Van Gogh Café

Café con leche a 1,60, no me terminó de convencer el sabor… Las mesas redondas tienen autoservicio lo que esta muy bien porque los precios son más baratos pero si el cliente cuando se marcha no colabora y recoge su basurilla mal vamos… Poca gente lo hacía y en el tiempo que estuve allí solo fueron una vez a hacer limpieza

Resulta complicado describir el Van Gogh Café. Cafetería, bar de tapas, restaurante, lugar donde tomar una copa… Su agradable espacio en el que abundan las imitaciones del pintor holandés es realmente polivalente.
Ubicado en el centro neurálgico del distrito de Moncloa, es punto de encuentro de universitarios, lugar de paso para pacientes de los hospitales cercanos, aula improvisada para profesores particulares de inglés, sitio donde cerrar contratos de alquiler… En resumen, un lugar lleno de vida.
No es un establecimiento barato, pero sus precios son bastante ajustados teniendo en cuenta el lugar en el que se encuentra, la amplitud del local y la calidad media de sus productos.
La última vez que estuve por allí, sus responsables habían puesto un tablón de corcho para que quien así lo desee cuelgue allí notas con sus momentos felices. «Vamos a ser padres», «me acaban de hacer indefinido» o «¡por fin he acabado la carrera» fueron algunos de los mensajes que leí. Salí con una sonrisa.

Buen sitio para comer. Menú muy rico y buen trato. Las tartas están muy ricas. El local está decorado con cuadros del pintor lo que lo hace atractivo, sobre todo, al lado de la ventana de la entrada.

Pues sí, esta fue la Cafetería Galaxia; un tipo de cafetería de gran tamaño como Riofrío que se puso de moda a comienzos de los 70. Entonces incluso tenía más barra que ahora (la zona del fondo) y junto a la entrada, a la izquierda, hubo un mostrador de pastelería similar a los de las cafeterías Mallorca. La cafetería se llamó Galaxia como el conjunto de pisos de esa manzana porque a aquella promotora inmobiliaria le gustaba bautizar los sitios con algo que recordase lo que había habido anteriormente en ellos, y allí estuvo la fábrica de perfumería GAL; de GAL pasó a Galaxia, un poco forzado pero vale.
Junto a la entrada hay una escalera de caracol que conduce al salón de abajo. Allí fue el lugar de las conspiraciones de Tejero pero no me preguntéis el rincón exacto porque no llego a tanto.
El cambio de nombre y la decoración con láminas del pintor me agradó, pero nunca he llegado a tener gran afición por este lugar, ni con el antiguo nombre ni con el nuevo. No es que tenga nada en contra sino que me faltan cosas a favor; no me apasiona, pero no está mal para tomar algo de paso por la zona.

¡Hay que ver lo que se aprende en Unilocal!No tenía ni idea de que esta cafetería a la que he ido miles de veces fuera en la que supuestamente se perpetró el Golpe de Estado, en la denominada «Operación Galaxia» por estar la cafetería situada en los bajos de Moncloa con ese nombre.
Curiosidades aparte, siempre me ha gustado parar de vez en cuando en esta cafetería para hacer tiempo antes o después de ir a la universidad, o cuando quedo con alguien por Moncloa ya que me parece un lugar de lo más acogedor y agradable. El local es bastante amplio y está decorado con imitaciones de cuadros del pintor holandés y otras obras impresionistas que se pueden adquirir en la cafetería. Cuenta además con multitud de mesas y sofás en los que sentarte a leer o a ver pasar la gente a través de la gran cristalera que le separa de la calle.
Lejos de la impresión que pueda dar, no es para nada caro. Una caña 1.70 € y los refrescos a 2.10 €, acompañados además de algo para comer.
También dan desayunos, comidas y cenas, pero he de admitir que yo solamente lo he probado como cafetería, así que no puedo opinar.
En definitiva, un lugar ideal en el que sentarte a pasar la tarde y tener una amena conversación con algún conocido.

Lugar famoso por ser el lugar donde se gestó el plan golpista de 1978, ahora cambiada de nombre y reconvertida a también exposición y venta de cuadros. Alguna vez pasando por Moncloa me he metido a esta cafetería y cumple con todos los estándares de cafeterías de la zona, tan a gusto de la gente mayor que frecuenta el barrio. La comida en si no esta mal y hay bastante variedad, aunque podría ser mejor. El local es suficientemente amplio y la decoración en si no me llamo la atención para bien ni para mal.

