Burnout

Hamburguesas muy buenas. Cocinado a perfección y unos batidos absolutamente deliciosos. Es un sitio por la zona de Bilbao y Quevedo donde hay muchos sitios semejantes y cada día abren uno nuevo. Esta muy de moda las hamburguesas así estilo americano o británico también en este caso. Pero para mi lo que distingue este sitio sobre todo los otros es que el servicio de todos ahí es increíblemente bueno. Hasta el cocinero era amable. Me gustó la comida pero en fin me encantó el servicio

Domingo por la mañana y después de un mas que reconfortante paseo por la calle Fuencarral comenzamos a tener un poco de «gusa», oteamos a izquierda y derecha y solo alcanzamos a atisbar un solar gastronómico donde «100 montaditos» aparece como única alternativa para el apetito
S: ¿Y si probamos aquel Burger?
M: ¿Otro sitio de hamburguesas, me tienen un poco hasta los ???
Y es que como muchos habréis notado o sufrido ya, la burbuja madrileña de las hamburguesas no ceja, haciéndose cada vez más grande, con nuevas aperturas TODOS los meses, lo que con el tiempo, acaba saturando el mercado y el gaznate de muchos de los comensales.
Sin embargo, Burnout viene a romper ciertas reglas «pre-​escritas» de este tipo de locales, ya que sus hamburguesas tienen combinaciones MUY atrevidas, cosa que es de agradecer en los tiempos que corren, en mi caso fui directo a por una Chimole (Queso cheddar curado, guacamole, cebolla frita y salsa chipotle mayo) que estaba sinceramente espectacular, Merche M opto por una burger mas clásica pero muy rica, la Cheezbrgr (Queso cheddar curado, pepinillo, lechuga, tomate, cebolla roja macerada, y salsa burnout — ojo a los que odiáis el pepinillo pues la salsa también lleva) el montante total rozó los 29 euros, un precio mas que conveniente para lo saboreado.
¿Algún punto negativo? Un par, que a mi juicio la carne no termina de ser protagonista en sus hamburguesas (puede que alguno de los puritanos o entendidos me mate por el comentario) y que el servicio si bien es cordial, no termina de ser amable en muchas ocasiones.
Burnout, un verso suelto en el emporio hamburguesero de la capital del Reino.

En la carrera por la mejor hamburguesa de Madrid Burnout está dando una buena pelea. La primera vez que puse un pie aquí fue gracias a Rocío y su mega evento concurrido en la que degustamos un par de hamburguesas, entrantes y postres. Gracias a Hugo el «Burger Lord» también nos dieron de probar la chilli burger que es lo más fantástico que hay en este lugar.
El lugar es medio ecléctico en cuanto a su decoración, tienen piezas de comic art, cosillas de star wars por ahí, un busto de Julio César (al menos yo digo que es él) y una pared biblioteca abajo. Kitsch ya te siento.
Luego de una semana agotadora de clases decidimos que nos merecíamos una buena hamburguesa y llegamos a Burnout, medio tarde pero seguían aún abiertos. Éramos 3 y dos pedimos la chilli burger con picante «normal» (12,5, vale cada céntimo) y una la con aguacate (que no recuerdo el nombre). Antes pedimos unos chicken fingers porque estábamos a punto de desfallecer del hambre, estaban igual que en el evento, deliciosos, lo mismo las hamburguesas!
Como en el evento las hamburguesas eran mini, ahora pude probar una tamaño real, y debo decir que son bastante bien de tamaño, no te quedas con hambre (salvo que seas de esos capaces de engullir ²⁄₃ hamburguesas de un tirón). Las patatas estaban muy bien, que es algo que se olvida pero te pueden arruinar la cena.
A nivel cerveza tienen varias opciones, en el evento me hicieron probar la Brabante y está muy buena, de esa marca hay un par de variantes.
Los postres la verdad que no son muchos, galleta con chocolate y helado, la famosa tarta de chocolate y cerveza negra (a la que jamás le sentirás sabor a cerveza) y creo que hay helados. No es muy variada, creo que faltarían 1 o dos opciones más.
La comida llegó súper rápido, la carne en su punto y la atención fue buena. Tengo la suerte de tenerlo lo suficientemente cerca como para ir alguna que otra vez, pero lo suficientemente lejos como para no abusarme.

