Burger Creperie Bar

Antes de nada, apuntar que no tomamos una crep sino hamburguesas. A finales de agosto por el barrio de Salamanca para comer no hay muchas opciones y por tanto me encontre en este local. Tienen hamburguesas por 8 Euros. No son muy buenas… Hay sitios mejores.
No se que tal seran los creps…
El servicio correcto…

Hasta hace poco, cuando en mi grupo de amigos de la universidad hablábamos de cenar algo sencillo significaba una ración de bravas y otra de algún clásico como tortilla, salchicas, carne adobada o calamares.
Sin embargo, un día que estábamos en plan innovador para lo que éramos nosotros decidimos ir a cenar a La Creperie Easycrep. Salimos encantados, con el trato y con el precio. Particularmente, probé uno de jamón york, queso y huevo a la plancha que estaba muy bueno.
Eso en el apartado de salados, algo que todos concebíamos como un mero trámite para el plato fuerte de la noche, los dulces, motivo por el que verdaderamente habíamos dejado de lado nuestras queridas bravas dos salsas.
Íbamos con tantas ganas que compartimos, así probábamos más. Chocolate con nueces y nata, dulce de leche y nueces, dulce de leche con chocolate o mermelada de fresa con helado de fresa (redundante pero sabroso). Todos esos pude probar y, a pesar de la sensación de pesadez posterior en todo mi cuerpo, no me arrepiento para nada.
También he estado en el de Pintor Rosales, pero éste me gusta más, veo el lugar en sí más agradable.

¡Viva Francia por haber inventado los crêpes! Qué a gusto me he quedado… Aunque me quedaría mucho mejor si estuviera ahora mismo degustando uno de esos fabulosos crêpes (imaginad a Homer Simpson babeando: «gggrrrr»). Y es que me encantan los alimentos versátiles, que tanto valen para un roto como para un descosido, y así son los crêpes: da igual que les eches dulce o salado, pegan con todo.
No soy yo muy innovadora con eso del comer, así que mi favorito es cualquiera que tenga queso y algo de carne: jamón, beicon, pollo… Pero los hay para todos los gustos, con mucha variedad de ingredientes. Y, por supuesto, no se puede ir uno sin probar los crêpes dulces (personalmente, soy de las que opina que, por muy lleno que estés, siempre cabe algo dulce al final).
Este restaurante en concreto es bastante amplio, pero sí que es verdad que, dependiendo de cuándo tengas pesando ir, es conveniente reservar.

Buena y misteriosamente barata. Por 8 euros sales cenado y pidiendo un paseo para bajar el crep. Normalmente está bastante lleno y tienes que esperar mesa, pero merece la pena para un cena informal o un cumpleaños. Yo suelo pedir uno de ahumados, que me dejó muy satisfecha, muy suaves, algunos con bechamel que supongo será lo que más te llena y todos acompañados de esa fuente de salud que son las patatas paja.
Os advierto de que por muy llenos que estéis hay que probar uno dulce, aunque sea para compartir, yo siempre me pido uno de dulce de leche y chocolate a compartir con doscientas personas, a ser posible por que empalaga a la vez que vicia… buenísimo.

creps muy buenas, tanto las dulces como saladas. La patata normanda, increible y la tabla de quesos y pâté con sala de frambuesa grade riquisimo. El precio no esta mal