El Pedal

This is a dive bar with excellent beer and organic wine. The bartender is helpful even with limited English. We enjoyed their beer selections that included Spanish microbrews and Belgian beers.

Sitios asi son los que últimamente estoy frecuentando, dada mi adición a la cerveza. Y la verdad es que me gustó bastante. Aqui todo gira entorno a la cerveza, que podrás degustar de todo tipo, de grifo y en botella.
El local es muy muy pequeño, pero funcional por dentro y tiene una magnífica terraza fuera. Los precios son caros, no nos engañemos, pero es ideal para pasar una tarde con los amigos.
Pensándolo bien ojalá proliferaran más estas ideas de locales con personalidad propia para los amantes de la cerveza. Sitios con encanto, modernos y hechos por gente que ama la cerveza y quieren compartir su afición con los demas

Me encanta el concepto del bar, pero cada vez que voy salgo con la misma sensación de no me apetece volver, sobre todo teniendo en cuenta la de terrazas que se pueden encontrar en la misma calle.
Camareros desbordados siempre, te puedes encontrar una fila enorme y una persona atendiendo cuando otras dos están bebiendo y haciendo cosas que no parecen útiles cuando la gente no para de agolparse para pedir.
Tienen ofertas, pero por lo general la cerveza es cara, que sí, es artesana, pero en algunos precios me parecen un poco excesivos comparando con otros sitios y otras cervezas artesanas.

Not many places that other craft beers that I’ve seen. This place is unassuming but it had all I need.

So we just high tailed it out of a bar outside of the city center and found our way to El Pedal. This is a true urban neighborhood bar, very small with big offerings. They make one beer that was on tap (EL Pedal) which was a very good American pale ale. The other 5 beers on tap were a nice assortment (weiss to stout). Very good. Plus, they have 80+ different bottle choices.
The place was tiny inside and had about 5 tables outside but they were full and the inside empty, but I think it was because it was rather warm inside with no a/​c but fans. We toughed it out and sat at the bar and when the ex-​pat Oklahomian bartender heard our English he took pity on us and guided us through all of our beer and tapas choices. The cheese selection plate was very good, the view to the outside watching Madrid walk by was great and of course the beer was the highlight of our visit.
If you’re anywhere near El Pedal, I tell you to stop in and look for the tall ex-​pat AMerican who speaks excellent Spanish (and english), he’ll fix you up!!!

Uno de los sitios más top de la ya de por si top calle Argumosa: todas las cervezas artesanas y de importación que quieras y siempre hay buen ambiente, poco más se puede pedir.

Conoci este bar hace unos días y me ha encantado, cerveza artesana y refrescos ecológicos, los camareros muy majetes

Un sitio autentico :) Para los amantes de la buena cerveza, tiene siete cerves pinchadas de grifo (al menos cuando hemos ido nosotros) y un cholon de cervezas de botella. El camarero te aconseja sin dudarlo. De precio, normal para este tipo de cervezas. Yo lo recomiendo y volveré fijo!

Local surrealista en cuanto a decoración, con mesas de madera sujetas por varillas métricas. Al contrario de lo que comenta Rosa G., el día que nosotros hemos estado, hacía un calor horrible. El cassette de aire que hay encima de la barra estaba dándolo todo.
A lo que importa; la carta de cervezas fantástica para un adicto como yo. Solo vi un problema y son los precios, que me parecieron carísimos en comparación de los mismos tipos de cerveza en el local donde habitualmente nos dejamos caer, de ahí la clasificación de estrellas que le hago.
Además, bajo mi punto de vista, el local no está pensado para pasar un largo rato realizando una cata de zumo de cebada, ya que le falta ese punto de lugar acogedor que buscamos todos los Homer Simpson.

Empiezo mi reseña con el motivo por el que no se lleva las 5 estrellas: ¡hacía mucho frío! Estuve hoy por allí, en la que es posiblemente una de las noches más frías de este invierno, y no daba la impresión de que hubiese alguna calefacción puesta. Eso sumado a que las mesas y los taburetes no son lo más cómodo del mundo, pues ensombrecía un poco la experiencia.
Las cuatro estrellas van por todo lo demás: un montón de cervezas diferentes para elegir a precios ok (algunas son un poco caras pero es lo que tienen las cosas difíciles de encontrar y especiales), una buena selección de tiradores, con la posibilidad de pedir media pinta o entera, y unos camareros majísimos que se nota que son unos fanáticos de la birra y que saben lo que hacen.
Yo me tomé media pinta de la Christmas Ale (7º y pico), buenísima, y mi acompañante una pinta de Hefe Weissbier (cerveza alemana de trigo). En total creo que fueron 8.40 € que pagué con mucho gusto. Nos pusieron gusanitos para picar, cosa que me hizo bastante gracia. Tienen ibéricos, quesos y piadinas para comer, pero nosotros íbamos sólo a beber.
En verano este sitio tiene que ser lo más, así que volveré cuando las temperaturas suban un pelín, ya tocará probar alguna Summer o Spring Ale :)

