Tanino

Platos muy elaborados, la decoración esta muy cuidada
Y la camarera esta muy buena: p

I really liked this place. Went on a Friday afternoon at 19h and it was not too crowded. The atmosphere reminded me of cool lounge/​bars in NYC. The place was romantic. They had a nice cocktail menu complete with familiar mixes and new ones — most of them about 7 – 8 €. My husband had the White Russian and I had the Lavapies Dragonfly. They both came out looking delicious. The White Russian was decorated with whipped cream and chocolate syrup. It was delicious. Though we wished it had a bit more drink than whipped cream. The Lavapies Dragonfly was my perfect fit. It was light, refreshing, just sweet enough and very tasty. I liked the mini herb that they put in for a garnish. It made me think of a little Christmas tree. It helps that it’s just walking distance from where I live since they make their drinks strong, but without tasting all the alcohol. I would come back again maybe for a girls’ night next time.

Qué bueno es tener sitios q te resuelven planes tan cerquita de casa! Es el caso del Tanino, un local pequeño donde tomar un buen cocktail o un gin bien preparado, en su terraza al sol las tardes de primavera!
He probado su menú del día. Me parece variado y de buena calidad para su precio.
Una apuesta segura.

Llevo años yendo al Tanino a comer de menú a mediodía, y basándome en mi vasta experiencia he de decir que es un sitio que «ni fu ni fa», unas veces triunfas y la comida está buenísima, y otras es un fiasco total. En general se trata de comida moderna con bastante especia, las cremas suelen estar demasiado saladas, por lo que las descarto automáticamente, y la carne es nefasta, pero en cambio, los platos de pescado, verduras y pollo suelen estar bastante buenos, y tienen un café (marca Guilis) muy rico.
Hay que decir que las raciones de menú son tirando a pequeñas, aunque no sales con hambre generalmente, pero se agradecería poner platos un poco más un poco más abundantes.
El local es bastante pequeño y estrecho, la mayor parte es apenas un pasillo, y todas las mesas son para comer en banquetas altas o sillones altos (curioso) que no son muy cómodos y ya se ven necesitados de un retapizado o sustitución.
En cuanto a los camareros, hay de todo, ya que varían muy a menudo, los ha habido desde muy amables y atentos, hasta gente que parece que no se maneja en un restaurante.

Enclavado en el castizo barrio de Chamberí y pegado a un conocido gimnasio de alto standing está el Tanino, una mini cadena de restaurantes que se extiende por Madrid (dos localizaciones) y Estepona (una localización).
Nunca he tenido oportunidad de ir a comer, pero sí a tomar un pequeño cocktail un día de diario antes de emprender el siempre necesario camino a casa. El sitio no es muy grande, pero está muy bien distribuido, con una enorme barra, mesas altas frente a la barra y un pequeño espacio con mesas y sillas, para aquellos que necesitan más cantidad de sitio o que van a cenar en grupos más numerosos.
Pese a ser un martes (también cuenta que era el martes inmediatamente anterior a Nochevieja) la verdad es que estaba animadísimo. El sitio es oscuro, ideal para los amantes de los sitios en los que la luz no es demasiado cegadora, y tiene una carta de vinos y cócteles que da gusto verla.
Música no muy alta (ideal para hablar) y un servicio muy diligente y muy simpático. ¡Es imposible que no te guste!

Cuando vivia en Madrid para estudiar mi «señora» me llevo aqui antes de regresar a los Estados Unidos. Vino tinto de Argentina con pinchos ricos! Pruebalo!
When I lived in Spain my host familly for my study abroad program took me here when I first arrived to stay at her place as well as right before I returned to the US. Incredible!

Acudimos al lugar después de acudir al preestreno de una película. Allí tenían preparadas cervezas y pinchos ricos y, afortunadamente, disfrutamos de ellos sin tener en cuenta la cuenta. Cuando las viandas por la patilla llegaron a su fin (el presupuesto de la peli no daba para más), decidimos pedir a nuestros cargo más finger food, que le llaman, para salir del paso y poder tirarnos a la especialidad de la casa, los cócteles.
Mejor lo líquido que lo sólido; su Mariposa Pontiac, a base de ron, helado de zanahoria, mandarina y guayaba nos resultó rico y original. Pagamos por él 9 euros. Era el más caro, aunque casi todos los demás tenían un precio similar. Ambiente sofisticado y gente guapa en el lugar.