Alfonso

Parece que cuando al fin cumplí los dieciocho les da por empezar a pedir 21 años para entrar… Perfecto. Por no mencionar que este año sólo he ido una vez, y no volveré más, por como se peta aquello. Se pasaron con el aforo muchísimo y eso era insoportable. Por otro lado, los precios son desorbitados y varían de una persona a otra sin sentido. A lo mejor un día entras gratis y otro te piden 10 € para entrar con una copa.
Pero sin duda, lo peor de todo son los baños. Yo no sé como no había chicas desmayadas. Esperamos una cola kilométrica que bajaba al sótano el cual no tenía ningún tipo de ventilación (¿eso es legal?), lo cual se debía una vez más a la cantidad de gente muy por encima del aforo máximo. Son cosas que hacen que no merezca la pena esperar la cola de fuera que llega casi hasta Bilindo, con la gente borracha empujando, todo un show. Además, si quieres salir a respirar, no te dejan volver a entrar, y no te molestes en pagar un reservado porque están en medio del pasillo por donde pasa todo el mundo.
Alfonso este año ha sido una completa basura, y yo el año pasado era fan total de este sitio. Pero claramente voy a ir a otros a partir de ahora.

De lo peor en terrazas-​discoteca. Malísima atención, precios altísimos, camareros/​as sin educación y copas de m… De mejorable presentación…
No volveré.

Una de las tres discotecas-​terrazas de verano que hay por el Paseo de las Delicias, insertadas en el Parque de María Luisa.
En especial, las veces que he salido por ahí solo he ido a esta, así que no puedo comparar con las otras dos. Es un lugar en el que te cobran de ocho a diez euros por entrar y beber una copa, que no suele ser rácana ni de marca mercadona. Un lugar atestado de gente joven, especialmente universitarios, por lo que no suele haber mal rollo. La música es la que pega actualmente, ese estilo latinito que solo se aguanta con alguna copa encima… Pero en fin, si una noche decidís salir a divertiros los compañeros de clase, puede «soportarse» esto un rato.
Cuidado con que el sitio esté lleno de gente a veces (alguna ocasión he dudado de que el aforo se respetase, pero la gente suele entrar y salir con relativa asiduidad) y, en ese sentido, ojo a los aseos, que están soterrados y a más de uno le puede causar un despertar de la claustrofobia si están muy petados.
Antes de acabar, simplemente recalcar que, como discoteca, solo funcionan durante la temporada de verano, que suele abarcar desde abril-​mayo hasta octubre, por lo que en invierno búscate otras opciones… O bueno, ya lo harán por ti los relaciones públicas a los que normalmente es imprescindible acudir para poder entrar a estos sitios.

No soy yo muy de ir de discotecas… pero claro, siempre hay algún momento en el que tienes que «apechugar» y acabas entrando en un sitio de estos.
Era la noche de la pre-​cena de graduación (sí, es que en mi promoción tuvimos una «graduación gitana», tres días celebrando…) salimos del lugar donde habíamos cenado ya «contentitos» y estuvimos debatiendo un rato algún lugar al que pudiéramos ir todos juntos. Vamos, lo que viene siendo un sitio donde se quepa.
El caso es que quedaron en que nos viéramos en la puerta de este sitio para decidir si entrar (que digo yo. a los que nos llevaban «engañados» no hacía falta llevarnos a la puerta «por si…» pero en fin).
Allá que estábamos, más de 20 personas semi-​ebrias, muy bien vestiditas y muy contentas, hablando con los porteros y encargados para intentar que no nos cobraran por entrar. Lo más que conseguimos fue que nos hicieran un repaso visual de arriba a abajo para cobrar solo a los chicos y que dividiéramos el dinero que le cobraban a ellos entre todos.
Luego las copas, pues claro, es un sitio pijo, con lo que los precios son caros. Igualmente, el lugar está bien. Está bien situado. Es bonito. Pero ya está. Para mi gusto no tenía nada especial, ni las copas sabían distintas. No termino de entender que los botellines de Coca-​Cola y el ron de la marca que sea, cuyas botellas yo veo idénticas, tengan tanta diferencia de precio entre un sitio y yo. ¡Que yo lo que quería era estar con mis compañeros una última noche juntos!

Una de las grandes terrazas de Sevilla. Es muy conocida y uno de esos lugares perfectos en los que irse a bailar en temporada primavera-​verano. Es en esta temporada cuando se llena todos los fines de semana.
Fuimos hace dos años la noche de la cena de finde curso. Eramos un grupo bastante numeroso y nos dejaron entrar sin problemas. Cosa que me extrañó porque normalmente no dejan entrar a cualquiera. En verano es una de esas discotecas a las que me encanta ir, poque se está bastante cómodo. Puedes sentarte y bailar. La música es variada, y nada repetitiva como en otros locales.
El ambiente no es nada incómodo, porque los porteros tienen claro a quién deben dejar entrar y a quién no. He ido en varios cumpleaños y nunca nos han puesto pegas en la entrada. Bueno, recuerdo que una vez le cobraron la entrada a los niños que venían con mi prima y conmigo, pero es normal, porque ya se había pasado la hora que establecen para entrar gratis. La verdad, es una discoteca bastante recomendable.

Este lugar se transforma a lo largo del año dependiendo de las estaciones y el tiempo. Es una conocida discoteca durante los meses de calor, mientras que en invierno y primavera abre los fines de semana para tapitas, copas y café.
Algunos domingos cuando hemos dado un paseo con la familia hacemos la parada del café en su terraza, que está dentro del Parque de María Luisa, en la Plaza de las Palomas. Los precios, como los de su vecino Bilindo un poco más caros de lo normal, por aquello de las vistas y de lo codiciado del sol en los días de frío.
En verano el ambiente del Alfonso es un poco más informal que el de Bilindo y si vas sin tacones o con botines, seguramente te dejarán pasar. Suele haber celebraciones como cumpleaños y despedidas de soltera.