Jurucha

Great tapas. Definitely not a touristic place. You don’t see any foreigner in the bar. Amazing food and fun staff.

Located in an upscale shopping area, Jurucha is a perfect Tapas stop. Order a Mahou and allow their staff to deliver a sampling of «los mejores».
Psst — There is a seating area in the back in you don’t want to stand at Tapas bar.

A la vista de los comentarios sobre este sitio, no sé si yo el día que estuve tuve mala suerte, pero el caso es que me llevé una enorme decepción con este sitio. Animada por las buenas críticas, invité a comer a mi padre. Había oído hablar muy bien de la tortilla de patata. Bueno, pues nos trajeron una bastante mediocre tirando a mala. Muy fina, sosa y con la patata dura. El pan que la acompañaba, reseco como de hacía dos días. El resto de pinchos que nos pedimos no estaban mal (pedí uno de atún con tomate y otro de queso brie). Otra cosa aparte fue la atención. Nos tocó un camarero que nos dijo algunos pinchos que había con total desgana –ni siquiera nos trajo la carta, cosa que sí hizo con la mesa de al lado-​, y cuando le pregunté por las tostas (había leído aquí en Unilocal que estaban muy buenas), me miró como si estuviera loca y me dijo «es que no sé qué es eso, no hay». Además, el colega sólo le decía las cosas a mi padre, se ve que yo allí no pintaba nada. Claro, luego le dio la cuenta a mi padre y alucinó en colores cuando vio que yo sacaba la cartera y le tenía que decir «es que la que paga soy yo». Por cierto, que no me dejaron pagar con tarjeta, sólo con dinero en efectivo. Al final, entre el desagradable trato y lo poco brillante de la comida, la cuenta se me hizo cara y encima nos quedamos con hambre. Menudo disgusto…

Jurucha es uno de los bares de Madrid que más merecidamente puede llevar la etiqueta de «bar de tapas». Al entrar te encuentras con una barra muy larga repleta de toda clase de pinchos y canapés, de auténticas tapas que son algo más que tostas con algo, de buenas tapas reconocibles, clásicas, sin experimentos; que también tienen que conservarse los sitios donde poder tomar un taco de bonito en escabeche o un pincho de merluza. Hay muchas tapas que me gustan pero entre las que más, aparte de las dichas, están la tortilla y las croquetas.

Una salmantina como yo sabe reconocer un buen bar de tapas, y esté es de los que no defraudan! Da gusto parar a media tarde para matar el gusanillo y encontrarte con locales así en Madrid… Tostas de todos los colores con ingredientes de primera y buen tamaño, pinchos «de la abuela» y tortillas caseras, detrás de una barra que fácil puede rondar las 50 primaveras, regentada por los camareros más saláos y eficaces del mundo. Volveré por supuestisimo!

En pleno barrio de Salamanca se encuentra Jurucha, un bar de tapas de los de toda la vida, siempre lleno, ruidoso y caótico, con ese encanto de los bares de tapas de barrio. Sin embargo no hace falta gritar para pedir y te atiende muy rápido. Puedes tanto tomar unos pinchos en la barra, como pasar a un pequeño comedor para cuando se juntan grupos.
Las tostas están increíbles, y tienen mucha variedad. Las tortillas son otro éxito, tanto que a veces es difícil probarlas porque vuelan y se acaban en seguida!!!
La comida es francamente buena, aunque para ser tapas se sube un poco de precio, quizás por su situación privilegiada al lado de Serrano.

Sí, está en la zona pija de la capital pero aquí te puedes comer un pincho de tortilla riquisísisimo con una caña por menos de 4 euros!
La Jurucha es un local típico, de tapas y raciones, de los de toda la vida y con precios muy asequibles. Mucha variedad de pinchos y trato muy bueno. La tortilla ya he dicho que está para chuparse los dedos, pero no puedo dejar de recomendar su pulga vegetal de bonito o el canapé de lomo con ciruelas a la cerveza gratinado, una cosa de otro mundo!

Reconozco que no me va mucho el barrio de Salamanca, pero este sitio es una excepción. Lo conocí hace años cuando me dedicaba a vender seguros y tenía una jefa que era todo un personaje. Se llamaba Consuelo, era mayor de edad pero pequeña de estatura, parecía una muñeca antigua fumando como un cosaco. Ella me llevó varias veces a Jurucha, pues quedaba cerca de la oficina y ella lo conocía de toda la vida, pues este bar era tan antiguo como ella. Me aficioné entonces a venir aquí a tomar cañas y picar pinchos, todos deliciosos, especialmente los huevos rellenos y la tortilla de patata. Hace muchos años que no vendo seguros ni sé nada de Consuelo, pero sigo viniendo de vez en cuando a Jurucha, un sitio que para mí es como un oasis en el barrio de Salamanca, porque aquí puedo relajarme y disfrutar.

Un bar de tapas con solera, de los de siempre. Llevan más de 50 años y ofrecen más de 60 tapas distintas, todas espectaculares. Según la temporada tienen unas u otras, pero yo recomiendo fervientemente la tortilla de patatata, que merece un monumento, las croquetas de huevo y la tosta de merluza.
Uno de esos sitios que nunca defraudan, siempre hasta arriba y donde vas a tapear como debe ser. Y que no te engañe la zona, sus precios son más que razonables.