Por su limpieza y variedad de vinos, raciones y desayunos se sitúa entre los mejores de la calle. Obviamente también por la atención que brindan quienes lo atienden. Cuenta con dos partes diferenciadas, una para sentarse y desayunar, almorzar o cenar, y otra más de barra para tomarse el vino o el café de turno. Suelen poner jamón de buena calidad como tapa, tierno y con sabor. Por todo ello se trata de uno de los lugares donde el cliente es más fiel y variopinto. Acudo por lo general por la noche, porque es de los pocos que abren entre semana y donde te puedes tomar un té o un café, y siempre me encuentro a caras conocidas independientemente del día que lo haga. Las conversaciones de los clientes, entrañables. La última vez la práctica totalidad del bar debatía sobre la edad de Olvido Gara, «Alaska», y tomaban como referencia el mejor programa de infantil de la historia de la televisión. No me faltaron ganas para participar, pero al final no me animé. Apuesta segura si te animas a entrar.