Doña 59

Restaurante que no defrauda. Tanto para comida de empresa como para cena de pareja. Muy buena atención y servicio. Destacaría sus arroces. Gran variedad y muy bien cocinados. Buenos entrantes y postres. Precio medio– alto aunque suelen participar en ofertas interesantes a través de distintas webs.

Acudí a Doña 59 para una comida de empresa. El restaurante, sobre todo por la zona, está orientado a dar servicio a pequeñas comidas de negocios, con un precio no excesivamente caro (ni desde luego barato), aunque coincidí la vez que estuve con ¡una boda!, lo cual le aportó a la comida un nivel excesivo de ruido, pero no tiene pinta de ser lo habitual en este restaurante.
Pero vamos a lo que importa: la comida y la atención. Pues la atención es esmerada y cuidada, con la educación y distancia propia de este tipo de locales. La comida, yo le pondría una nota bastante alta. Pedimos diversos entrantes: pulpitos en salsa, anchoas, jamón, pan con tomate, croquetas de chipirones en su tinta… todo estaba bastante bueno aunque he de decir que el precio de la ración de anchoas no iba aparejado con su exigua cantidad, sin embargo el resto de las raciones eran suficientes y parejas a su precio en calidad. Como plato principal comimos arroz a banda y arroz negro ¡herejía eso de pedir dos tipos de arroz! pero es lo que tiene cuando vas con extranjeros a los que les quieres dar a probar varias cosas. Ambos arroces estaban estupendos. Si mal no recuerdo los precios rondaban los 15 euros por plato de arroz.
Y llegó el postre… contundentes, desde luego, todos los postres del local, quizá demasiado pesados incluso, yo pedí una marquesa de chocolate con menta cuya única pega para mi gusto era que tenía poca menta.

Que gran descubrimiento, la cocina mediterránea mejorada y cuidada y todo servido con gusto y con un trato inmejorable. Se nota donde hay profesionales. Tomamos un arroz con carabineros recomendado por Luis el cocinero que demuestra que sabe lo que hace entre fogones. Las entradas a cada cual mejor. Salimos contentos aunque hay que reconocer que no es barato.