La Carmencita

No tengo claro como valorar este sitio. Entramos a tomar un vermut, y como tal sirven unos vermuts deliciosos, pero tuvomos que entrar dos veces porque la barra es tan angosta que no podiamos ni pedir. La carta tuene platos deliciosos pero los precios estan bastante inflados. El lugar tiene un delicioso aire del madrid viejo pero me pareció demasiado estrecho y oscuro… estoy dividido, asi que de momento lo dejo en tres estrellas pendiente de una visita más reposada

Ayer, tras un concierto en la sala Libertad 8, volvimos.
Los fines de semana la cocina está abierta por la noche hasta las 00.30−1.00.
A la hora que llegamos, serían las cerca de las 00.00 ya no había casi nadie empezando a cenar y sí varias mesas finalizando.
Toda su carta es Eco. La calidad es exquisita al igual, claro, que lo es la cuenta al final (¡carete!). Pero es de esos sitios a los que si puedes y estás por la zona vuelves. El servicio muy agradable y rápido.
Mientras nos traían nuestros platos nos sirvieron un paté de rape casero que estaba buenísimo.
En esta ocasión pedimos dos raciones (una amiga, a dieta, solo comió eso) de verduras eco a la plancha que contenían: setas, champiñones, tomatitos cherry, espárragos trigueros, berenjena y calabacín. No sabéis cómo se nota que son buenas verduras, saben a verdura. Y están bien hechas y con sal marina. La ración está bien de tamaño.
Lo siguiente fue un entrecot a la plancha hecho tiras. ¡¡Qué carne! Acompañado de patatas fritas y una salsa de queso roquefort, que estaba, amigos Unilocalers, para chuparse los dedos!
Y, por último, (esta vez también) pedimos las albóndigas con salsa: qué textura, qué sabor de la carne, qué suavidad,… ¡qué delicia!
Tomamos: 6 copas de vino, 1 botella de agua, 1 coca cola y dos cafés. 4 personas.
Total 107 euros. Salimos pues como a 27 euros por persona. Algo caro, como véis. Pero muy buena materia prima. Y estás en el barrio de Chueca, en un sitio pequeño y con cierta magia. Un restaurante de toda la vida, bien cuidado.
PD: Para ir al baño pasas y ves la cocina. ¡Y tiene buena pinta! Esto dice mucho también. :)

Una vez probado Celso y Manolo, tenía ganas de probar la otra cara de la moneda, fuimos sin reserva y fueron capaces de hacernos un hueco, lo que les agradezco, no recomiendo de todas forma ir de improviso porque estaba a tope y lo nuestro fue de chiripa. Al grano, el local es muy bonito, muy acogedor, con mucho cuidado de las vajillas, con velitas, muy adecuado para ir en pareja. La atención sigue el guión de su primo hermano, muy amables y muy pendientes de ti. La comida fabulosa, de entrada por cortesia de la casa nos pusieron un pâté de ternera que estaba delicioso, luego pedimos de entrante croquetas de Jamón del bueno, y tan bueno, estaban para morirse, luego lomos de Rape rebozados, para mi insuperables, y luego Albondigas de ternera, muy ricas. Os lo recomiendo.

De momento no he ido más que a tomar el vermú, pero viendo lo solicitado que estaba algo me hace pensar que merece la pena dejarse caer a comer. Oí decir a una de las camareras que la cocina no cierra así que genial si te ves en estado de emergencia.
El personal era amabilísimo la verdad, un encanto.
La barra es muy chiquitina, pero como curiosidad os contaré que tiene más de 160 años y si no me equivoco es patrimonio del ayuntamiento de Madrid. Así que hay que conservarla :)
Tienen una gran variedad de vermús pero no hay de grifo.
El establecimiento es de los mismos que Celso y Manolo por lo que ahora me explico porque me gustó tanto. Cuando vaya a comer os lo cuento.

Lo descubri gracias a mi padre, que es de Santander, en donde tienen otros 3 restaurantes los dueños de la Carmencita. Las dos veces que he ido no me ha defraudado. No me voy a enrrollar mucho y al liooo… las raciones son grandes, tanto es asi que puedes pedir medias raciones (que es mas que suficiente).
La ensaladilla es quizas la mejor que he probado en mucho tiempo, y bien es sabido que es uno de mis platos preferidos (junto con las croquetas).
Las rabas deliciosas, el rape esquisito, los huevos con tocino y patatas y chorizo (te mueres), y eso a lo que ellos llaman cazuelitas, son paelleras de 3 personas con arroz, que recomiendo el de marisco.brutal.
Gracias por estar ahi y darnos tan bien de comer.

