Siempre que voy a una nueva peluquería tengo, por pura experiencia, la sensación de que no me va a gustar el resultado final. No fue este el caso de la peluquería de Javier Santamaría, ya que salí encantado tanto por el corte como por la buena atención de las chicas y todos los detallitos que hacen de una tarde de peluquería toda una experiencia, incluso para chicos: que si masaje craneal, esencias, no-se-cuántos lavados, asesoramiento… Es un pelín caro(nunca mejor dicho) pero para ir de vez en cuando, como voy yo, compensa.