Alarcón

Lo que es tener dinero, vine aquí hace poco con una de mis más afortunadas amigas, se sacó las oposiciones hace algunos meses y está trabajando en un colegio de Carmona. Cada vez que cobra un mes su salario de funcionaria se concede un pequeño capricho (y que conste que me parece una idea estupenda). El último se lo concedió en este local enorme de la calle Feria donde venden muebles y objetos de decoración de interiores.
Yo había pasado muchas veces por delante de este negocio pero nunca había entrado. Mis ojos tienen un músculo de reflejo para no fijarse en las cosas que no me puedo permitir. Una vez dentro debo reconocer que el mobiliario me pareció demasiado lujoso para mi gusto, había muebles que me recordaban mucho a los escritorios y sillones antiguos que suele haber en las consultas de los médicos.
El local es enorme, ocupa varios números de la calle, y hay muchísima variedad, los precios son bastante altos pero se nota que todo está elaborado en material de primerísima calidad. Las lámparas y los adornos que vi me parecieron una auténtica preciosidad, en especial el que se compró mi amiga, un circo en miniatura con luces de colores y con las figuras de su interior que se movían dando vueltas. Costó 300 euros, tendría que haber hecho magisterio y sacarme unas oposiciones.

Lo más bonito de la tienda es el tiovivo. Porque los muebles son… Bueno, no es mi tipo de decoración ni mucho menos. De maderas nobles, si quieres, caros y de calidad. Vale. Pero, para mí, feos. De decoración recargada, oscura y agobiante. Nada de diseño moderno, vamos. Madera tallada y tapicería.
Pero tienen el tiovivo. El tiovivo que no compra nadie, porque está en venta en el escaparate toda la vida. Quizás nadie lo compra porque se ve el precio. Y claro, el precio… Además, ¿dónde metes tú un tiovivo, por muy a escala que esté, en tu casa?
Además que el tiovivo no casa nada con el estilo de decoración de la tienda. ¿Es una seña de identidad?¿Alguien se enamoró del tiovivo en esa tienda y secretamente no quiere venderlo? Ah, misterios. El misterio del tiovivo.

No puedo evitarlo, me encantan los tiovivos a tamaño normal, a escala maqueta, de juguete. Y nunca había visto tantos juntos. El escaparate de esta tienda es un desfile de atracciones en tamaño reducido. Se me cae la baba cuando paso por aquí. No sé si los tienen así expuestos para atrapar las miradas de los viandantes o para presumir de decoración original. Sea como fuere, aquí que entré yo atraída por esa nota de niñez que quedaría a las mil maravillas en un rinconcito de mi habitación. Como era de esperar, el precio me echó un poco para atrás, así que me quité con algo de desaliento aquella mágica compra de mi cabeza.
En el rato que estuve en la tienda pude comprobar que están dedicados a la fabricación propia y venta directa de todo tipo de muebles clásicos y modernos en general. Pero además disponen de un surtido de objetos decorativos con un diseño propio. Y es que esta empresa lleva más de cincuenta años en pie. Hoy la disfrutamos en la popular calle feria en plena zona de la Macarena.
No te puedes ni hacer una idea de lo inmensa que es la tienda por dentro, cientos de metros cuadrados de exposición, dedicados al gusto por el mobiliario más selecto. Tenían muebles en madera de caoba, cerezo, nogal, etc., tresillos, una amplia gama de tapicerías, sofás que te invitaban a sentarte durante medio siglo. Igualmente tienen un taller de reparación por si algún mueble al que le tengas especial aprecio se te estropea. Había algunas ofertas bastante considerables. Me enamoré de una butaca relax que costaba 600 euros y la habían rebajado a 400. Pero tuvo que ser un amor pasajero, porque a mi cartera no le pareció nada atractiva.
Me fui de allí sin quitarle ojo al tiovivo, pensando en lo coqueto que quedaría en ese rincón de mi habitación que aún conserva la inocencia de mi niñez.