Dos Passos

El Dos Passos es anterior a Malasaña, puede que incluso anterior a que John Dos Passos y Hemingway tomasen unas hipotéticas copas aquí durante la guerra ¿quién sabe? Este bar fronterizo, checkpointcharlie de Malasaña, es un icono desde hace décadas, desde que en la radio anunciaban que «quien compra en la calle del Pez sabe lo que se pesca».
El Dos Passos forma parte de mi admirada red de bares que son todoterreno, desde el café con donut por la mañana hasta el cubata de antes de dormir. Todavía tiene el cubículo de la freidora para calamares esquina a la calle San Bernardo, pero se nota que, ley de vida dicen, el tiempo para este sitio y para quienes lo regentan se va pasando. Siempre entro a tomar al menos una caña porque me gusta disfrutar del lugar mientras pueda y contribuir con mi óbolo, de forma modesta, a prolongar su existencia.
Frente a los sitios cuyo servicio es antipático o despegado en el Dos Passos tenemos a la mujer de la barra que, no es que te atienda, es que te adopta. Cuando te vas por la noche te dan ganas de decirle: no se moleste en venir a casa a arroparnos, ya lo haremos nosotros y le prometo que no nos enfriaremos.
Esta tarde lo he visto vacío, he pedido una caña, he mirado por la barra, y he pedido ensaladilla porque la he visto sin síntomas de oxidación. «La acabo de hacer» me ha dicho la mujer con aparente sencillez ¿Quiere pan con la ensaladilla? No, gracias ¿de verdad no quiere un poco de pan? Bueno, vale. He aceptado el pan y he comido un poco de él (hasta empieza a sonar teológico-​cristiano el asunto) La ensaladilla era ortodoxa, hecha con ortodoxas patatas y ortodoxas verduras congeladas bañadas con ortodoxa mayonesa de bote. ¿Que no era extraordinaria? Tampoco lo era el cliente que la consumió.
Eché de menos la vidilla que siempre ha tenido este bar, quizás llegué demasiado pronto pero es que siempre temo que la próxima vez llegue demasiado tarde.

Si estás cansado de tomar cañas por los nuevos sitios de Malasaña a los que es imposible entrar y encima te hacen pagar al momento pásate por Dos Passos, un bar de los de toda la vida en pleno centro, entre San Bernardo y Calle Pez.
las cañas además tienen un precio tan asequible como el que recordamos de toda la vida y encima es bastante limpio. Y la comida… pues com obuen bar español pide tortilla de patatas!

Un bar que es un misterio para mí. Alguna tarde he entrado a tomarme una caña cuando estaba por el barrio porque muchos de mis amigos viven en la zona centro-​Malasaña.
Y fuera de que es un bar estratégicamente situado en la desembocadura de la calla del Pez con San Bernardo y que ya digo, fuera de unas cañas a precio habitual y trato correcto con sus parroquianos de media tarde, lo que me intriga y me mata es saber si el nombre del bar viene del magnífico escritor americano o es sólo una coincidencia.

Entrañable. Creo que este puede ser el calificativo que mejor define a uno de mis bares preferidos de Madrid. Y digo bar… porque no es ni pub ni discoteca, si no un bar de toda la vida, de esos que llevan años y años en el mismo sitio, de los de siempre. Para mí es el bar de las tortillas y está regentado por un matrimonio que según me cuentan se han dedicado siempre a eso «de estar detrás de la barra».
La mujer hace las mejores tortillas que yo haya comido nunca, de todos los sabores, formas e ingredientes. Cada vez que pedimos aprovecha y nos cuenta que no es de Madrid pero que lleva aquí toda la vida, que está muy mal de las rodillas y que a su marido lo han operado muchas veces de la vista.
Es como estar comiendo en casa de la abuela. Siempre tiene palabras de cariño. Y las tortillas son demasiado… pero también lo es el pepito de ternera.