La Tabernilla del Gato Amadeus

Dos cervezas «sin» calientes y una coca cola que al echarla en el vaso se queda sin gas y con sabor a jarabe. De tapa, tres lonchas de queso y pan revenidos. Amabilidad, poca. Nos sentamos porque era el único sitio en el que había una mesa libre y creo que ya sabemos por qué. Me da que no volvemos.

Lo que más me gusta de las rutas de tapas es que te ayudan a conocer sitios que ni sabías que estaban ahí. Es el caso de esta pequeña taberna de Conde Duque, a la que nunca había entrado y en la que me quedé cuando me dijeron que tenían pollo frito con patatas paja. ¿Son las patatas paja lo mejor del mundo? Me atrevo a decir que sí.
Lo que más me sorprendió al entrar es que el ambiente era realmente informal, y parecía que allí se conocía todo el mundo de toda la vida. Los camareros eran remajos, la gente que estaba en la barra, después de que preguntásemos que cuál era la tapa, nos dijo que teníamos que quedarnos porque estaba exquisita y la verdad es que no mentían. Estaba bastante rica.
Fueron tan simpáticos que hasta nos pusieron un móvil a cargar. Luego casi se nos olvida, pero eso ya es otra historia…

BASTA DE MENTIRAS: CROQUETAS INFAMES
Acabo de poner esta crítica en otro popular sitio web, y me da igual que me tachen de troll: me parece indignante que por fiarme de los comentarios de la gente uno se lleve chascos como el que me llevé. Ya es hora de decir la verdad sobre este sitio y dejar de tomar el pelo a los que buscan comer buenas croquetas.
Sólo tengo dos explicaciones para entender a los que engañáis a todo el mundo con lo de que son las mejores croquetas de Madrid más mentiras que he leído en Internet: o bien sois colegas del dueño, o es que es verdad que hace tiempo este sitio era genial y no tiene nada que ver con lo que es ahora.
Porque yo fui hace dos días animado por esta fama de croquetas increíbles y a punto estuve de irme sin pagar. Ya no es que el personal sea borde y antipático, es que pedí las famosas croquetas de jamón y a punto estuve de vomitar. Pelotas LÍQUIDAS y sin consistencia, daban arcadas. Lo devolví a la cocina para que las hicieran un poco más. Me sentí como el chef Ramsay, y os juro que jamás había hecho nada así anteriormente. Nos las devolvieron más crujientes, pero con el interior igual. Decidí comérmelas igual, ya que aparte de su consistencia asquerosa de sabor no estaban del todo mal… hasta que descubrí un pedazo gigante de cebolla en una croqueta. ¿EN SERIO? ¿CEBOLLA EN UNA CROQUETA DE JAMÓN? La Tabernilla del Comedor Escolar, debería llamarse este sitio. Es impresentable. No quise liarla, así que me levanté, pagué y me fui dejando el plato lleno.
Es vergonzoso que este sitio sirva estas croquetas, pero más aún que tanta gente se dedique a engañar con críticas poniendo este antro por las nubes. Llevé a un auténtico gourmet de las croquetas expresamente aquí, y me morí de la vergüenza. No soy ningún sibarita, ni me dedico a dar por saco con críticas negativas, pero es que jamás (creedme, JAMÁS) había visto unas croquetas tan vomitivas en toda mi vida. UN CERO DE SITIO.

Siempre recuerdo La Tabernilla como uno de esos lugares donde vas con colegas, estás muy a gusto y cenas muy bien de tapas. Mi tapa preferida son las croquetas de bacalao, pero las de jamón también están exquisitas.
A mí me encanta su terraza, de hecho, es la que más me gusta de éste callejón. Pero lo malo es que tienen pocas mesas y están muy reñidas.
Qué suerte si te encuentras una libre. Yo no lo dudaría…

Tanto si te decides a sentarte en su terraza en verano como en su minúsculo salón en invierno, La tabernilla del gato Amadeus te ofrece unas cuantos platos que no puedes rechazar.
Situado en la pequeña y peatonal calle del Cristo, que funciona como separador de los ambientes de la Plaza de las Comendadoras y Conde Duque, el local tiene en su carta unas croquetas de jamón y bacalao y una musaka que no debéis perderos. Sus papas con mojo picón son muy populares, pero a nosotros no nos gustan tanto como los otros platos que os recomendamos.

La calle del Cristo es un callejón que une la Plaza de las Comendadoras con la Plaza Guardias del Corps, al lado del Palacio Conde Duque. Tengo un cariño especial por este lugar, porque en las noches de verano me recuerda a un callejón perdido de Montmartre, con la luz de las farolas y las dos o tres terrazas que hay en la calle. Una de ellas es la de la Tabernilla: sé que es imposible probarlas todas, pero para mí hacen las mejores croquetas de jamón de todo Madrid. Seguramente, porque son muy parecidas a las que hace mi abuela. Razón de peso. O, tal vez, porque sea el único lugar donde se pueden comer croquetas en todo París…