Recorrido de cañas por calle Ponzano un domingo al mediodía. A diferencia de otros locales de la calle no es un cañas/marisco como Fide o El Doble ni una taberna ilustrada/postureo como La Contraseña o Sala de Despiece; es una agradable taberna con aire intimista y público entre 25 – 35 años. En su pizarra de vinos tenían un poco de todo, incluido vino de jerez y cava por copas. La dueña, que atendíà la barra, era una chica de trato cálido y muy educada. Me pusieron patatas revolconas de aperitivo con el vino. Pedí una tarjeta y lo tengo incluído en mi ruta Ponzano.
Miguel Ángel G.
Classificação do local: 3 Madrid
He ido un par de veces y me ha gustado mucho. Sitio pequeño pero camarera muy agradable. Y tienen una muy buena variedad de raciones y medias raciones a precios muy buenos. El plato del día de hoy era judias pintas con sus sacreamentos(morcilla, chorizo y morcillo) y estaba excelente. Las croquetas de la abuela y el salmón también muy buenas. Volveré en breve seguro a probar también sus callos y su salmorejo.
Merche M.
Classificação do local: 1 San Sebastián de los Reyes, Madrid
La estrella se la doy por las albóndigas, que estaban muy buenas, pero ya. El trato de la camarera que suele estar es muy despectivo, parecía que le estuviéramos haciendo una faena cenando allí más que un favor. Y hacen una cosa que me molesta mucho y que hasta que no pedimos comida no nos dimos cuenta: sacarte pan sin que lo pidas y luego cobrártelo… ¿En serio tanto cuesta preguntar? De esa manera al menos dejas claro que lo vas a cobrar, porque si lo sacas de serie la gente puede pensar que va acompañando a la tapita… En fin, que ni los 4 amigos que íbamos ni yo pensamos volver a este bar, encima con la cantidad y variedad de bares que hay por Chamberí
Ismael B.
Classificação do local: 4 Madrid
Un acogedor e ínitmo restaurante en el que acabé por casualidad, y del que salí con una tarjeta en la mano. Su carta es tela de variada, proponiendo siempre platos caseros que saben como las comidas de la abuela. Sus croquetas, su salmorejo, sus ensaladas con anchoas de Santoña… Una pasada. Puede que el precio no acabe por convencer, pero el hecho de que su pastelero muriera y recorrieran el país entero en busca de una pastelería que ofreciera delicias a la altura de su predecesor… Ya les merece una visita obligada! Además la atención personalizada de su dueña es, cuanto menos, exquisita. Da gusto descubrir sitios así de repente!