Son varias ocasiones en las que hemos ido a este pequeño restaurante hindu y nunca hemos salido decepcionados. La cocina cuenta con una amplia carta de currys y platos, con diferentes grados de picante. Para los que seáis muy aficionados, el madras y el vindaloo no os van a dejar la lengua adormecida :) El servicio es rápido y amable, aceptan tarjetas de crédito y está a dos pasos de la calle Huertas para completara velada.
Elena M.
Classificação do local: 3 Madrid
Ayer, después de soportar una vergonzoa y delirante actuación de un grupo de baile hindú en una especie de «Semana India» en el Caixa Forum, con visita de Reina incluída. Decidimos ponerle la guinda a la noche con la visita a este restaurante en pleno centro de Madrid. Acudí con 3 acompañantes, de los cuales, la pareja ya había acudido allí una vez y me avisó de que no pidiese los platos muy picantes. Yo no soy muy fan del picante, más que nada porque mi estómago no lo tolera y luego lo paso fatal. Me pasa lo mismo con la comida mexicana. Por lo tanto yo no soy de ir mucho a sitios donde las especias y el picante está en todos los platos. Para ir abriendo boca pedimos unas cervezas hindús llamadas Cobras que estaba muy rica y nos pusieron para picar una especie de pan muy finito y crujiente, cuyo nombre no recuerdo, con unas salsas de acompañamiento. Eran cuatro, una muy picante, otra de yogourt y creo que con menta porque era verde, otra muy parecida a la salsa agridulce y cebolla. Luego escogimos varios platos para compartir, dos de arroz, dos de pollo al curry y una de pollo tandori. Todo estaba riquísimo, el pollo, las salsas y el punto picante perfecto para mi. Por lo visto, uno de mis acompañantes se quiso hacer el valiente en la otra visita y pidió un picante que el camarero avisó que sólo lo ingerían los propios hindús y los ingleses. El pobre pasó una de sus peores noches. También pedimos un tipo de pan, muy parecido a los panes de quebab que eran de queso y de ajo y somosas de verduras. Cada uno nos gastamos como 16 euros con bebida, sin postre que nadie pudo comer más. Lo mejor fue que nos invitaron a una copa de champagne algo que me pareció increible siendo un hindú. La verdad que un sitio muy tranquilo, con poquita gente y con unos camareros muy rápidos y majos.