Érase una vez una tarde lluviosa de Diciembre, una mujera que tenía que vestir a diez niños y rodar un piloto en el pasaje de Colón durante toda la noche. De repente faltaban zapatos de niños porque un coche se había retrasado. Fui a un minuto de que cerraran, y pedí de mil tallas diferentes de brightoms verdes, y me atendieron con dulzura y paciencia en medio de mi vorágine vestuarista. Tienen unos zapatos divinos. Eternamente agradecida.
María José G.
Classificação do local: 4 Madrid
Es una zapatería de barrio para niños, de las que lleva ahí toda la vida. Uno de esos pocos comercios de antes que quedan en una calle Hortaleza que se transforma día a día para convivir con sus habitantes y visitantes. Si te asomas al cristal de su puerta, puedes ver una colección de caballitos de madera que tienen la útil función de conseguir sentar a un niño a la par que divertirle, y así poder calzarle los zapatos. Tiene mucha variedad y el precio está en la media.