Las tardes que me habré pasado allí de niña…mi padre se compraba aquí, camisas, jerseys, americanas y prendas varias. recuerdo la boutique llena de de rombos y algodones de batista y cinturones de cuero y sastres que te ajustaban la ropa a tu medida, si es que no te la hacían a medida. Recuerdo esta tienda de caballero, que por lo menos lleva veinticinco años abierta, con un amor infinito.