Muñiz

A mí, la calle Calatrava me encanta. Me parece un lugar perfecto para hacer ronda de bares. Suelo empezar un poco antes de llegar a esta calle, por lo que el Muñiz viene a ser una parada intermedia. El bar me gusta, tiene un toque muy retro, no ha caído en nuevas modas y tiene un regustillo vintage pero de verdad. Y, el caso es que es muy modernete.
Aquí, el personal es bien majete. Te atienden bien y te miman.
Si te asomas a la barra, encuentras gran variedad de pinchos, porque el Muñiz es un bar de toda la vida, que cuida a su gente con aperitivos que están muy bien.
Ahora, si vienes al Muñiz con hambre, tengo que recomendarte que calcules el hambre que tienes y el de tus acompañantes, no vaya a ser que te pases con las raciones. Y esto lo digo porque aquí las raciones son muy muy generosas.
Los precios son muy buenos, la atención es inmejorable, el bar está estupendo (aunque no tiene terraza en verano), las tapas y raciones son ricas y generosas… Pues esos son los motivos por los que me gusta este bar

Ese ambientado rollo años 70 – 80 le dan ese toque especial de las tabernas de toda la vida. Nos juntamos unos colegas y yo para recorrer la zona de la latina de taberneo y fue la tercera parada. Todo un descubrimiento.
Cerveza bien tirada, amabilidad por los poros y unas tapas de escándalo que te daban ganas de seguir y seguir.
El detalle más llamativo será el mosaico del suelo y la entrada del baño, si eres nuevo, que sepas que tienes que cruzar la barra para poder ir, ¡para valientes!

Las peores porras y café de toda mi vida, asco es poco. Además de caro y el tío que sirve es un maleducado. No vuelvo ni a pasar por la puerta. Las porras sabían a cartón diga Muñiz lo que quiera decir de los churros no hablo porque no los probé y el café fijo que me sabía como el culo porque mojé la porra en el café (hazte la idea de como seríà la porra) si es cosa de un día no lo se ni lo sabré porque no volveré, pero es mi experiencia. Por cierto el comentario que hay en consejos no es mío, será de este fantástico dueño que se las gasta de esta manera, majete donde los hay, si cuida así la clientela imaginaros la calidad… Saludos Matías!!!

El mejor sitio para empezar un día en La Latina. Es la bodega tradicional con sus raciones típicas que son una autentica exquisitez como la tortilla, la oreja en salsa y los zarajos. Y encima, los domingos Matias prepara unas tapas de autor buenísimas y fenomenal de precio. Me acuerdo de alguna mousaka que ha hecho buenísima o de pimientos rellenos… infinidad de cosas. Lo mejor es llegar y que te vaya sacando lo que haya preparado. Da gusto cuando lo ves lleno y el ambiente que hay. Gente trabajadora de verdad.

A mí el Muñiz me flipa, así os lo digo. Lo primero, porque es el típico sitio por el que parece que no ha pasado el tiempo. Antes podía parecer que se pasaba de kitsch –y con antes, me refiero a hace unos años– pero de un tiempo a otra parte, su aspecto es retrofuturista. Es lo que tienen las modas, que siempre vuelven.
Así que vaya aquí mi felicitación a esos propietarios, que han sabido mantener el local con esas letras gigantes de plástico, que han dejado esa enorme cristalera que convierte a los clientes en peces dentro de una pecera de cristal, que no han quitado los espejos del fondo, haciendo parecer que el establecimiento, que tampoco es que sea enorme, sea más grande de lo que es y que han sabido conservar los carteles de la puerta, que son tan retro que son maravillosos.
Pero lo mejor es que, a pesar de la inmovilidad del local, el público es de lo más variado. Parroquianos del barrio y gente joven agolpan su barra por igual, en la que se venden con el mismo mimo tostas, empanadas y chatos de vino. Y por supuesto, pollos asados.
Pero hay algo más que se vende en el Muñiz: vinos. El bar es una improvisada vinoteca, en el que además los camareros saben lo que venden, y tienen, por ejemplo, vino blanco frío por si llegas a una cena o a una comida sin nada en las manos y te apetece llevar una botellita de algo. No tienen mucho, pero lo tienen seleccionado y saben aconsejarte, que ya es más de lo que hacen muchos otros.

Uno de los bares de Madrid donde te sentirás más expuesto, donde no podrás esconderte de las miradas de la gente. ¡Qué miedo! ¡Qué tensión! Pues no voy.
No, tienes que ir. Es que el Muñiz por fuera se caracteriza por sus grandes puertas de cristal. Es como una gran burbuja. Desde la calle puedes contar toda la gente del bar. En este sentido, es muy transparente.
Dentro también es luminoso. Vinos, tapas y tostas son su credo. Y no te van a defraudar. Se anima los fines de semana sobre las 21:00. Es el lugar donde empezar a animarse antes de encaminarse hacia la Latina, Tirso o Lavapiés. Los domingos también está muy concurrido. Estamos en territorio rastro.
A pesar del aspecto de otra época por su decoración, te sorprenderá la cantidad de clientela joven.