Como gran amante de la cerveza tenía pendiente una visita a este lugar y la verdad, me decepcionó un poco.
Tal vez iba con las expectativas muy altas, pero la verdad eché un poco de menos un poquito más de «complicidad» de las personas al otro lado de la barra. Los noté como con cierta falta de interés. A lo mejor era porque estaban con amigos, pero lo cierto es que les pedí recomendación sobre algunas de las cervezas y sus comentarios fueron más bien parcos. También se les olvidó mi tapa, cosa que no pasó con otros clientes.
Mi acompañante pidió un vermú ecológico que anunciaban pero no tenían y tampoco sugirieron una opción a cambio.
No se, no me convenció nada, pese a que disponen de una interesante variedad cervecil difícil de encontrar

El Pedal fue elegido por unanimidad la sede del Club de los Miércoles (club de dudosa reputación por otra parte, que formamos 3 amantes de los libros y la cerveza). Así que allá vamos cada miércoles que podemos a dejar que nos sorprendan con sus cervezas artesanales, su colección de botellas y, también, sus quesos (fans a muerte del Stilton!).
Vale, las cervezas no son baratas, pero siempre que nos dejamos aconsejar por los camareros, nos sorprenden para bien. Así que llevamos ya unas cuantas probadas. Para compensar, la comida sí está a buen precio. Las cuñas de queso y las ¿piadinas? rondan los 4 euros y van genial para acompañar tanta cebada. Y suelen poner tapita (queso, chorizo…) para acompañar la selección cervecera.
Oh! Y hacen su propia cerveza para celebrar el aniversario del bar. La última, un poco turbia, pero de buen sabor. Y es que se nota cuando los que llevan un bar adoran la cerveza!

Sinceramente, tenia unas expectativas muy altas con este local, y ha sido un poco decepción.
No por las cervezas en sí, tomé una red ale inglesa muy rica, y una extra stout tremenda. El gran problema son los precios.
En pleno Lavapies, rodeado de garitos con cubos de cerveza por 3 €, y tapas descomunales con tus consumiciones… no es normal que por un vaso de Media pinta de cerveza cobren 3,5 €, (incluso 5,5 € por la negra!) o casi 4 € por la cerveza madrileñà la virgen…
Que sí, que estas bebiendo algo artesano, que tiene mucho curro, que vale lo que pagas por ella… pero ni unas tristes patatillas??? Que rancios!
Como punto positivo, la gran variedad de cervezas que tienen, increible!
Sería un buen lugar para una cata cervecil indudablemente! ^_^

El sitio está regentado por gente joven, todos ellos fanáticos de la cerveza que incluso se dedican a su fabricación artesanal, que sabe realmente lo que vende y que ofrece un trato próximo al del amigo que quiere más lo mejor para ti que para sí. Gracias a ellos he descubierto el increíble mundo que se le abre al borracho de élite que descubre la cerveza de autor tras aburrirse del vino de a 10 € botella. El surtido es enorme, algunas extrañamente caras (aunque supongo que se debe a la rareza de lo ofrecido, así como al origen del producto alejado de las «virtudes» de la economía de escala), pero siempre con más de 3 barriles pinchados (suelen tener blanca, alguna española, y otras cositas ricas) entre los que siempre hay alhambra, que por 1’80 la media pinta uno tampoco se va a quejar entre tanto cubo de estrella damn del indio que se vende por argumosa.
De tapeo quesitos, que en su versión tapa (también hay ración) llena más que suficiente para dos personas, y una versión españolizada de las piadinas, para todos los gustos. Además, mousse de pato con mermelada de Yria…
Alguna cata con cena de vez en cuando y alguna que otra presentación asombrosa. La última que vi fue la de los chicos de dougalls, todo servido por ellos, con explicación y muy buen rollo. Incluso se podría decir que es el único sitio en el que he estado que, a parte del cogorcio, siempre me llevo algo nuevo aprendido sobre el no tan conocido en España mundo de la cerveza artesana.
Si quieres saber lo que es una indian pale ale, descubrir que variedades de lúpulo hay cientas, probar la cerveza de invierno y demás cosas, aquí se aprende más de lo que al día siguiente se olvida.

