Bicicletería

Wahrscheinlich sollte ich hier nichts schreiben, um nicht Berliner Touristen in Heerscharen anzulocken. Aber trotzdem…
Im Prinzip ist der Laden wie eine umgebaute Garage, in die jemand eine Bar reingequetscht hat. Ok, es war halt ein Fahrradladen, so wurde mir erzählt. Wenn ich ohne ortskundige Begleitung gewesen wäre, hätte ich das auch nie gefunden. Normalerweise muss man wohl klingeln um rein zu kommen. Wir haben einfach die Tür aufgedrückt.
Die hier angegebenen Öffnungszeiten sind ein Witz, denn ich war da nachts drin. Ich vermute, das macht so nach Lust und Laune auf. Drinnen: sehr entspanntes, auch geselliges Publikum.
Für verschreckte Zeitgenossen ist das hier nichts. Auch deshalb nicht, weil das «Schloss» der Toilettentür in einer Kordel besteht, mit der man die Tür zugezogen hält…

Aunque el sitio esté muy bien situado, pongan buena música, la decoración interior sea genial, incluidas las mesas y las sillas, todas diferentes pero que quedan bien entre ellas, no sé que tiene que no acaba de conquistarme.
Supongo que, por un lado, al no ser exactamente lo que se suponía que iba a ser, un centro cultural, con conciertos, exposiciones… y al final algún que otro día sí que se encarga de estos menesteres… pero, ¡a ver si te enteras! Porque como es un bar sin horarios es imposible ni quedar para ir allí ni saber qué ofrecen esta semana como alternativa cultural.
Las bebidas son baratas y con el rollo del cartelito de «asociación bla, bla, bla» en la puerta la gente acaba hasta fumando prácticamente dentro. Aunque eso podría ser un punto a su favor, teniendo en cuenta que soy fumadora, pero volví a casa con un pestazo a tabaco que me recordó a los viejos tiempos…

Siempre había pasado de largo por este bar, pero me había llamado la atención la gente arremolinada frente a la puerta. Algo tendrá, pensé.
Llegó el día, siempre llega, solo hay que tener paciencia, que quedé con un amigo por la zona y nos decidimos a ir a este bar. Estaba bastante animado, un espacio pequeño pero con una barra rectangular que invitaba a tomarse algo y charlar con el de al lado. Nosotros nos sentamos en una pequeña mesita que hay en la puerta, dónde ponen algún tipo de estufa, lugar ideal para fumadores. El ambiente me pareció como el de un sitio que lleva abierto muchos años, o un local que estaba esperando mucha gente que abriera para poder sentirse como en casa.
Es cierto que no se sabe cuando va a estar abierto o cerrado. A mi también me comentaron que era una asociación, fórmula común en estos tiempos a la hora de abrir un local para abaratar gastos. La cuestión, paradigmática para la economía nacional y transportable a otros tantos sectores es: somos unos piratas y buscamos los recovecos legales para no pagar impuestos, o la estructura financiera administrativa está mal hecha pues sólo te ponen obstáculos y trampas económicas a la hora de emprender algo.
Hay de todo, pero yo creo que pesa mas lo segundo

Me encantaría que hubiesen vuelto a abrir, porque la bicicletería es un bar en el que, como han dicho por ahí, te sientes como en casa. En una casa un poco caótica y en la que ha faltado pasta para los acabados más cucos, pero eso lo han suplido con personalidad y el buen humor que transmite el sitio.
Ha tenido momentazos, yo he estado por allí con aquello lleno a rabiar, gente en la calle, fiestas, tocatas más o menos improvisadas, … siempre con muy buen ambiente. También he ido a horas tempranas de la noche o al caer la tarde, sentándome en la puerta con un botellín (fresquito y barato) o quedando con alguien en el interior, plan más íntimo.
Son una gente especial, de eso no hay duda. Empezaron con la Vaca Mariposa en la calle Joaquín Costa, y desde ahí a la Bicicletaría también han pasado por un local en la calle del Ítaca a donde había que llamar para subir y sólo habría de madrugada.
En la Bicicletería, la hora del cierre, la orquestaban a menudo en plan fin de fiesta, poniendo a Sinatra e invitando a la peña a cava para brindar.

La Bicicletería, ese gran misterio. ¿Está abierta, está cerrada? Vamos a dilucidar la cuestión.
— Primer Acto: La Bicicletería abrió hace un tiempo con vocación de convertirse en un antro que sirviera de refugio a bohemios, culturetas, gafapastas y otros animalejos. Organizaban conciertos de gente desconocida y modenna, abrían cuando les apetecía y ponían cafeles buenos.
En esta situación me fui yo a los Parises de la France.
— Segundo Acto: Mientras estaba yo en Franchutelandia, me dijeron que, oh miseria, oh desgracia, La Bicicletería había cerrado. La cosa estaba relacionada, dicen las malas lenguas, con una multa que les habían puesto por dejar fumar dentro habiéndose puesto en marcha ya la ley antitabaco. Los dueños, me dijeron, no tenían la pasta suficiente (ni las licencias, dicen…) y pegaron el cierre.
Así se quedó la cosa hasta mi regreso a Hispania, patria querida.
— Tercer Acto: Cuando volví a principios de este verano, me dijeron que habían vuelto a abrir, pero como asociación. Sólo podían entrar socios, pero hacerse socio no valía dinero. Así se ahorrarán licencias, me supuse. Me pasaron incluso el formulario para hacerse socia, pero nunca llegué a ir.
En esta situación estaba cuando leí por aquí que La Bicicletería estaba cerrada.
— Final: Peeeero hace unos días, en el Intr: muros, una amiga que tocaba allí me dijo que seguramente daría un concierto en La Bicicletería dentro de poco, que los martes hacían concierto. Concluí para mis adentros que el local estaba abierto. Pero nunca he visto la persiana subida desde entonces…
Así que nada, os invito a pasaros y terminar de resolver el misterio. El sitio, abierto o cerrado, lo vale. *
*Los horarios son totalmente orientativos, lo aseguro.