No es un restaurante de mi estilo. Yo soy más de chuleta a la brasa y los platos con nombres tan largos suelen ser sinónimo de platos muy decorados pero pequeñitos y claro, tanta chuleta a la brasa dilata el estómago. Me encantaron los saquitos de queso brie, eran originales y sabrosos y también el solomillo con cebolla confitada. Lo mejor de este tipo de cocina es la variedad de sabores que puedes comer por separado y la magnífica mezcla que hacen. La decoración es del estilo de los restaurantes modernos, con pocos trastos, muy sobria y quizás eso lo haga menos acogedor. Muchos platos me recordaron a la Cocina de El Bulli, supongo que les habrá influido.
Miriam N.
Classificação do local: 4 Madrid
Y es con ese nombre tuvimos que entrar. Fue ver la palabra abrazo y pensar… aquí nos van a tratar de lujo… y no nos equivocamos. Hace un tiempo que estuve en este restaurante y la verdad es que me gustaría volver pronto porque pasé un rato de lo más agradable. Tiene una carta no apta para indecisos… entre tanta cosas con tan buena pinta es complicado decidirse por un sólo plato. Se caracteriza por ofrecer recetas modernas y poco habituales por ello te gustaría probar todos los platos posibles. Puede resultar un poco caro… pero el sitio, la amabilidad del servicio, la rapidez a la hora de servir y, sobre todo, la calidad de la comida… lo merecen.
Nabor R.
Classificação do local: 4 Madrid
Bien, sobre todo, por los precios. No es fácil comer una cocina tan elaborada por tan poco dinero(y cada vez se da menos). Decoración sobria y minimalista, el restaurante queda a treinta segundos a paso de tortuga desde el Teatro Real. Soy muy fan del risotto de boletus con parmesano y trufa blanca, plato que hago cada vez que viene algún amigo a cenar y no lo ha probado antes. Aquí lo hacen bastante bien, aunque como en casa, en ningún lado. A destacar las tostas de trigueros, boletus y espuma de Idiazábal(mi madre probó en Arzak el helado de espuma de este queso ahumado y dice que no ha vuelto a probar un postre así en la vida); y, por su originalidad, combinando vanguardia con la tradición, la deconstrucción de huevos rotos con chistorra en vaso. No hay excusa posible. Si no te canteas con el vino, comes guay por menos de treinta euros.