Cafetería Cuenca

Recuerdo haberla visitado una vez que estaba viendo pisos por la zona. Y también recuerdo que mis compañeros y yo hicimos varias coñas con que la película «El crimen de Cuenca» estaba ambientada en este bar y no en la ciudad de las casas colgantes.
Al dueño del bar se le olvida pasar el mocho o lo hace con una intensidad propia de un pollito el día de su nacimiento. Sí amigos Unilocaleros, el suelo está bien fosco, las papeleras rebosan amor y hay vida vegetal en las juntas de los expositores. Para colmo, cuando fui estaba Telecinco puesto en la tele.
En fin, que limpio no está, pero no es nada que no hayáis visto cien veces ya.
A falta de lujos hay ahorros y los cafés en la cafetería Cuenca cuestan menos de un euro si no me falla la memoria. Me quedé con las ganas de pedirme un copazo, porque tenían pinta de salir a cuatro pavetes.
Si los pedís, contadmelo, please.

Para mí, es un sitio poco recomendable. Está en un sitio muy transitado porque se sitúa entre el intercambiador de autobuses (que llegan de Vallecas, Rivas, Arganda…) y la parada de metro de Conde de Casal. Si pides cambio para la máquina de tabaco parece que te estén haciendo un favor enorme, el baño imposible usarlo si no consumes antes y aunque no haya clientes pueden tardar diez minutos en atenderte o desactivar el control de menores de la máquina de tabaco… El café, eso sí, está bueno y no es caro.