Acudía a esta clínica dental en la época en la que vivía en este barrio para hacerme una limpieza rutinaria. Me atendió un chico que sí, me dejó los dientes limpísimos, pero me hizo sangrar como una cosaca y un daño de mil demonios. Seguramente influyó que hacía mucho que no me hacía una limpieza por lo que el sarro debía estar más pegado que una lapa. Al final, cuando ya había acabado el sufrimiento, se asomó una mujer(que tenia pinta de ser la odontóloga jefa) y se enfadó con el chico que me había atendido porque al parecer ella consideraba que debía haberme hecho un tratamiento diferente(más caro, por supuesto) del que me había hecho. No volví más.