Sastrería Ticiano

Hay sitios para los que no pasan los años y sin duda este es uno de ellos. Recuerdo esta sastrería desde que era pequeño y hoy sigue exactamente igual. Sin duda se puede considerar uno de los establecimientos más rancios de la capital, porque no se puede decir que haya evolucionado con los años. Supongo que ahí reside su encanto, porque mucha gente valora eso de que las cosas sean como antes. Aún hay gente que se hace los trajes a medida en una sastrería de toda la vida, como esta.
Yo tuve la suerte o la desgracia de conocer a un cliente fiel de Ticiano, se llamaba Carlos como yo y era mi jefe. En realidad era el dueño de la empresa constructora que montó en los años de la burbuja inmobiliaria y que quebró poco después de que yo la abandonara (menos mal). Teníamos una oficina impresionante y señorial en la misma calle Fuencarral, muy cerca de esta sastrería, y varias veces me envió a recoger alguna chaqueta o un traje. Así era él, bastante caradura y bastante rancio, como Ticiano.