Casa Donato

El otro día estuve en una presentación de un libro en la calle Miguel Servet, en la Galería Swinton&Grant y luego quisimos echarnos unas cervezas. Por ello acabamos aquí!! Hacía mucho tiempo que no entraba en un bar tan cutre, no por el estilo y la decoración, sino porque no nos pusieron ni una aceituna, ni una patata rancia!!! Botijo y listo!
Si que tiene un poco de encanto por el nombre y el estilo bar de abuelo pero poco más!
Si no tienes mejor opción y es para un par de cervezas tiene un pase!

Bar normalito. Tiene ese aire decadente de bar antiguo que mola. Pero después del aire… no le veo yo más historia. Está guay para quedar en plan tranquilo y después empezar a moverte por otros sitios.
No pidas cañas, que no hay grifo. Tampoco hay tapa con la bebida, asi que es de esos sitios en los que suelo estar poco. A mí la cerveza sin comida… como que me sabe peor. Además soy de las que pienso que la cerveza es igual en todos los lados (si es que tienen la misma marca) y que la diferencia la hace la tapa. Eso sí, el precio es razonable y bueno.

Tiempos pasados fueron mejores, se suele decir. Y creo que esto también le ocurre a Casa Donato.
Tiene toda la pinta de tasca madrileña típica, pero le falta algo. Cumple con la decoración esperada, la barra típica, las paredes pintadas de pintura plástica en verde y lo que era blanco en su momento, los parroquianos son los habituales del barrio: con su inmigrante, su señora mayor con carro de la compra, sus personajes de Maki Navaja… pero le falta algo, debe ser la ausencia de grifo de cerveza. Y, o yo estaba ciego y no lo vi, que puede ser, aunque es difícil que se me pase por alto un grifo de Mahou. Ahora en serio, no, no tiene grifo de cerveza.
En lugar de la caña bien tirada que se comentaba en reseñas anteriores nos pusieron 4 botellines de cuarto. Sí, de cuarto. No un quinto o un tercio. Nos pusieron el botellín perdido, el hermano mediano, el menos querido de todos, el olvidado. Y para mi, la medida perfecta para una caña rápida.
Volviendo al tema del pasado, La causa más probable, y se comentó en nuestra visita, puede ser la jubilación del antiguo dueño o el traspaso del bar.
Del Camacho me quedo con el botellín a 1,20 € y el ambiente bizarro del bar

La máxima puntuación para esta taberna! Aquí sólo he estado de cañas pero… muy bien tiradas, y es que eso es todo un arte. Típica taberna de barrio en la que nada más entrar te sientes, no solamente cómodo, sino agustito. Me gusta porque no tiene más pretensiones que las que debe tener: hacer parroquia!

Otra de esas tascas de Madrid con encanto que son seña de identidad del foro. Locales con solera que compiten con la moda retro-​vintage que cada vez se extiende más por la ciudad.
Es una tasca pequeña, con un par de mesas de madera y unas cuantas banquetas junto a la barra. La gente no va por los vinos, va por el ambiente, por los jotabés, como dice el dueño, jodidos botellines.
La clientela es la habitual del barrio de Lavapiés junto con algunos guiris que habrán leído en su guía de bares típicos de Madrid una reseña sobre este bar. Seguro que por el dueño, es un crack.
Recuerdo un día que un chaval, vestía un jersey Lacoste, pidió una ración de queso curado. Al probarla se levantó de la mesa y le devolvió el plato al dueño. Le dijo que no era queso curado, que se lo pagaba, había probado dos o tres cuñas, pero que no era lo que había pedido. El dueño contestó con su voz ronca y castiza: «Vosotros los pijos de Salamanca os creéis que entendéis hasta de queso». Lo dijo con una gracia que al chaval no le quedó otra que reírse. Le puso un plato de chorizo, porque sí, y todos tan contentos.