Oh por dios ! Demasiadooooo ricas estas hamburguesas. Conocí este lugar gracias a un evento que realizó Unilocal hace ratico. Llegamos y nos ubicaron casi que a 21 personas en la planta baja donde te encuentras varias mesas y sillas alrededor de un lugar totalmente decorado por cositas de star wars y cuadros de cómic. Quedamos muy bien y nos realizaron un menú que contaba con unos nachos y unos chicken tenders de entrada que estaban para chuparse los dedos, luego llegaron con tres tipos de hamburguesitas, bacon and cheese, guacamole y Chili que la verdad ninguno le pareció mal pues no quedó nada en el plato. Ese día salí feliz además de conocer gente súper amable de Unilocal quede con ganas de volver y lo hice.
Mi segunda visita fue en la noche un viernes pensamos no encontrar mesa por el horario y día, pero estuvimos de buenas normalmente estos lugares se llenan y hay que reservar!
Dos pedimos chili pues nos quedamos in love de esta y existe picante y normal, la normal pica y mucho si eres mala para el piqué como yo no la pidas, aunque su aguantas pruébala me la comí porque era muy rica! Jaja. El pan de esta hamburguesa me encanta porque es muy esponjoso y un tris dulce y sus papás francesas, ni de qué hablar son con cáscara caseritas muy deli!
El lugar es súper cómodo y la música es muy agradable me gusta mucho, el postre la verdad no soy de mucha torta de chocolate prefiero los frutos rojos, no está mal pero he probado mejores !

Llevaba tiempo queriendo ir y finalmente me uní q un grupo de Unilocalers que nos pasamos a hacer un Burguertour aquí. Lo primero de todo en lo que te fijas es lo pequeño que es el local y la original decoración inspirada en Start Wars con posters, miniaturas, cascos, robots. Un tributo a este clásico de ciencia ficción.
Nada más entrar te encuentras un grupo de mesas altas y alguna baja, la barra y un néón que indica que el «Saloon» y, efectivamente bajas a un comedor, iluminado como una sala de cine del más dan de star wars, mesas de madera muy sobrias y tb están los baños (ojo, que al bajar la escalera el techo es algo bajo y si eres alto, te puedes tropezar con él).
Ahora, a lo que importa, la comida.
Tomamos unos nachos de aperitivo, a la forma española, con crema agria, jalapeños y guacamole pero con un toque especialidad Burnout, chili. Calentito y por encima bien repartido. ¡Delicioso! También tomamos fingers de pollo con cornflakes, que le dan ese toque crunchy y al regarlo con la sala barbacoa ya, llegas al cielo.
Cómo eramos un grupo grande (más de 20 personas) nos prepararon un menú especial donde pudimos probar 2 mini hamburguesas distintas: hamburguesa Chimole y la Cheese Burguer. De la primera decir que la salsa estaba de miedo (una mezcla de guacamole y Chili de infarto). La Cheese Buguer es tal cual la imaginas, con queso y una salsa especial Burnout tb con un toque de Chili muy rico.
La gran sorpresa vino, cuando nos prepararon una tercera mínimo burguer, la de Chili, ¡qué decir! Babeo de pensarlo, estaba deliciosa, casi la devoré, me quedé con ganas demás. El único punto que no me gustó fue el de no poder pedir el punto de carne… Es lo bueno que tiene ir un día de normal y probarla como a mi me gusta al punto jeje. El aliño eran patatas con sal de romero, que estaban tan buenas que no hacía falta ponerles ningún tipo de salsa, solo saborearlas a gusto.
Las burguers las bañamos, en mi caso, con ceremonia Brabante tostada (la oro) que acompaña perfectamente la salsa de Chili y el guacamole y le da ese toque a la ternera para apreciar bien todos los sabores.
Acerca del postre es lo que le quita la 5 estrella. Probamos la tarta de chocolate de Guinness, para mi gusto algo seca; y el Sundae Cookie, que es una salsa de chocolate al baño maría, con una Cookie en el centro y con una bola de helado de vainilla. La mezcla del chocolate casi ardiendo y el helado con el crujiente de la galleta le daba un toque muy rico al postre pero se me hizo algo empalagoso.
Desde luego ha sido tosa una experiencia ir al Burnout y tengo ganas de ir un día y pedirme yo algo por mi cuenta, me gustaría echarle un vistazo a la carta y poder escoger alguna otra cosa más. Otra gran opción para tomar buenas hamburguesas en la capital.

