Hay mucha gente en Madrid que siempre que piensa en puestas de sol, piensa en el Templo de Debod. Aún a pesar de que estoy totalmente de acuerdo, siempre he preferido las de la Dalieda por ser más íntimas e incluso algo más despejadas en su vista. Si llegas a buena hora puedes pillar uno de los 2 o 3 bancos que dan hacia el oeste, y sentarte a ver esos últimos minutos mágicos del día. Por otro lado, las diferentes zonas ajardinadas guardan una muestra de dalias que llaman especialmente la atención en primavera, pero pueden estar un pelin descuidadas el resto del año.