco que no me hicieron mucha gracia; y un magnífico revuelto de bacalao.
Aunque la comida estaba buena, recuerdo como si lo estuviera viviendo ahora mismo, el calor que hacía allí, y eso que era de noche y en octubre, pero se estaba mejor en la calle que dentro, la pena es que no tuviera terraza.