Primera incursión en Burnout y he salido encantado y con ganas de volver próximamente. EL local no es muy grande que digamos, sobre todo la parte de arriba (nos tocó en mesa alta), aunque abajo tienen más espacio y también tienen una pequeña terraza en la calle Fuencarral. La decoración me gustó mucho, es muy curiosa, tienen desde juguetes, pasando por un poste eléctrico o pantallas de máquinas de pinball.
Fuimos específicamente a tomar el menú del día que tienen entre semana y que ya habíamos visto al pasar por la puerta en alguna ocasión. El menú incluye cada día una hamburguesa diferente con patatas o ensalada, bebida y café. La hamburguesa estaba de vicio, el pan simplemente me encantó, con muy buena consistencia y un sabor magnífico, la carne estaba muy buena y las salsas que llevaba muy bien preparadas, pero sutiles y en su justa cantidad para no enmascarar el sabor de la carne. Los acompañamientos, tanto las patatas con piel, como a mí más me gustan, y la ensalada con un aliño muy bueno, son el complemento ideal. Para beber pedimos unas cervezas Brabante de grifo muy buenas y luego un café que preparan en la Nespresso.
Los chicos que nos atendieron fueron súper majos, nos trataron estupendamente y son bastante rápidos, ¡así que volveremos a probar más seguro!

— entrantes muy bien.
— hamburguesas muy bien.
— patatas y acompañamientos muy bien.
— postres muy bien.
— precio bien, calidad precio muy bien.
— la opcion ideal si te pilla por la zona.

Tercera visita que hago a Burnout, y, como he leído en otra reseña, la verdad es que cada vez que he ido, me ha gustado más.
En esta ocasión, aunque no era un evento élite, si que era un evento Unilocal (Gracias Rocío por la organización), y ¡Claro! Fuimos con un menú cerradito, porque si ya fue un poco lío el poner el dinero que correspondía a cada uno, imaginaos si cada uno llega a pedir lo que bien le hubiera apetecido y no se hubiera pagado a escote.
El menú consistió en dos platos entrantes para compartir: nachos, que la verdad es que merecen mucho la pena y Chicken Tenders, aunque de estos las verdad es que se echaron de menos más, ya que supieron a poco, pero mojados en salsa ¡Qué ricos!
Pero lo mejor vino después. Primero una gran bandeja de minihamburguesas Cheese burguer que fueron devoradas instantáneamente por el hambre de hamburguesas que teníamos. Yo esta la comí despacito, pues es en la que de verdad puedes saborear la carne sin que el sabor de otro ingrediente u otra salsa te despiste el paladar. He de reconocer que, en comparación con otras hamburgueserías de la zona, y en este momento, la carne es de lo mejor. Hay que reconocer que Álvaro, el dueño, le pone mucho interés a la selección de las carnes.
A los pocos minutos llegó la siguiente minihamburguesa, la chimole. En esta, aunque también buenísima, el sabor de la carne ya queda un poco oculto por el guacamole y la salsa chipotle mayo. Pero de un bocado nos la comimos casi todos.
Ahora, que de verdad la sorpresa vino después. Yo tenía entendido que solo iban a ser dos minihamburguesas, pero al final llegó una tercera, la que creo que es la estrella de Burnout, la Chili burguer. Y es que ese sabor picante, sin llegar a que te arda la boca, está muy conseguido. La probé en el evento de Élites en Noviembre de 2015, la he vuelto a probar y creo que la próxima vez la volveré a pedir.
Pero un evento como este no podía terminar sin postres. Un gran trozo de tarta guiness, y el sundae cookie presentado en una sartÉn… Me faltó rebañarla con la lengua.

Había probado sus hamburguesas en el formato de llevar a casa y, sin parecerme mal, tampoco me habían parecido el colmo del sabor; sin embargo, estando ayer allí y teniendo la oportunidad de probar diversas variedades, encontré la carne muy rica, aprendiendo luego que el propio dueño elige las piezas en la carnicería y no les añade grasa extra. Esto, quieras que no, marca una diferencia de sabor y calidad.
Los entrantes, bastante ricos: los nachos repletos de queso y carne, y los fingers de pollo hechos con pollo real en vez de con esa biomasa llena de féculas a las que nos tienen acostumbrados otros locales. Las patatas fritas de acompañamiento me parecieron simplemente espectaculares, probablemente las mejores que he comido en mucho tiempo, aunque empeoran mucho con el traslado a casa (o esa es mi memoria), así que mejor consumir en el local.
De las cuatro hamburguesas que he probado hasta ahora en este sitio, la mejor ha sido la de chili, el plato que tanto se consume en América y que aquí aún no prolifera, y que le da un punto muy especial a esta versión hamburguesera. La de pollo, que probé aquella otra vez, algo sosita: indudablemente, este es un sitio para comer carne roja.
En cuanto a los postres, la tarta de chocolate y cerveza negra es extraordinaria; sin embargo, la cookie caliente con helado no me dijo mucho, aunque nunca me ha gustado en ningún sitio donde la haya tomado, así que no es culpa de ellos.
En general, muy bien. La calidad es buena, el sitio es cómodo y agradable incluso cuando tienes que apretarte un poco, y el sabor de su comida es magnífico salvo un par de detalles sin importancia. Lo que sí agradecería es salir de allí un poco más lleno, pero también confieso que prefiero pagar por buena calidad en tamaños ligeramente ajustados que por raciones enormes de comida basura. ¡Volveremos!

