El Escondite

Lo primero de lo que tengo que advertiros es de que El Escondite dispone de aparca coches. No os paséis como yo, media hora recorriéndoos las calles colindantes a la caza del hueco. Aunque, la verdad, es que no tengo suficiente dinero como para dejar mi coche en manos de un desconocido… Me tiene que tocar la lotería un par de veces y entonces sí.
Bueno, una vez dentro, te encuentras con un local algo angosto para la cantidad de gente que quieren acoger. Es algo así como el Hong Kong de los restaurantes. Nosotros éramos 20 en unas mesas pensadas para 15 como mucho.
Al terminar de encajarnos cual piezas de tetris, nos sirvieron un chupito de salmorejo con guacamole y sardina ahumada. Muy rico, aunque eso sí, me tuve que contener para no meter la lengua en el chupito para no desperdiciar el abundante salmorejo que se quedó en el fondo. Seguimos con un par de raciones: huevos rotos con sabor a aceite barato, unas croquetas muy ricas de jamón (creo que de jamón porque, queridos niños, el vino es muy malo), una ensaladilla rusa del montón… Y, llegamos a lo que, para mí, fue lo mejor de la cena: un risotto de boletus que debía llevar el boletus ganador de la rifa, porque estaba impresionante. No, ahora no he bebido vino, es que uno no puede estar on the top siempre en el tema humorístico.
Como plato principal, unos gambones (bueno, los primos pequeños del gambones), con base de guacamole (exacto, el mismo que el del chupito, que se ve que al cocinero se le había ido la mano al calcular las cantidades) y una salsa como oriental. Que a vosotros os cuentan el plato y, oye, como que suena a realeza europea y se deja querer, pero luego era un poco «meh».
Así pues, visitad El Escondite si queréis tener el boletus ganador (guiño guiño) y si os gusta comer mucho guacamole.

The Good: Mucha variedad en la carta. Alérgenos indicados en los platos. Sitio agradable para ir en pareja o con amigos.
The Bad: Las raciones son para compartir entre 2 solo, hay que tenerlo en cuenta…
El domingo caí por casualidad en El Escondite de Villanueva, buscando algún sitio abierto por la zona que no estuviera lleno hasta la bandera.
Me llamó la atención desde fuera, lo vi elegante sin resultar pretencioso, y acogedor sin ser un bar de tapas.
No había prácticamente nadie, algo que normalmente me tira atrás, pero había hambre así que no nos lo pensamos. Todo sea dicho, poco a poco se fueron llenando las mesas…
El estilo industrial/​art deco es perfecto para una cena de amigos, pero también para ir en pareja.
La carta está muy bien y me gustó porque está muy ordenadita, no como esas cartas que te las tienes que leer 5 veces para entenderlas.
Junto a cada plato vienen los alérgenos que contiene, algo que ME ENCANTA y me parece súper cómodo y práctico, y te evita muchos quebraderos de cabeza o tener que hacer preguntas «raras» al camarero y esperarte un «voy a preguntar en cocina».
Nos apetecía picotear y probar varias cosas. Los elegidos fueron:
— Pincho de tortilla: la tortilla BRUTAL, más bien poco hecha, en su punto ideal para mí, acompañada de pan y tomatito.
— Bonito, tomate y cebolla morada: Muy rico. Este plato es un sí seguro siempre, pero hay que contar con producto bueno, y éste lo era.
— Gambones marinados con aguacate y mango: Correctos pero ricos.
— Wok vegetal del lejano oriente: No nos gustó NADA. La salsa (intuyo que de cacahuetes), estaba espesísima, y hacía que el conjunto tuviera mal aspecto, no entrara por los ojos y por la boca tampoco.
En conjunto, los platos más baratos (la tortilla y el bonito) muchísimo más ricos y mejores en relación calidad-​precio que los más caros (los gambones, que me parecieron excesivos, ya que había 6 y el plato costaba 16 €…, y el wok, que rondaba los 12 €).
Las cañas son generosas, dobles básicamente, pedimos 4. En total salió a 25 € por cabeza aproximadamente. Está descompensado claramente por los 2 platos más caros, pero la experiencia en conjunto, buena.

Buen sitio para estar tranquilo y no comer mal. Aceptan tarjetas de crédito. El espacio del salón es un poco pequeño pero te atienden muy bien.

Came for lunch with the bf one afternoon.
To sum things up good food but awful service. Even by Spanish standards it was bad. We waited about 45 minutes for the first dish. Between dishes another 30 minutes. We had only ordered small plates so the wait seemed excessive.
I thought there must only be one person in the kitchen. There were four. Perplexing. Not sure it’s worth the wait.

La comida estaba bastante buena aunque tenía fallitos (carne pasada de punto, mejillones pequeños, plato tirando a frío), el local es muy bonito y agradable, pero el servicio deja mucho que desear… mucha tardanza entre plato y plato, al pedir la cuenta se equivocaron y tuvimos que esperar unos 15 minutos para que nos la trajesen bien (sin pedir perdón ni nada).

Estan acostumbrados a las prisas de la zona, son rápidos, con menú del día que se puede tomar los dos platos o solo uno y un postre o café. Limpios, la comida esta rica y el servicio no destaca.
Normalito, se le podría sacar mas jugo