Han Gang

No estoy hecho para la comida asiática. Tengo un amigo que desde que vino de California no para de hablar de las barbacoas coreanas y sabía que tarde o temprano me tocaría venir a alguna. Como soy amante de las barbacoas pensé que no podía estar tan mal. Y no tendría que estarlo si utilizas las salsas picantes que te ponen. Pero a mí no me gusta el picante ni soy capaz de entender la carne sin sal. Sé que es culpa de mi cerrada mente occidental pero definitivamente no estoy preparado para disfrutar este tipo de manjares. Por otra parte, las empanadillas fritas estaban bastante buenas aunque las he comido mejores en restaurantes chinos y japoneses.

Por mucha pose sofisticada que pongamos, al final el provincianismo nos emana por los poros y, cuando el camarero se dispuso a encender la parrilla de gas, apartábamos las cabezas como si aquello fuese a explotar.
Más allá de la anécdota, destacaría el tamaño de los platos, que no es demasiado generoso, y que debes ser un amante del picante para disfrutarlos, pues yo no lo soy y, al no añadirle salsa, todo me parecía soso. Una pena pues la gente habla maravillas del arroz en el cuenco hirviente que, sin picante, sabe a arroz de dieta blanda. Ya os digo, culpa mía por no saber apreciar el fuego en mi boca (usa mi puerta de atrás).

Buena opción si buscas un coreano en el centro.
Ubicado en la calle atocha es un buen lugar para adentrarte en la comida coreana si nunca la has probado.
Las mesas disponen de barbacoa coreana, uno de los platos más famosos de esta cocina. Se trata de una plancha para que cocines la carne a tu gusto y la comas acompañada de lechuga y una especie de salsa de miso espesa.
Si eres más valiente podrás intentar probar una de las especialidades más picantes, como la ensalada de raya cruda con salsa coreana o los calamares o panceta de cerdo con salsa.
Fideos de patata, arroz (el bibimbab está muy bueno), guisos y sopas coreanas… debe de ser bastante auténtico porque se ven coreanos a menudo en el restaurante.
También dispone de un menú del día con cinco o seis entrantes a elegir y otros tanto segundos.

Muy, muy rico. Comida coreana bastante casera. El adobo del bulgogi está muy rico y los pastelitos de pasta de arroz en salsa picante espectaculares, porque la salsa es muy jugosita y «pringa» bien cada pastelito.

Está riquísimo. Me encanta la comida picante y la pasta de arroz está DE MUERTE. Nos encantó. La ternera esa rebozada con pimientilla… es un vicio. Y ¿la carne a la plancha? Dan ganas de volver para degustarla.
Los precios no son para abusar de la visita al restaurante pero para degustar platos lo suficiente abundantes entre varias personas y pagar a pachas está muy, pero que muy bien. Comer algo diferente. No apto para gente que no pueda con el picante.
PD: no tiene nada que ver con el picante que le echan en la misma Korea que te derrite incluso desde que te acercas la comida a la cara (¿por qué creéis que ponen palillos de metal? ¡¡los de madera prenderían!!). Allí es no apto incluso para muchos que nos encanta el picante jajajajajaja.

Llevaba mucho tiempo queriendo probar la comida coreana y más concretamente este restaurante que me habían recomendado en un par de ocasiones, así que con la visita de un amigo les di 3 opciones y Han Gang fue el elegido.
Tenía claro que quería probar el kimchi y el bulgogi, de resto nos guiamos por lo que más nos apetecía.
Pedimos empanadillas de carne las cuales triunfaron bastante, el kimchi que a mí me gustó pero no tanto a mis acompañantes, bulgogi que es la carne que te haces tú al gusto en una barbacoa que viene siendo un trozo de hierro que está en medio de la mesa y viene acompañada de una salsita de soja, una especie de pasta muy buena que a mí me sabía a cacahuete y unos trozos de lechuga que son para formar una especie de rollito.
También pedimos bibimbap que es arroz con verduras, carne y huevo que se termina de hacer en el propio cuenco que viene, el camarero te lo mezcla ahí y venga. Rico.
Pedimos unos calamares los cuales el camarero nos advirtió que eran picantes pero no nos imaginamos en ningún momento lo que podían llegar a picar. Yo no los volvería a pedir porque tengo muy poca tolerancia al picante, llevo años intentando superarlo pero estoy en proceso. Os tiene que gustar muy mucho el picante. Rollo sudar y querer morirte.
La cerveza no sé cuál era pero no me gustó, no sé si tendría que ver que aún arrastraba una resaca importante pero cada trago decidía no beber más, lo cual se me olvidaba a los pocos minutos. Puede que fuera mi cuerpo diciendo Olaya YA (l l y a).

Anyong haseyo! Corea es un curioso país lleno de colorido, buenísima gente y una tradición culinaria muy marcada y diferente del resto de sus países vecinos. Por ello, me gusta probar los diferentes restaurantes coreanos que hay en Madrid.
Los dos platos más típicos de Corea son el kimchi y el bulgogi. El primero es mi favorito con diferencia y posiblemente el plato del que se sienten más orgullosos los coreanos. Se trata de una col picante cuyo sabor es de lo más adictivo. En Corea hay cientos de formas de preparar este plato. Por otro lado, el bulgogi es una ternera en tiras que tienes que prepararte en una parrilla y que sabe deliciosa.
El servicio es bueno, la decoración minimalista aunque no muy allá y lo mejor es que a menudo se puede ver que hay comensales asiáticos, algo complicado de encontrar cuando vas a un restaurante chino. Eso es buena señal.