Me quedé con ganas de probarlo con tranquilidad tras el Evento Élite del que disfrutamos hace unos meses. Así que reservé un domingo. Como hacía medio bueno la terraza estaba repleta de gente pero yo soy más de interior hasta que no haga un calor de camiseta de manga corta. Eso de comer con el abrigo como que no es para mí.
Nos sentamos en la planta de abajo y estaba medio llena. Al estar abajo quizás noté que el servicio es más lento, no hay camarero al que puedas llamar y todo se ralentiza. Mi acompañante se pidió una hamburguesa con bien de queso y yo me pedí la de pollo que no lleva nada de lácteos! Un gran acierto. Estaba riquísima. El crujiente del pollo era lo más y el pan medio dulce es riquísimo. Eso sí, son un pelín pequeñajas pero el precio es estupendo unos 8 euros, no es muy de subirse a la parra y las patatas son una delicia. Me encantaron!!!
Eso sí, por favor, lo digo una y otra vez, el hilo musical de los sitios es muy importante. Está al mismo nivel que la estética. Si tienes una estética guay y currada y de pronto me pones ‘El Canto del Loco’…pues como que no. Hubo un momento que sonó ‘Caruso’, que vale es una cancionaca, pero a todo volumen y tal pues como que parece que te arrancas rollo karaōke y nos entró una risa tremenda! Hay que saber muy bien crear un ambiente con la música para que no te chirríe.

He estado en varias ocasiones y tanto los nachos como las hamburguesas tienen una buena calidad, así como las ensaladas. Además sirven distintos tipos de cerveza incluyendo Bravante. Lo peor sin duda y que no ha mejorado en las visitas: el servicio. Es bastante lento incluso con poca gente comiendo. Un punto muy importante a mejorar, así como añadir más variedad de hamburguesas, con posibilidades para los vegetarianos.

Estoy enamorada de este sitio. Desde que probé la hamburguesa de chili en el evento de Unilocal supe que tenía que volver pronto a por ella y así fue.
La carne me pareció espectacular y el punto lo clavan, da gusto pedir algo al punto y que por dentro esté totalmente rosa y tostada por fuera, la salsa de chili con carne tiene un punto picante muy rico, para lo más atrevidos tienen una versión más picante, para mí esta es suficiente. Está fuera de carta aún pero se puede pedir sin problemas.
Como acompañamiento puedes elegir entre ensalada y patatas fritas, todos pedimos patatas fritas, ponen una buena cantidad, son grandecitas y se nota que no son las típicas congeladas que podrían servir en cualquier otra parte, vamos, que las podría haber frito tu madre :)
Como acabamos bastante llenos no teníamos pensado pedir postre pero fueron súper amables con nosotros y nos invitaron a helado de chocolate y tarta guinness para compartir que me encantó, mira que yo soy muy fan de esta tarta y tengo donde comparar pero estaba realmente buena.
En resumen, Burnout entra directo a mi Top 3 de hamburguesas en Madrid: D

Pocas veces me veréis llorar delante de un plato de nachos, porque cuando no es que tienen poco queso, es que el guacamole es una masa chunga de cilantro o los triangulitos se quedan blandos… Pero hay excepciones como la que nos sirvieron en este local. Excepciones en las que la cantidad de queso, guacamole y nachos es perfecta y, a pesar de estar rebosante de ingredientes, los nachos están crujientes. Pues eso, llorando.
Las hamburguesas fueron muy correctas, eso sí, al tratarse de mini hamburguesas que nos sirvieron en un evento, tampoco puedo hablar de las grandes, pero tengo la impresión de que estarán incluso mejor que sus hermanas pequeñas.
También nos sirvieron unas tiras de pollo rebozado que estaban genial, muy ricas y con unas salsas de mostaza y barbacoa sabrosísimas.
Poco más hace falta para tenerme contento: productos naturales, buen hacer, ilusión… Con esos ingredientes, salen cosas ricas seguro.
Así pues, visitad el Burnout si queréis llorar delante de la comida y devorar animales cocinados con amor.

