Red Bar

Este fin de semana. Antes de un concierto estábamos buscando un sitio donde tomarnos unas cervezas. Así que como el bar era en la sala Maravillas pues acabamos aquí, en el Red bar. Mítico de Malasaña!
Yo siempre he sido más del Estar Café en esto del trío de café y juegos junto al Manuela!
En el Red Bar tengo algún recuerdo de tortitas y juegos de mesas pero esta vez ha sido más bien cervezas, charla y riñones. Si sí, nos pusieron una tapa de patas con salchichas y riñoncitos. Yo sin saberlo le metí boca a eso y la verdad que estaba muy rico. Mi compi ponía cara de grima y yo degusté todos los riñones jajaja. Luego vinieron más amigos y pidieron una de croquetas para compartir que creo no estaban mal. Venían con salsas y con una guarnición de patatas.
En cuanto al bebercio pues nos pillamos unos tercios, que no me suelen gustar mucho para el tema de bares, soy más de caña, doble o botijo. El tercio pa los conciertos. En este caso lo pillé porque se les había estropeado el grifo y hasta que lo arreglaron y pudimos pedir caña pues tiramos de ello. Dos tercios y 2 cañas fueron 10 euros, la caña era más bien un vaso largo así que parecía una doble directamente.
En cuanto a juegos tienen un montón y hay dos zonas diferenciadas. Una más de bar y otra para que juegues tranquilamente. Estaba bastante lleno con gente como loca gritando cada vez que acertaban un quesito del trivial!
Eso sí la frase que me hizo más gracia fue la de una chica diciéndole a su amiga: «lo siento, pero me dicen que no tiene Heineken, sólo Mahou». En ese momento se murió un gatito en alguna parte del mundo.

De los tres locales con juegos de mesa de la zona es mi menos favorito, pero se puede estar. La carta es amplia, aunque los precios no me convencieron.

Local de tamaño decente situado en la Calle San Vicente Ferrer, en pleno Trbibunal.
Estuvimos ayer y me dio una sensación pésima. Para empezar, los precios que nuncian no son los que cobran, cosa que no solo es ilegal, sino que además es una guarrada. Publicitan las cervezas de grifo a 2 euros el doble, así en general, y te lo cobran a 3 xq no te lo has pedido en barra (barra que es diminuta, por otra parte).
Tienen una carta de raciones que, a priori, están a buen precio, pero el caso es que pasa lo mismo que con la bebida: el precio aumenta exponencialmente si te lo tomas sentado en una mesita aunque la mesita esté a 40 centímetros de la barra. Pedimos unas bravas y una de ensaladilla (a 3,90 en teoría). Pues bien, no solo tardaron más de media hora en traernos el plato de bravas (bastante grande, por cierto), sino que no tenían ensaladilla y ofrecieron ponernos en su lugar un sandwich vegetal que habían hecho de más por error. Tócate los huevos. Finalmente, las bravas nos salieron a 6,80. Casi siete pavos por una ración de patatas con una salsa claramente mejorable. Tócate los huevos, otra vez.
Su principal punto característico es que tienen una montaña de juegos de mesa (de 1994 el más nuevo) que puedes usar libremente mientras estas tomando algo. Y digo característico porque no lo considero una ventaja, ni un punto positivo, sinceramente. Yo voy al bar a comer, a beber y a reír. Si quiero echarme un Trivial o un Monopoly, pues no voy al bar, es así de sencilo xD.
Con la de alternativas buenas, sorprendentes, tradicionales, bohemias o cutres que hay en Tribunal, no entiendo cómo un lugar así tiene clientela fija.

Uf… Para ser justos no es exactamente de mi estilo, porque a mí eso de estar 3 horas jugando al trivial en un tablero pegado con celo no me va demasiado, pero es una idea original, y el sitio en sí está bien: se está cómodo y calentito y se puede pasar una tarde agradable.
Los batidos también están bien, punto a su favor.

Get in with your friends, order some Super Bocks, Portuguese beer, choose a game, any game, and have fun all night long!!!

Muchas veces he pasado por la puerta de este bar o cafetería, muchas veces he estado tentado de entrar, ya que han sido más de dos las ocasiones en las que me han hablado bien de este sitio como lugar donde echar la tarde tomando algo y jugando a un juego de mesa. Conozco de otras experiencias a los primos-​hermanos por oferta de este bar como el estar, y el manuela. Pues bien, en una tarde dominical de paseo por malasaña y de una forma totalmente aleatoria, por fin me tocó conocerlo.
La experiencia fue un tanto insatisfactoria. El sitio es curioso, su decoración haciendo gala del nombre, en rojo con los sofas desconchados, los juegos de mesa desvencijados y las cartas ya un tanto añejas le otorgan cierto encanto a mis ojos. No obstante, y aún dando por hecho las características del servicio de Malasaña y aledaños que suelen ser más lentos que tortugas milenarias, lo de este sitio se lleva la palma. Mira que iba en son de paz, sin ningún tipo de prisa ni pretensión. Aún así consiguieron poner a prueba mi paciencia con su dejadez aliñada con un toque de pasotismo que rayaba la descortesía. A un pelo de gamba estuvimos de recoger bartulos y buscar otro lugar para pasar el rato.
Tras reclamar su atención con señales de humo para que nos dejasen ver una carta y observar que en los precios amortizaban los juegos de mesa, creo recordar café desde 4,50 el normal a 12 el irlandes, 3,50 un tercio, 7 u 9 € un mojito, 8,50 € una ración de croquetas, 6,50 una de bravas. Excesivo para una cafetería con sofas raídos. Casi hubo que quemar un servilletero para pedir que nos pusieran dos tercios (que acompañaron cortesmente de un plato de empanadillas). Para completar un trato deficiente, no tuvieron mejor idea que en la mesilla auxiliar de nuestro apartado situar la bandeja para recoger los restos de la mesa de al lado. Para no alargar más una experiencia hasta el momento bochornosa, y dado que era complicado una dosis más de atención para que nos cobrarán, nos acercamos a la barra para pedir la cuenta donde el encargado fue muy amable.
El resultado fue de fiasco absoluto. He tenido mejores experiencias en sitios similares con una atención igual de lenta pero más cercana y donde los precios no estaban tan hinchados.

