Nueva Visión

Creo que por mi propia voluntad no lo habría pisado nunca, pero me dejé llevar.
Viendo la pinta del puertas y el aspecto exterior en general me esperaba algo bastante más horrible, aunque igualmente el sitio se pasa de… curioso.
Muy pequeñito, de baños horripilantes (por lo que me dijeron, no tuve el valor de entrar) y suelo de acera… esto sí que me cautivó.
Igualmente me suelen gustar estos sitios porque ponen kalimotxo, y yo que soy de gustos sencillos con un mini soy feliz.
El fondo de la barra merece pasar un rato examinándolo: un crucifijo, un microondas viejo sin mandos siquiera cubierto de reliquias, una virgen… todo arropado por una capilla de polvo. Muy top.

El Nueva es el local en el que he pasado todos los fines de semana de mi adolescencia. Puedo decir muchas cosas malas sobre el sitio pero ninguna superará los buenos momentos que pasé allí y es por eso que esta valoración carece de seriedad y objetividad.
Felipe aka Johnny es el dueño. Es arisco pero lleva el local y la música como se supone que debe hacerlo: bien. Punk, rock, ska,… No escucharás temas nuevos ni te van a descubrir al grupo revelación del año pero no dejarás de mover la cabeza y/​o el pie escuchando temas clásicos como Rebel Yell o Judy Is A Punk.
Minis de cerveza y de kalimotxo es lo que se lleva allí, 5 € cada uno. Antes era más barato pero ya se sabe… el IPC.
Suelo sucio, barra pegajosa, mucho calor,… puede sonar mal pero no tan mal como el olor del baño. Sólo comentar que las camareras que pasan por allí prefieren ir al baño de los locales aledaños. Pero tiene encanto, el Nueva no sería lo mismo sin ese rincón horrible.
El sitio está genial por su gente, por su buen rollo, por la música y porque es un clásico de Malasaña, todo sea dicho. Es un local que no ha cambiado en años y espero que siga siendo así mucho tiempo. El refugio de los nostálgicos de la verdadera Malasaña, no de la actual.

Si consigues superar tu «miedo» inicial al señor con chaleco de la puerta y cara de mala leche, lo tienes todo hecho, porque además pronto te darás cuenta de que en realidad es un majete. El Nueva Visión es lo más alejado al glamour y los locales cool que os podáis imaginar, pero para beber cerveza, comer pipas (sí, sí) y Ramonear un rato (porque Los Ramones no hay día que no caigan, como es lógico) está bien. Yo sólo voy de acompañante de amigos malasañeros, porque la música no es de mi total predilección ni es mucho mi ambiente, pero como os digo, para un rato vale. Con cerveza barata, atmósfera y clientela peculiar, y baños de película (de terror, ni se os ocurra pisar allí dentro). Pero la gente es maja y al final, si vas con buena compañía, siempre te echarás unas risas. Un garito muy personal, de eso no hay duda.

Cuando lo ves cerrado más o menos intuyes lo que te vas a encontrar. Un graffiti de Ramones Fan Club y otro de Frankenstein con un mini de calimotxo y una camiseta de los Ramones te saludan y te preparan para lo que te encontrarás por la noche. Obviamente, a un lounge moderno no estás entrando.
Una vez dentro, posters de los Ramones te observan colgados en las paredes y tus pies se pegan al suelo (y las cáscaras de pipas a tus zapatillas) cuando intentas moverte, aunque sólo sea un poco, al compás de alguna canción de ¿adivinas quién? Los Ramones por supuesto.
Hay que decir que ponen canciones de otros grupos, pero siempre de estilo rock y punk. He estado en dos ocasiones y me gusta por tres motivos: el ambiente, la música y que es un lugar, por definirlo de alguna manera, auténtico como quedan pocos. Sólo por eso merece la pena tomarse una cerveza allí y disfrutar de su peculiar decorado y su emblemático hilo musical.

¿Recordáis los baños en los que se sumergía Renton en Trainspotting? No, no son lo de Nueva Visión, pero casi. Es preferible que os hagáis un nudo a que os aventuréis en estos urinarios, será un trauma menos que arreglar en la consulta de un psiquiatra.
Por lo demás, el Nueva Vision es un bar decente para beber cerveza escuchando a los Ramones, de los que este bar es club de fans oficial.