Por recomendación de un amigo fuimos a conocer este restaurante. Nos sorprendió verlo casi vacío. La verdad nos chocó un poco la frialdad del maitre cuando le dijimos que íbamos a tomar el menu, de 25 euros(que ya está bien). Nos respondió que sólo incluye una cerveza o una copa de vino por cabeza(con un tono seco y arrogante). La verdad, con un menú nada barato nos daba la sensación de que prefieren que pidas a la carta. Comimos revuelto de setas y de segundo secreto de cerdo ibérico que estaba bastante aceptable y por supuesto repetimos la copa de vino y la pagamos sin problemas. Era la primera vez que íbamos pero creo que los otros clientes eran tratados con familiaridad. Creo que un poco más de amabilidad no les vendría nada mal.