Otro local surgido de la vorágine hamburguesera de Madrid. Situado cerca de la glorieta de Quevedo lo primero que llama la atención es su decoración. Su pequeño saloncito de la entrada está decorado con motivos de máquinas de pinball y «tragaperras», además de varios robots lo que le da un toque geek molón. Eso sí, uno lo ve y dice, ¡qué sitio tan pequeñín! menos mal que dispone de otra planta un tanto más grande en la planta baja, esta adornada con carteles de Star Wars y murales de Warhol de Mao entre otras cosas. En resumen, cinco estrellitas por la decoración.
Íbamos cinco… y no había mesas para cinco, así que en lugar de «apretujarnos» en una de cuatro como suelen hacer en otros lugares, nos dejaron sentarnos en una de ocho comensales para nosotros solos, un gran detalle.
De entrantes pedimos unos nachos que estaban buenos, aunque lo verdaderamente espectacular fueron las hamburguesas. Pedimos la chimole, burnout smoking y wild crunchy bird.
La chimole lleva queso cheddar, guacamole, cebolla frita y una especie de mayonesa con chipotle, esta última salsa es deliciosa. La smoking va con queso cheddar, bacon, cebolla caramelizada, pepinillo, lechuga y una salsa especial que le da el toque ahumado. La otra es de pollo con otra salsa de la casa y lechuga y tomate. Yo no son nada fan de las hamburguesas de pollo pero esta estaba muy buena.
Las hamburguesas se pueden pedir con patatas fritas o con una ensalada de lechuga con tomate y cebolla morada de acompañamiento. Respetaron completamente el punto de la carne en todas ellas.
No probamos los postres, aunque tengo pendiente volver para probar un trocito de la tarta guinness con chocolate.

El sitio me encantó, es bastante acogedor.
En cuanto a la comida, los nachos bastante completos, estaban muy buenos, las alitas de pollo ricas y tiernas con su toque picantón, las tiras de pollo crocante con sus dos salsas estaban genial, y como no, las hamburguesas de carne de buey en su punto estaban de rechupete!
Me quede con ganas de probar los batidos, pero en general todo estupendo! La atención y el servicio fue rápido y amable.
La cerveza que tienen es Barbante, la de trigo, una de mis favoritas.

Tiene mérito Burnout, ya que las hamburguesas no se encuentran entre mis platos preferidos, pero las de aquí me convencieron totalmente. He conocido este sitio gracias a un evento Unilocal,y la verdad es que el trato que nos prodigaron, sumado al sabor de las hamburguesas y las deliciosas salsas (sin olvidar el pollo marinado), fueron la clave de la tarde.
Hay un detalle que no me agrada en cuanto a la decoración, y es puramente ideológico: Cuatro pósters de Mao lucen en una de las paredes del piso inferior, con combinaciones de colores al estilo Warhol. Salvando mi ignorancia en cuestiones artísticas, me produce la misma incomodidad que si de Hitler, Mussolini o Stalin se tratase.

Buenas hamburguesas y muy buen trato al cliente
Buscando algo que picar cerca de Quevedo pasamos por delante del Burnout y con un aparatoso sonido de engranajes oxidados comenzando a moverse tras un largo periodo de inactividad recuerdo que lo tengo pendiente. Pronuncio «¡Eureka!» con dificultad, algo así como «¡Euskera!».
Terraza muy grande y a 26 de septiembre a las 21:30 aún muy agradable, pero le quedan dos telediarios. No reservan por lo que nos dan una mesa para dos sin ningún inconveniente.
Pedimos dos hamburguesas, una CHEEZEBRGR y una BURNOUT en su versión normal (150 g) pero si hubiéramos llegado envalentonados habríamos optado por las grandes.
Pasa un cuarto de hora. Pasa media hora. Las mesas de alrededor están ya servidas y se han sentado después de llegar nosotros. Preguntamos. Error 404, nos dice el encargado. La informática, como siempre (toman nota en iPads). Nos invitan a otras dos jarras de cerveza como las que estábamos bebiendo y nos prometen invitarnos al postre. Que tarden lo que quieran. Cerveza va, cerveza viene.
Salen las hamburguesas y están buenas. Muy buenas. Ambas con cheddar curado. La CHEEZEBRGR con cebolla morada es muy clasica. Carne jugosa, se deshace en la boca pero no tiene sabor a parrilla de carbón como en otros templos de la hamburguesa, todo sea dicho
La BURNOUT es pringosa, lleva cebolla caramelizada y lo que parece salsa barbacoa. Detesto la salsa barbacoa y los sabores agridulces pero al probarla ésta sabe a otra cosa, no a salsa barbacoa. No es agridulce. Tampoco es picante. ¡Es la salsa Burnout! Mi veredicto: gana la BURNOUT pero la CHEEZEBRGR no desmerece. Patatas fritas en aceite de oliva, patatas fritas de madre.
El postre son dos porciones de tarta de chocolate negro con cerveza Guinness muy rica con una capa de escarchado de queso blanco muy generosa.
Salimos encantados, han sabido estar a la altura en trato al cliente y en buen hacer hamburguesil.
Las hamburguesas están a 9,5 euros y la cerveza es Brabante. ⁴⁄₅ I’d recommend.

