La Conveniente

Precioso y turístico local. Realmente han conseguido mantener la esencia de una bodega antigua, tanto por el mobiliario, como por la luminosidad. Este sitio lo elegimos por ser uno de los que más reseñas tenían en Unilocal.
Fuimos a tomar algo para cenar. Lo primero que llama la atención es la estética del local y como otros compañeros han señalado, el sonido de un piano. Las notas que provienen de un altillo le dan una atmósfera especial a este sitio.
El local se divide en un par de salones, uno de ellos es una especie de galería o vagón de tren, realmente bonito. El otro está justo debajo del piano. También se puede tomar algo en la barra, preciosa por cierto. Hay muchos camareros y el servicio es verdaderamente rápido.
Pedimos media ración de empanadillas de bonito y una ración de queso picón. Las empanadillas no estaban muy allá, no voy a decir que eran congeladas, pero daba esa impresión. Eso sí, el queso era gloria bendita y la ración muy generosa. También es verdad que es uno de mis diez quesos favoritos españoles, y me lo pongan como me lo pongan, siempre caigo rendido a sus pies.
No le he puesto otra estrella por varios motivos. En primer lugar porque la iluminación provocaba algo de calor, por otro lado, no tenían rabas y reconozco que fue un golpe bajo para mí. Otro aspecto a tener en cuenta es el que comenta Mery R., sales con un olor a fritanga importante.
Buon Appetito.

Me alquile un apartamento en Santander para un curso, que estaba justo a dos portales de la Conveniente. La primera vez pasé de largo, estaba cerrado y no me di ni cuenta de lo que era. A la noche, volví a pasar por la puerta y al estar abierto, me llamo la atención el interior. De repente, uno de los camareros, me dijo, te apetece cenar algo … si me lo dices así claro!
El sitio es realmente bonito, han debido conservar todas aquellas partes conservables (rollo bodega o colmado) y con una luz adecuada … el resultado es bonico.
Era hora de cenar y un tío tocaba el piano. Decin que si mucho frito y tal, … yo la verdad es que pedí quesos de la tierra, unas anchoas y una tabla de morcón. todo delicios y en grandes raciones.
Se lleno hasta la bola en un minuto.

This places breaths history and decadence. It’s is exactly like it was 80 years ago. Where you had luxury before now it’s a nice and charming old school Bar. The vibe is terrific, when we got there there was a piano player on an upper stage in the main room. You have a lobby with the bar that it’s followed by a main room, with plenty of tables. There is also a little glass room inside the lobby where you can also seat. The Menu is mainly composed by cold cuts, cheese and wines. We got some goat cheese in oil (be careful, it is really tasty, if you never tried before you will be hooked) and red wine. It was a delightful experience, for our five senses. I will recommend this place to anyone staying in Santander.

El lugar es precioso, acogedor, limpio, una auténtica bodega y además se está fresco. La atención es buena y cercana, la verdad que para el lío que suelen tener, lo hacen muy bien. La comida es prácticamente entera de fritangas y luego hay raciones de embutido y quesos. Ea decir, está rico pero para llenar el buche. Nada de delicatessen. Las raciones son enormes, si sois 2 – 4 pedid media de cada, mejor. La cecina muy rica. Suele tocar un pianista para amenizar la cena. In-​conveniente: sales oliendo a comida.

Uno de los clásicos de Santander para ir a cenar con amigos. Es muy barato y la comida esta bastante bien. Eso sí, las raciones son enormes así que mejor pedir medias y probar más cosas.
Los fines de semana un pianista ameniza la cena.

