Fuimos con unos amigos que dijo uno de ellos, vamos al Viriato, que mi me gustan los bares cutres(pero con cariño). Y efectivamente, su decoración no es del todo moderna, de hecho es de la época del mundial de narajito. Pero es de los que me gusta, fuera de moderneces y esas cosas que están de moda. Botellín con dos tapas, nos pusieron unas albóndigas muy buenas y unos pimientos de padrón, los precios normales de un bar, raciones baratas, pero que no tuve el gusto de probar. Cuando estuvimos ahí no había mucha gente por lo que se estaba de maravilla.
Paz R.
Classificação do local: 4 Madrid
Este sitio es guay. Es de esos que llevan ahí toda la vida dando buena cuenta del ir y venir de Madrid a través de sus gentes. Un cañita, por favor!!! Y… ¡Toma! Un par de aperitivos bien ricos. Esas albóndigas bien merecen la pena y, sobre todo, si van acompañadas de unos pimientos de Padrón que unos pican y otros no. Al ladito de todo y, a la vez, apartado del ruido. Este local es ideal para quedar y esperar mientras te juntas con toda la gente que hayas quedado. ¡Que no se pierda su esencia!
Carlos G.
Classificação do local: 4 Madrid
Lugar que parece que se quedó anclado en el tiempo. El mobiliario parece de ‘Cuéntame’, pero es lo que lo hace especial, y hace que no esté concurrido. Sólo por el bocadillo de lomo con queso merece la pena ir. Además, la cerveza es barata, y siempre la acompañan con alguna tapa. ¡Larga vida al Viriato!
Alo Z.
Classificação do local: 3 Madrid
Situado en pleno Lavapiés, en la Calle Ave María, entre restaurantes hindúes, kebabs, locutorios y locales tradicionales reconvertidos a modernidades cutres que duplican los precios solo porque es más chic. Es un local tradicional, un bar que está decorado y ambientado exactamente igual q lo estaría en el año 1988. Algo estrecho, pero alargado, con mesitas para sentarse y una barra eternamente grande. La cerveza es Mahou, que aunque no lo parezca no es la tónica dominante por Lavapiés, y la caña de un tamaño medio(no es el típico vaso pequeño) vale 1.30, igual que el botellín de Mahou roja(si es que eres de esos seres incomprensibles q prefiere esta modalidad de cerveza). Con cada caña ponen un par de platitos de tapa, por lo que casi que es mejor ir pocos y así tocas a más, porque la cantidad de tapa es la misma vayáis los q vayáis. Te ponen unas albóndigas excelentes, con una salsa q dan ganas de meter el morro en el plato y ahogarse ahí(dramatización). El punto fuerte, aparte de la calidad de la tapa, está en el precio de las raciones. El plato no es muy grande(tampoco enanos), pero los precios son de risa. osea de risa, oreja 2,95, bravas 2,10… en fin, parece que te están tomando el pelo, pero no es así. También bocatas a precios muy muy baratos. Si piso Lavapiés, procuro aparecer por allí.
Javier L.
Classificação do local: 5 Madrid
Viriato es de esas tabernas de toda la vida en la que apetece hacerse parroquiano. Un trato cercano y buenas tapas. Además no es muy tumultuoso, por lo que es perfecto para estar disfrutando de tu buena tapa de torreznos o del increible bocadillo de lomo con queso, que está buenísimo. Las cañas están a un precio fabuloso, 1,30.
Ana L.
Classificação do local: 4 Madrid
El barrio de Lavapies, a pesar de ser uno de los barrios más multiculturales de Madrid, consigue conservar intacto el alma castiza de la ciudad. El bar Viriato es uno de los exponentes que mantienen viva esta cualidad. Viriato es el típico bar al que denominaríamos alegremente bar de viejos y, como todos los bares de este tipo, tiene un aura especial que nos seduce y nos obliga a entrar cuando nos rugen las tripas o queremos saber cómo va Alonso. Es fácil comer en este sitio ya que, aunque no cuenta con restaurante, tiene un amplio surtido de pinchos y raciones, siendo la especialidad de la casa la tortilla; una de las más grandes que he visto y cuyo artífice, el cocinero Eugenio, se jacta de haberla cocinado hasta con 46 huevos, aunque lo habitual es que la haga con unos 36. Los precios son de los más baratos que he visto en la ciudad, las patatas bravas están a 2,10 € y un pincho de su enorme tortilla a 1,60 €. Los cubatas, que es fácil ver a varios parroquianos tomándolos cuando llega el horario nocturno, también están muy baratos, 3,75 € el de nacional y 4.75 € importación. Como digo, este bar rezuma cotidianidad, por eso, es habitual encontrar la típica película de vaqueros del mediodía puesta en la televisión mientras se toma el café de después de comer o a la misma gente de siempre viendo los partidos de fútbol de cada jornada, igualito que en casa.