La Hacienda

Yo era un fanático del bar de la Reina y me llevé un chasco 4 (en la escala de Richter) al ver que lo habían cambiado por uno llamado La Hacienda. No obstante, ya que estaba allí, decidí tomarme un par de cañas y hacer de Scout como dios manda.
Una agradable revelación. Los botellines, que puedes tomar en sus mesitas de fuera, son realmente baratos y van acompañados de su tapita fría. Si tuviera que poner un ‘pero’, que tengo, mencionaría un inexplicable aroma a canela que lo inunda todo. Dentro uno puede pensar que están haciendo tartas como si no hubiese un mañana, pero cuando empiezas a olerlo fuera te das cuenta que están echando algún tipo de concentrado en el aire. Y eso no mola.