La Conveniente is a cool place. It excels in its ambiance as it is in an old bodega and there are many old bottles of wines and spirits on display.
Sometimes there is a piano player, which really makes the place interesting.
They have a really cool seating area just across from the bar. It’s a faux restaurant inside of the restaurant complete with walls, glass windows, and doors.
However, they don’t do pinchos, so it’s not the ideal place to grab a snack and move on. Be prepared to either have just a drink, or be seated for a menu item. Their food is good, but a bit overpriced. If you get something, go for the morcilla (blood sausage).
My biggest knock against this place is that when there is no piano playing, it’s as quiet as a museum, which takes away from the intimate feeling.
It’s worth checking out, especially if you have a large group and it’s on a Friday or Saturday night.

This is a great, fun, casual place. Press meats and wine to die for. Can’t go wrong.

Fui en un viaje relámpago a Santander y una amiga me llevo aquí. Pero que bonito lugar! De esos de antaño que todavía conserva y muy bien el ambiente, la nostalgia y alegría.
Ordenamos tabla de quesos y jamón, también unos huevos pochados en salsa bechamel (mi fave) y deep fried. Pero que delicia!
También ordenamos los Rollos la conveniente, exquisito! Con jamón y queso
Para tomar, sangría, en su punto!
Una increíble experiencia ya que para acompañar delicioso festín, hay un pianista! Tocando melodías que te harán feliz con cada bocado de jamón o queso :)

Pendant mon séjour à Santander, j’y suis allé 3 ou 4 fois, l’ambiance était sympa et le piano, c’était magique!

Great place for a group of friends out. Really good food, at good prices and big portions.
This is a typical place in Santander, very casual and with a great Spanish atmosphere, where there are big tables with benches and you set together with other parties.
In the entrance there is a large bar area, and at the back is the eating area, with a live piano playing in the background, but this does not make the place smart, honest!
It ALWAYS is very busy, so be prepared for a queue. Now, after the wait is be seated, order, eat, pay and out. That is how it works, no coffees or desserts or anything of the sort.
Try a mixed platter of their ‘fritos’, it is their signature dish, yummy! Also, their red peppers with tuna are great… well, everything is.

Una de las bodegas más antiguas de Santander situada en el centro de Santander y en la misma zona de marcha, por lo que lo mejor es comenzar con una cena aquí para seguir la marcha en la misma zona.
La decoración se caracteriza por grandes toneles, vigas de madera, techos muy altos, mesas de madera con bancos corridos
Además, la cena es amenizada por un pianista que se situa en la parte alta del local a partir de las 10 de la noche.
En cuanto a la comida increibles las croquetas de las abuelas, una cecina en aceite de oliva virgen, pimientos caramelizados, tablas de quesos, de embutidos, de fritos, de pimientos de padrón (sólo en temporada), además de una buena bodega podría tirarme un buen rato hablando de su excelente cocina!
Inconvenientes: No reservan mesas y te sientan por estricto orden de llegada (lo mejor es ir sobre las 9 o a ultima hora, sobre las 11), además no sirven postres.

Restaurante en plan de raciones, sobretodo frituras y embutidos.
Para mi gusto demasiado agobiante, siempre esta lleno y siempre ahi cola para entrar a cenar. Lo cual hace que vallan a batalla, no has terminado de cenar y ya te estan recogiendo la mesa para que te larges. Por otro lado te sirven rapido (supongo que para que te larges pronto).
El local es antiguo y mantiene la decoracion tipo bodega antigua.
Tienen un pianista, que viene a la hora punta de la cena, buena tactica (para que te larges pronto) pues la musica y que toca no es tranquila y agradable precisamente, sino mas bien martilleante.
Asi todo la comida esta muy buena, buena relacion calidad precio, y raciones bastante generosas.

Antiquísimo local que casi no debe haber sido reformado. Es una pieza de museo: pinturas borrosas, un precioso comedor de madera, olor a vino incrustado en sus estructuras de piedra Tiene poca luz y eso nos hace imaginar lo lúgubres que debían resultar hace 120 años las tabernas, lugares turbios por tradición.
Su especialidad son los vinos, pero las raciones, tapas y platos tampoco tienen desperdicio. Además, tiene música de piano en directo sin resultar por ello un bar estirado.