The kitchen does not live up to the décor. The restaurant looked really cosy from the outside so we decided to go for dinner. We had the combined plate of apertisers and the veal meat balls and stuffed peppers for mains.
The free pâté served whilst perusing the menu was the highlight of the meal. The apetisers were deep fried and thus very heavy. The mains were on a level of a good café.

El sitio es bonito, agradable y tranquilo pero en un restaurante lo que importa es la relación calidad/​precio y creo que sus responsables se han equivocado… Comida muy muy normalita y precios carísimos. Anoche cenamos 3 personas por 120 €, entrante y un plato cada uno… Si la calidad estuviera a la altura del precio, pero no.
No vuelvo.

Genial restaurante a dos pasos de Gran Vía.
Fui a La Carmencita a probar suerte. Estábamos por la zona y ya era tarde, de manera que buscábamos un sitio tranquilo donde almorzar. Pasando por Chueca recordé que tenía pendiente probarlo, y así lo hicimos.
Es un sitio estupendo, con el encanto de lo antiguo pero con la elaboración de lo contemporáneo. Su carta es relativamente amplia y, eso sí, algo cara. Sin embargo, tengo que reconocer que todo estaba para chuparse los dedos. Carnes en su punto, salsas riquísimas y las mejores patatas fritas que he probado en Madrid.
Los camareros son encantadores y la decoración está bastante cuidada. Desde luego que volveré… aunque antes tendré que ahorrar un poquitín ;)

Con una barra de mas de 160 años y recuperada la antigua decoración de la original Carmencita, merece la pena visitarlo por todo, la comida, el servicio, el espacio (el salón privado era la casa original de Carmencita).
Fui con mi marido y mi hijo pequeño y nos sentamos en la entrada junto a la barra muy agradable. Yo tome unos huevos fritos con chorizo con puntillitas de llorar, mi marido «pixin» rebozado y mi hijo carne. Todo riquísimo bien servido, no es barato pero lo pagas encantado porque lo merecía!
Volveremos!

Buena comida, platos elsborados, y todo bastante sanote. Los encargados son muy agradables. El problema son los precios.

Servicio muy mejorable, comida correcta y precio excesivo. La decoración tradicional no compensa las demás carencias.

Comenzaré reconociendo que se lo han montado muy bien! La Carmencita es el bar de toda la vida, con esos azulejos estupendos y esa barra antigua en la que tomarte el aperitivo. Así que cuando han tenido la oportunidad de volver a abrirla (antes estuvo cerrada y después se situó allí un bar llamado La Dominga que no funcionó) pues ya tenían todo ganado con volver a resucitar el nombre y la idea en tiempos en los que n nos gusta ni ná lo antiguo y el remember.
La estética sigue siendo la misma, me gusta la decoración y la vajilla. El servicio fue rápido y amable. Hubo 3 fallos que para mí debería evitar
1. No tengas platos en la carta que en realidad nunca has tenido. Hay gente que te los pedirá. Me explico: Queríamos tomar mejillones y lo tenían en la carta de entrantes cocinados de cierto modo. La camarera, al pedirlos, dijo ¿Qué es eso? y nos confesó que nunca los habían tenido. Es tan fácil como quitarlo.
2. Si no te pido pan, no me lo cobres. Esto es una cosa que realmente odio de todos los restaurantes. Si me pones pan y yo te digo «puedes traer más» entonces yo lo pago. Pero si me vas poniendo pan una y otra vez y al final veo que en la cuenta el pan asciendo a 6 – 8 euros como si fuese un plato más pues me cabrea.
3. Si yo te digo intolerancia a la lactosa y amablemente preguntas si tienen lácteos los platos al cocinero me parecerá todo un detalle. Si cada vez que traes un plato o me sirves la bebida y haces una coña con eso pues la verdad que es un poco coñazo. «Su cerveza sin lactosa», «Su carne sin lactosa». Gracias, no me había dado cuenta!
Por cierto, es bastante carillo para lo que me esperaba. La media supera los 30 euros por persona en una comida de 3 personas con 2 entrantes, 3 platos, bebida, pan, 2 postres y 3 cafés.

Con un cuidado esmerado y, en un ambiente de mediados del siglo pasado, Carmencita ofrece unos platos muy bien preparados y un servicio mas que amable. Precios algo elevados

la famosa taberna colorada
Esta taberna es muy popular en Madrid debido no sólo por el color burdeos de la fachada, algo que llama mucho la atención, sino por la decoracion y lo que orecen en su interior. Platos tradicionalmente vascos y de Castilla, del norte destacar las carnes a la parrila y el besugo al horno. De la meseta destacar los corderos lechal y el cochinillo