Convento de las Carboneras

En realidad es un monasterio del Corpus Christi, pero se conoce por su apodo… se trata de un lienzo de la Virgen Inmaculada que se encontró en una carbonería y se llevó a este convento, de ahí, las carboneras. Me parece un lugar importante para conocer Madrid por que, independientemente de nuestras creencias o ideologías, este convento nos habla de una parte que ocupó mucho tiempo en nuestra ciudad, el llamado Madrid Conventual. Pero sin meternos en clases de historia, que para eso ya es mejor pasarse por allí, te diré que se trata de un convento de clausura en el que se reza 24 horas, impacta bastante entrar y ver el antecoro posterior, en el que se puede encontrar una monja rezando siempre, van haciendo turnos durante todo el día y la noche. Es un lugar especial, de los que hacen que esta ciudad tenga el carisma que tiene. Para empezar, por que se trata de una iglesia barroca, algo que sorprende a todo aquel que pasa por allí, y es que el barroco madrileño es muy singular, sobrio y característico. Por otro lado, se puede pasar a visitar su torno, donde se venden dulces que hacen las monjas. Merece la pena por el olor, y por que entrar te desconecta completamente de la idea de una ciudad que es capital que tienen muchos; los tejados, el olor y la distribución te hacen sentir cómo si estuvieras en lo que un día fue madrid, una pequeña Villa. Además, hablar con las monjas es toda una experiencia para los turistas o habitantes de Madrid, en ocasiones te dan la llave para acceder a algunas zonas del convento, aunque hay que tener suerte y dar confianza.
Casi todas las historias del convento son muy anecdóticas y lo mejor es que está en todo el centro, se accede desde la Calle Mayor, por la plaza de la Villa y a continuación, calle del Codo.