Fue en la segunda visita cuando descubrí esta joya. A veces pasa. Una primera experiencia con demasiado ruido, alcohol, gente o perturbaciones o quizás saturación, y pasa desapercibida ante tus ojos ese elemento especial. Es una zona que me pilla alejada en términos madrileños de distancia, es decir, con muy mala combinación de metros que infiere muchos minutos de transporte. Esto obliga a una mayor batalla contra la pereza, quién suele vencer por destinos más próximos y apetecibles. La primera vez que lo conocí iba reconociendo los bares de la zona de Lavapies de ronda por tapaspies y aunque me pareció el típico bar de esencia lavapies no descubrí ningún punto que me hiciese desear volver. Amplias cristaleras para ver toda la calle y que te vean. Mucha luminosidad y una decoración colorista muy sudamericana de vividos colores y estampas.
Un evento CYME organizado por Lolo fue mi primera cita con el pedal. Iba allí por un motivo concreto y específicamente a conocerlo. La primera cita ya fue para encamarme con ella. Descubrí un local pequeñito y coquetón dirigido con mimo y cariño por una mujercita encantadora que me dio junto con su acompañante/​pareja/​marido una catedrá magistral de cerveza artesana. Amable hasta el extremo me aconsejó y guió por el universo del lúpulo y la cebada, me desaconsejo algún vicio llamado Cibeles y me inculcó alguno nuevo como la Yria, Milana, bonita ella, y otros que ya no recuerdo. Lamento mi memoria pez que tan mala combinación hace con el consumo de alcohol porque voy a obligarla cada vez que vaya a que vuelva a contarme las excelencias de una y otra cerveza. Gracias a Lolo mi impresión sobre el precio aparece distorsionada aunque me pareció terriblemente barato lo que pague para todo el alcohol que llegue a tomar.
El lugar como digo es diminuto y con ese ambiente tan malasaña en el que lo mismo se te cuela un hombre con una guitarra y se te pone a cantar un bolero como te puedes apuntar a un taller de cata de cerveza. Tienen además de la oferta etilica unas tostas y unos roscos para meter algo al gaznate a chapotear entre tanto lúpulo y así, evitar la tan odiada resaca cabezona. Si bien, se echa de menos algo más de aperitivo de batalla como aceitunas, conos o palomitas. El local es más para ir a saborear y degustar las cervezas de todo el mundo que para picar algo.

Al final de la conocida calle Argumosa, podemos encontrar un pequeño rincón que oferta al visitante con una extensa carta de cervezas de importación, artesanales, y algunas de las habituales.
Muchas de las cervezas se sirven en sus propios vasos y a un precio muy razonable. Merece la pena visitarlo… y repetir

Me atrevería a decir que una de las nuevas tendencias que nos deja este 2012 es la de la cerveza artesanal. Y como tal, empiezan a surgir en el panorama madrileño todo tipo de recintos dedicados en exclusiva a este tipo de cerveza.
Uno de ellos es El Pedal, enclavado en un local en el que, como bien se encargaron de adivinar mis compañeros de aventuras, antes fue una heladería y todavía antes, una droguería. Ahora, sin embargo, sus cuatro paredes encierran varios barriles de cerveza y, sobre todo, una increíble variedad de más de 150 cervezas (si no estoy equivocado) que vienen en botella, algunas artesanales y otras no.
Para cualquier aficionado a la malta y el lúpulo, esto es el mismísimo paraíso. Y más allá de eso, se convierte en un paraíso para cualquiera, en tanto en cuanto las personas encargadas de llevarlo son capaces de recomendarte cualquier cosa en función de tus gustos. Yo empecé la noche pidiendo una Yria, que es una cerveza que se hace en Ocaña y tenía muchísimas ganas de probar, y luego me decanté por una Milana, sobre todo porque me enamoré de la etiqueta en la que salía una caricatura de Azarías, el encantador personaje de ‘Los Santos Inocentes’ que yo creo que todo español tiene en su recuerdo.
Para la siguiente (y última, que la cerveza artesana es potente de por sí) me dejé aconsejar por la persona que había en la barra, y aquí llegó uno de los momentos clave de la noche: después de preguntarme qué me apetecía, qué había tomado antes y cuáles eran mis gustos, me dió a probar una. Y aquello, la verdad, es que parecía hecho para mí (con el punto justo de amargor, que a mí es algo que no me echa para atrás en absoluto). Así que me decidí por ella, reparando después en que la cerveza que me había servido tenía el mejor slogan que he visto en mi vida: «Piensa global, bebe local».
Lo único que eché en falta fue algo para acompañar la cerveza, si he de ser sincero. Aunque nos pusieron unas patatas fritas y hay que decir que hacen comidas sencillas (roscas, algo parecido a un crêpe, etc.) que están muy ricas y muy bien de precio. El sitio además es encantador, de ambiente muy familiar, a veces con animación en directo (entró un argentino a cantar un par de canciones, guitarra en ristre, y me pareció lo más) y con un divertido juego de palabras en su nombre. Porque sí: el pedal es lo que te puedes coger probando todas y cada una de las bebidas hechas con lúpulo que hay en El Pedal, pero también es la parte indispensable de ese artefacto al que también está dedicado este lugar: la bicicleta.
Ah, y de precio muy bien, que también es importante.