Este bar está muy cerca de la casa de mi novia. Entré una vez por casualidad para tomar una caña y amenizar la espera de los famosos 5 minutitos que se alargan hasta la decena y el cuarto de hora. Es una taberna, como ellos reza su nombre. Decorada con pintura roja. Tiene dos plantas. La primera es puramente de taberna o bar, con su barra, mesitas para sentarte, y varias pantallas para ver el futbol o lo que se precie. Suele haber música de fondo y estar bastante animado, si bien el ruido no es insoportable. La segunda planta, además de donde se encuentran los baños, es para cenar a base de raciones o platos más preparados de los tipicos, chuletón, patatas dos salsas, hamburguesas, sandwiches y montados y raciones variadas. Sin excentricidades ni novedades extrañas. El abece de la restauración española. Sota, caballo y rey. La caña, la sirven, en vaso de doble o un doble lleno del todo y con cada consumición una tapita curiosa. Pequeña pero de calidad decente. Una tortilla de patata con salsa picante, un salmorejo con una rodaja de jamón. El servicio es muy amable, son simpaticos sin más, tampoco es que se hayan comido un payaso, aunque a veces pueden parecer algo acarajados. Si tienen cumpleaños o celebración en la planta de arriba se les ve desbordados pero eso no merma su atención en ti. Son tan amables que aunque se les pase ponerte la tapa en un principio te preguntan«Oye te he puesto aperitivo». Al final de las rondas, si han sido más de una o dos se suelen invitar con una ronda extra. La anecdota curiosa es que a un integrante del grupo calavera le pusieron a calentar la tapa varias veces porque se les olvidaba en el microondas. No obstante, finalmente tras preguntarle un par de veces distintos camareros si tenía tapa, le pusieron esa y otra por la espera. Gente maja. Es pues, un buen bar de amigos. De aquellos a los que vuelves con naturalidad, que no necesitas planear expresamente ir. Simplemente tienes un recuerdo agradable y de forma espontanea te apetece volver alli, a tomarte una caña, para empezar, o para alargarte alli, aunque tu destino sea otro muy distinto o sencillamente no tengas destino. Sirven lo que en cualquier bar pero te tratan bien. Te hacen la visita amena. Aunque esto, en teoría se les presuma a los locales de hosteleria, no hay tantos en los que lo hagan. Y por eso, éste, dentro de su normalidad, es extraordinario y loable.