¡¡¡Pavía, pavía, pavía de bacalao!!! A pesar de que en los últimos tiempos ha cambiado de dueño, eso no ha hecho que cambie la calidad de su tapa estrella para mí, la pavía de bacalao. «Tita ¿habéis cenao? Que estoy en Benito, pá llevarte unas paviítas». En mi familia somos«fans». Un mediodía de verano llegamos con mi hermano y ganas de comer, al rato salía yo de viaje para Almería. Soltamos los bártulos, pedimos el tinto y me da por mirar el billete ¡¡¡Ay, recoged que el tren sale en quice minutosssssss!!! Allí se quedaron los tintos de verano y nuestras ganas de tapeíto. Benito es uno de los bares de toda la vida del barrio del Tiro de Línea. Con sus mayores fijos, mucha gente de la Hermandad de Santa Genoveva y su cuenta apuntá con tiza en la barra. Y la imagen hecha de azulejos de la Virgen de las Mercedes en la fachada, con motivo del vienticinco aniversario de su Coronación.
Lucía V.
Classificação do local: 3 Sevilla
Pues sí, menú en la línea de tropecientos bares sevillanos y precios económicos. Yo acabo de conocerlo y no me parece mejor(ni quizás tampoco peor) que el Molina, aunque como han dicho por aquí, le precedía más fama que a aquel. Las pavías, esa especialidad tan poco saludable de la cocina tradicional que a mí, por cierto, me pirran, les salen muy bien. Y últimamente, tanto aquí como en el Molina, que está a dos pasos, puedes disfrutar del inigualable talento musical de un gitano del barrio éste o del de más allá, que vestido de gala y dándole vueltas a la guitarra igualito que Peré, te ameniza quieras o no la comida. La verdad es que el hombre se lo curra, le pone pasión y entrega, y aunque yo no sea mucho de rumba y menos de sevillanas, el otro día se marcó un par de Manzanita que le salieron redondas.
Laura S.
Classificação do local: 3 Sevilla
Cuando nos mudamos al Tiro de Línea, Ale nos habló del Bar Benito. Su padre se lo había recomendado. Aquella conversación me volvió a la memoria, cuando una mañana me encontré con Emilio, un señor del barrio de toda la vida, que me saludó de manera apresurada porque había quedado con su familia para comer en el Bar Benito, se despidió diciéndome«se come muy bien, niña». Se refería al mismo bar que el padre de Ale le había recomendado. Ya eran dos referencias del mismo bar, el siguiente paso era ubicarlo físicamente en el barrio, lo cual no fue complicado, pues el bar Benito hace esquina con Almirante Topete, la calle principal. Sólo no quedaba abordarlo un día. El bar tiene una buena buena terraza, y dentro sólo se instalan en la barra los parroquianos. Las primera vez llegué con muchas expectativas y me pareció que su comida no se salía de la media. Pero esta sensación se me ha repetido en todas las ocasiones que he ido al bar. Me parece un bar normal, que si destaca por algo es por los detalles que tienen con sus clientes. Al final de la comida siempre ofrecen un chupito junto a un pequeño bombón helado. Algo que lo diferencia de los bares, que siendo tan normales como éste, son frecuentados por muchas más personas.