¡Qué buena elección parar en el pueblo de Potes cuando fuimos al teleférico de Fuente De! Entre tanto restaurante no sabíamos donde comer. Al final nos decimos por este y lo cierto es que por 10 euros comimos de maravilla. Nuestro primero y nuestro segundo a elegir entre cinco platos diferentes a cual más rico, el postre y un vinito que no estaba nada mal para ser el que te ofrecen con el menú. El local tiene pinta de ser familiar, nos atendió un hombre muy majo, que nos sirvio de maravilla y rápido. Desde luego si alguna vez vuelvo por la zona elegiré este restaurante. Además el flan de huevo(¡casero por supuesto!) fue lo que terminó de poner la guinda al pastel de esta maravillosa parada.