Hubo un tiempo en el que yo salía casi todos los días de diario. Recuerdo un mes de febrero de hace cuatro años aproximadamente, en el que mis fines de semana empezaban, sistemáticamente, los jueves. Una auténtica locura que ahora mismo recuerdo con cariño y –qué demonios– con la típica cantinela de «jo, qué joven era: me acostaba a las tantas, al día siguiente me iba a trabajar hecho un cuadro y me encontraba divinamente». Aunque he de reconocer que últimamente mi cuerpo me está sorprendiendo en el ciclo «trasnoche-​madrugue». ¿Estaré rejuveneciendo?
Durante ese periodo del que hablo, muchas de mis noches empezaban (o terminaban) aquí. El Red Bar no era punto de reunión, pero sus bocadillos eran tan absurdamente gigantescos, así como todas sus raciones, que nos acercábamos un montón a tomar algo y acabar la noche, para luego despedirnos e ir cada uno a su casa a dormir la mona. Abre hasta las tres, así que no es difícil retirarse medianamente pronto y pasarse a comer algo.
Por aquel entonces, el camarero prácticamente se sabía nuestros nombres, e incluso muchas veces hemos estado allí, prácticamente solos, comiendo y bebiendo. Luego, con la bonanza del barrio, el lugar se fue encareciendo, y nosotros dejamos de ir.
No sé si es que hemos crecido y tenemos otras necesidades alimenticias (que también podría ser: uno no se puede alimentar de bocadillos a diario) o que, realmente, la calidad /​precio no se ha mantenido en absoluto (alguna vez hemos ido a rememorar viejos tiempos y el bocadillo de pollo no era lo mismo), pero el caso es que el Red Bar ya no es lo que era para mí. Una pena, porque mira que estaba enganchado a sus sillones roídos, su decoración cutrelux y sus juegos de mesa destartalados.

El red bar… Qué de recuerdos!
Cuando todos los fines de semaname venía para tribunal a deleitar mis neuronas con kalimotxo, ya conocí este barecillo, y por ser de los bares cutrecillos, de los de más alta gama, ahí me pasé las horas muertas jusgando al trivial o al monopoly.
El tiempo pasaba y nosotros cambiábamos del «kali» al mojito, y del trivial al party… algunas veces teniendo que esperar más que otras para conseguir mesa, alguna veces comiendo sus riquísimos bocadillos, otras veces sólo bebiendo…
No me hace falta volver a entrar para aseguraros (palabra de scout) que este bar no ha perdido en absoluto su esencia. Puede que hayan actualizado los juegos (aunque por lo que leo, muchos no jaja), puede que hayan subido los precios o puede que incluso haya cambiado de camareros (los que estaban cuando yo iba eran suuuper apañaos), pero su esencia de bareto lúdico jamás se perderá entre las calles de Madrid

¡Coge un juego y ponte a jugar! te recomendaría si entras a este bar.
Red bar es un sitio donde la gente se divierte y pasa el tiempo echando alguna que otra partida a algún juego de mesa mientras se toma algo.
Lo cierto, es que estuve hace poco y me gustó la idea. Es un bar donde te tomas algo y puedes estar allí el tiempo que te apetezca jugando con alguno de los juegos que tienen amontonados en un lado de la sala.
¡Eso sí! lo difícil es coger sitio. Nunca sabes cuándo tiempo la gente va a estar ocupando la mesa.
Aun así, es un bar sin ningún tipo de lujos, bastante cutrecillo y la mayoría de los juegos están bastante deteriorados. Las consumiciones me parecieron carillas. Por eso lo tengo claro, si me apetece una partida y echarme unas risas tendré en cuenta este sitio, si lo que quiero es salir a tomar algo… ¡ni hablar!

Juegos de mesa y un buen café o té hasta altas horas de la madrugada. Los juegos son al menos tan añejos como sus visitantes, que disfrutan y viven la partida como cuando eran enanos. Un local que en su momento tuvo una idea ingeniosa y que le sigue funcionando. Aunque muchos de sus juegos estén rotos, y en su trivial para hallar la respuesta tengas que pensar en países que ya no existen, hechos que han perdido vigencia o como poco resultan cuestionables, o artistas y estrellas que ya no recuerdan ni sus más fervorosos fanes… Siempre deseas seguir en la partida,

Este bar empezó a hacer la competencia al ‘Estar’, y la verdad es que le ha salido bien la jugada y nunca mejor dicho. Dispone de multitud de juegos de mesa, cartas y otros divertimentos para pasar la tarde en grande, mientras tomamos una racioncita de patatas bravas o similar.
Es cierto que no es el lugar de este tipo con más encanto de Madrid, pero al menos es barato, y hay un poco de todo. Además, está a unos pasos del Metro Tribunal.

Bar con una sala muy amplia para jugar a juegos de mesa. Tienen varias mesas con sofas, y disponen de los típicos juegos como trivial, pictionary, cranium, risk, ajedrez cualquier tarde es buena para pasarla jugando con los amigos mientras te tomas una jarra de cerveza y comes unas tapitas