El Vagón

Entramos a este local porque buscábamos una oferta de menú y teníamos un poco de prisa, así que no dudamos cuando lo vimos. El local tenía terraza amplia y protegida, aunque comimos dentro (¡el frío no está hecho para permanecer quieto en la calle!).
El sitio en sí tiene un tamaño normal para bares de este tipo. El menú costaba 10 euros a elegir 3 platos de primero y otros 3 de segundo, más café o postre al final. La comida y el proceso de cocinado estaba bueno, aunque vi algunas cosas raras como que algunas gambas de mi paella estaban muy cocinadas y otras apenas nada. No es que sea un experto chef pero al menos visualmente resta puntos.
Por último el servicio (que es lo que más valoro en estos sitios) está al 50%. Nos atendieron 2 personas. La primera fue todo un profesional, haciendo sentirnos a gusto todo el tiempo. En cambio la otra, aunque verbalmente fue muy amable, tenía gestos que no deben hacerse, como lanzar la cuchara del postre en vez de posarla en la mesa. Son pequeños gestos, pero al final son los que cuentan.

Fui a buscar a una amiga que vive por la zona y estaba cenando aquí con su hermano, que había venido de viaje. Cuando llegué, acababan de pedir unas raciones (su hermano tiene un ‘saque’ que no veas, como pude comprobar en días sucesivos). No pregunté de qué, pero me pedí un vino y me senté con ellos. Para mi propio estupor, habían pedido ¡oreja a la plancha! Creo que no la había probado nunca. Y lo cierto es que me gustó; muy cartilaginosa pero sin viscosidades, con una especie de melaza… deliciosa.
También he estado aquí tomando gintonics en la terraza. Como bar de tapeo está bien, pero la terraza y la escasa variedad en la gama de alcoholes le baja algunos puntos.

Otra cosa no habrá pero bares por mi barrio… todos los que quieras y más. Del que os voy a hablar ahora no es mi último descubrimiento pero he estado un par de veces y creo que por su aspecto puede ser digno de comentar.
Tengo que reconocer que en el trato y el servicio no hay nada que lo haga destacar especialmente pero el ambiente o el entorno que se crea dentro es algo que me gusta bastante. Creo que es la luz tenue y apagada que incita a conversaciones largas, extensas, íntimas.

Dentro del barrio de Arganzuela es uno de los muchos bares que se pueden visitar. En las visitas que he realizado, no he salido demasiado satisfecha porque no tienen la misma oferta que el resto de bares que hay en la misma calle, porque es más un pub que un sitio donde poder picar o comer algo. No se preocupan en ponerte una buena tapa, no te sirven con rapidez,… Tiene como punto fuerte la intimidad del local por las oscuridad con la que está decorado imitando un vagón de tren antiguo y como no suele estar muy lleno entre semana es un buen sitio para una conversación íntima y tranquila.