Hay muchas hamburgueserías en Madrid, y destacar no está tan fácil. Burnout juega a favor con una carne muy jugosa y tierna, y unas patatas fritas realmente buenas. La terraza en la calle está también bastante bien, aunque algunos transeúntes te pueden robar las patatas sin problema. La especialidad es la Smoking Burnout, y merece la pena, sobre todo por la ternura de la carne.

Cada vez que vuelvo a Burnout soy más fan que la anterior. No me cabe ninguna duda de que es la apertura de hamburguesas del año. Tienen poca variedad, pero la calidad es innegable. Con una terracita bastante maja, el local de nivel calle es muy chiquitito, pero abajo tienen un salón que para los frikis como yo, es el paraíso. Imaginaos, burgers de escándalo mezcladas con muñequitos de Star Wars everywhere y detallitos de máquinas de pinball y demás, que hacen que no sepas a dónde mirar.
Aunque soy muy carnívoro, la hamburguesa de pollo «acorralado», como ellos la llaman, está para pedirse tres y quedarse bien contento. Pero eso sí, las de carne «de verdad» tampoco es que sean como para pasar por alto. Ricas no, lo siguiente y encima con unos precios bastante majos.
Sin duda, para ir y repetir, pero no mucho, a ver si me vais a llenar el local y no voy a poder ir yo cuando quiera: P

Es una risa mirar la página web de Burnout, la verdad. Probablemente todos os habéis dado cuenta de que el tema de las hamburguesas está ya bastante trilladito, y la verdad es que ellos no lo esconden. De su web, en su página de presentación: «Somos una (otra) hamburguesería de las que han ido surgiendo en los últimos años (muy originales…)».
Pues sí, es verdad: las hamburguesas están de moda en Madrid. Y un día que volvía con un amigo de la sala de exposiciones del Canal de Isabel II, terminamos sentados aquí después de valorar un par de opciones cercanas (entre ellas el Tuk Tuk). Nos sentamos en la terraza, que da a la poco (sobre todo en fines de semana) concurrida parte alta de la calle Fuencarral y nos trajeron la carta.
Pedimos una ración de Chicken Tenders de entrante y sendas Brunout Smokin’, además de dos Coca Cola. Al rato vinieron las hamburguesas, pero no los Chicken Tenders. ¿Cómo? ¡Pero si lo llaman entrante por algo! Esta es la única crítica que les puedo hacer: que el entrante llegó más tarde que los principales.
Sin embargo… se lo perdoné. Se lo perdoné mucho porque esos Chicken Tenders no se pueden describir con palabras están IMPRESIONANTES. Increíbles. ¡¡¡Qué cosa más deliciosa!!! Qué dos salsas más ricas, qué pasada. Las hamburguesas también estaban riquísimas, sabor espectacular, una carne deliciosa. Vamos, que serán (otro) local de hamburguesas, pero son DE LOS BUENOS.
Nos quedamos sin tomar postre porque reventábamos, el chico nos recomendó pasar del entrante la próxima vez y tomar postres, porque también merecen la pena. Desde luego que lo haré, si están a la altura de la hamburguesa bien lo merecen. ¿El precio? 18 €. No es barato (dos hamburguesas, un entrante, dos bebidas) pero para un fin de semana… te lo puedes permitir. Ya os digo que salimos de ahí rodando. Volveré. Pronto.
Ah, por cierto, el sitio por dentro es una chulada.