En busqueda de ese autentico sabor koreano sali un poco defraudada. Su sabor picante no estaba presente en el plato! Ademas, no sirvieron los multiples platillos que siempre suelen servir para acompañar la comida.

Restaurante Coreano auténtico en Madrid.

After traveling for over 2 weeks now, I started to crave eating Asian food and our next city was Madrid so the first thing I did was research where can I eat at? I found this place close to where we were staying at and ran here once we drop off our bag. I didn’t eat all day until around 10ish at night because I had the biggest hang over ever. We open the door and this place was pack but lucky we found a table to sit at right away. I look over the menu and wanted to order 6 – 7 items for 2 people and my gf look at me if I was crazy so I trim down to 4 items which was still alot but I didn’t care. First came the kim chi and it was very salted but tasty so I ate like first. Next came the bimbebio and that was actually pretty tasty. The rice was crispy and burnt and gooey in the middle. The beef rib came after that and we cook it up ourselves. It was half fatty but tasty pretty good. Later on came the spicy noodle soup and the broth was very good but the noodle tasty and look exactly like pasta lol… It was gross!
Plus they have red and green bellpepper in it and that obvisely the Spanish influence in it. I just drink the soup and threw away everything in it. My gf has a beer w/​this dinner and I just had water. The meal was good but i think the quality is just ok. I was extremely hungry for not eating all day so that made the food taste better then it suppose to. The price of this meal wasn’t really cheap, it cost around 42 euro for korean. Would i come back here, yes but for only certain things.

Lo descubrí hace tiempo, y me sorprendió mucho que hubiese un coreano en una zona en la que abundan los bares de tapas típicos españoles. ¡Pero qué descubrimiento!
Los pescados son muy buenos, pero la sorpresa llegó con el pollo y el plato de arroz con verduras y huevo. ¡Repetimos y todo! Los dumplings también estaban excelentes. Los camareros hablan bastante buen español así que pueden aconsejar si no se sabe qué pedir, porque es cierto que la mayoría de los platos resultan extraños para el español medio.
Todas las meses tienen una parrillita en el centro así qeu se puede hacer carne o pescado en directo. El único problema es que luego la ropa huele un poco a freiduría, pero todo está muy bueno.
Los postres no son su fuerte pero sales tan lleno con los platos principales que no merece la pena pedir nada más que un poleo.

Después de un día entero de pajarear por Madrid, nos entró hambre. Teníamos varias opciones, y una de estas era Han Gang, que una amiga nos recomendaba insistentemente diciendo que vivía al lado y que veía bajarse a diario autobuses llenos de coreanos que iban a este lugar. Y esto, para mí es signo inequívoco de que un sitio es bueno, porque nunca se me pasaría por la cabeza ir a ningún restaurante español en el extranjero si no tengo la certeza de que es espectacular.
Al final no nos decidíamos entre este restaurante y otro, así que lo echamos a cara o cruz. Salió la otra opción, pero por avatares del destino, terminamos en este. Yo ya había comido en un coreano una vez, así que no me sorprendió el hecho de que tuvieran una parrilla en la mesa, porque ya lo había visto. Pero eso de pedir una selección de carnes y cocinarlas tú mismo tiene su punto para la gente que nunca ha estado en uno de estos.
Desde que entramos, el camarero fue muy atento, y cuando terminamos de pedir nos recordó que igual queríamos un poco de arroz. «El arroz es nuestro pan», dijo. Y ante nuestra afirmación se fue, sin preguntarnos siquiera cómo queríamos el arroz. Él ya sabía lo que nos iba a traer, el muy pillín.
Empezamos la comida con una ensalada Kim-​chi (col picante) de lo más refrescante, y seguimos con un pescado crudo que estaba un poco congelado todavía (el miedo al anisakis es lo que tiene) pero que nos terminamos religiosamente. Lo siguiente fue un plato de pollo en salsa y una ternera cruda, para hacer en la plancha. Justo en ese momento fue cuando nos trajeron el mejor arroz que he probado jamás. Se trataba de un arroz cocido puesto en un cuenco de hierro al rojo vivo, y por lo tanto salteándose mientras estaba en el cuenco. Encima, varios tipos de verdura y un huevo crudo. El camarero se acerca a la mesa, lo planta y lo empieza a remover, añadiéndole toques de salsa picante. Cuando el huevo está hecho y el arroz salteado (prácticamente en el momento) ya se puede comer.
Yo reconozco que soy un gran amante del arroz (y sobre todo de la paella), pero este plato lleva al ingrediente a un nivel totalmente nuevo. Cuando lo probé, creo que se me saltaron hasta las lágrimas, estaba absolutamente delicioso. Tanto es así, que pedimos otro más de lo muchísimo que nos gustó.
El restaurante en sí, en cuanto a decoración, no es nada del otro mundo. Tirando a cutrecillo, si se me permite. Pero para los que somos capaces de abstraernos y olvidar un ambiente algo kitsch para pensar fundamentalmente en la comida, es un lugar muy recomendable. Aunque me quedé sin saber el nombre del plato de arroz, eso sí, pero la próxima vez se lo pediré al camarero describiéndoselo con pelos y señales.