Es schien mir von außen einer der vertrauenswürdigsten Lokalitäten in der Umgebung. Innen war es dann auch recht gemütlich mit viel Kunst von Van Gogh.
Außerdem gab es auch eine englische Speisekarte. Das außen angeschriebene «menu del dia» = Tagesmenü gab es kedoch leider nur auf der spanischen Karte. Gottseidank haben mir hilfsbereite Tischnachbarn bei der Übersetzung geholfen. Auch der Kellner konnte kaum Englisch, war aber trotzdem recht nett.
Das Tagesmenü mit Hühnercreme mit Gemüse, wie eine Art Suppe und mein Schnitzel auf iberische Art waren sehr gut. Überrascht war ich dann noch das im Preis von 11,80 auch noch das Getränk inkludiert war.
Eine recht nette Essensmöglichkeit wenn man etwas in der Umgebung sucht.

De lo que habéis comentado, (Y muy bien comentado) cabe destacar que los cuadros colgados por las paredes tanto como alguno que se muestra en la entrada están a la venta. De estilo impresionista, obviamente.
También que hay una oferta en hamburguesas (Buenas y un precio razonable), en la que invitan a tu acompañante. De vez en cuando me gusta caerme por esta cafetería.

Este sitio es famoso, princpalmente porque hace mucho tiempo se llamaba Cafetería Gañaxia y fue donde se organizó el golpe de estado del 23-​F
Actualmente es un sitio realmente agradable, para ir sólo y leer un poco o tomar tanto un café como un vino a cualquier. La verdad que la comida no está muy allá pero tienen un consomé que quita todos los resfriados del mundo!

Anda que no he pasado tardes en el Van Gogh! antes de un examen, después, antes de ir a la biblio, después de comer en la universidad… Yo también diría que es una de las cafeterías por excelencia del barrio de Moncloa.
Además es un sitio de lo más polivalente; puedes ir con tu amiga del alma, con compañeros de la facultad, con tu chico/​a, ¡con tu abuela! porque siempre quedas bien! El café está delicioso, y si lo pides manchado, te lo ponen manchado, no como en los sitios que te ponen el café que sea con tal de servirlo.
Es una cafetería además bastante grande, por lo que no hay agobios y los camareros no te echan con la mirada en cuanto te tomas el café para que se siente otro grupo, y eso es de agradecer! Puedes echar la tarde incluso estudiando un poco al ritmo de un buen café y un rico bollito.
Si estáis por la zona y os apetece una buena merienda no dejéis pasar la oportunidad.

Si me preguntaran alguna vez qué entiendo por cafetería, la imagen que se me pasaría por la cabeza sería sin duda algo muy parecido o igual a lo que te encuentras cuando entras en el Van Gogh Café.
Un lugar donde el marrón es el tono predominante, amplio, con posibilidad de desayunar, almorzar, comer, merendar o cenar; variedad de cafés y bebidas, buen ambiente a todas horas (estudiantes universitarios, gente mayor, trabajadores de los comercios cercanos, grupos de amigos, etc.), decoración cuidada (réplicas de los mejores cuadros del pintor holandés) y, encima, con historia.
Se cuenta que fue allí donde Tejero y sus compinches planearon el fallido golpe de Estado de 1978 en la llamada ‘Operación Galaxia’, tomando el nombre de la antigua denominación de la cafetería, nombre que aún perduraba cuando la conocí. Como todos sabemos, luego lo volvieron a intentar unos años después.
Más allá de intentonas golpistas, el Van Gogh Café es, ante todo, un sitio agradable. No he tenido la oportunidad de comer allí, pero sí de desayunar, y he de decir que tienen una de las mejores selecciones de bollería que he podido probar en Madrid. También he merendado, y los sandwiches también merecen ser recomendados. Si buscas tranquilidad y pasar un buen rato charlando, prueba con el Van Gogh Café.

Un café, en una galería de Arte… I think my coworker is gay…

Esta cafetería tiene un encanto especial ya que está decorada con reproducciones muy grandes de los cuadros más famosos de Van Gogh. Es un restaurante-​galería ideal para cualquier momento del día ya que está dividido en tres áreas: cafetín autoservicio muy práctico para desayunos, una barra bastante larga para tomar unas cañas y tapas y un salón donde se puede comer o cenar. El ambiente durante el día es muy animado, y por la noche la iluminación es más íntima asique también es un buen sitio para cenar en pareja.