Bravas

La verdad es que este bar me encanta. Es típico bar de barrio de toda la vida, con una barra de tamaño medio y cuatro mesas. Suele llenarse para las últimas horas del día con todo tipo de gente, desde universitarios a familias y parejas de la zona, que no les importa estar apretados para disfrutar de las deliciosas patatas mixtas que sirven y de una cerveza fresquita

Si buscas dónde empezar una ronda por el barrio y no estás seguro por qué lugar decantarse, con Bravas aciertas. Eso si, siempre que no seas un público exigente y escrupuloso, ya que lo que ves al entrar es lo que hay.
Sus bravas hay que probarlas, fundamental. El consumo en el local es barato y el espacio suficiente para llenarse con cuatro grupos de amigos, siendo generoso.
Un clásico en la zona de Argüelles.

Es un bar de barrio relativamente pequeño de Moncloa donde encuentras comida y bebida a muy buen precio. Para mí este bar destaca por sus hamburguesas, por 3 € tienes una hamburguesa con queso y bacon espectacular. No hay día que vaya y no termine pidiéndola. Las bravas buenísimas y la cerveza a muy buen precio en jarra helada. Tienen 4 ó 5 mesas pero los fines de semana suele estar bastante lleno.
He de decir que el camarero no suele sonreír mucho y todas las veces que he ido suele ser un poco seco pero por esas hamburguesas y esas bravas se perdona.
Ah! Importante: no aceptan tarjetas de crédito, pero tienen wifi.

Sabíamos que íbamos a estar por la zona y nos apetecía comer unas bravas, así que buscamos en Unilocal un sitio cercano y recomendado para ello. Después de pedir un par de consumiciones que el camarero acompañó de tapas, pedimos una ración de bravas y otra de calamares. No se equivocaban los Unilocalers: las patatas estaban riquísimas, con una salsa casera y ligeramente picante. Quizá los únicos puntos en contra fueran que no estaban recién hechas y que la ración no era demasiado abundante (aunque por menos de 4 euros la vimos aceptable). Y los calamares también buenísimos, con un rebozado fino que se agradece. Visto lo visto, decidimos pedir otras dos bebidas y una ración más para volver a casa comidos. Un detalle que con las bebidas incluyeran tapas de nuevo (no en todos los locales lo hacen si además consumes raciones); en esta ocasión, dos mini hamburguesas con bacon y salsa barbacoa. Aceptables sin más. Como tercera ración, elegimos el chorizo a la sidra, que estaba muy rico. Lo que menos nos gustó fue la atención: es desagradable ver cómo los (era evidente) clientes habituales reciben un trato más atento que quienes llegan allí por primera vez, sin contar con que las tapas de las segundas bebidas fueron lanzadas sobre la barra con desgana. En ese momento el camarero no estaba desbordado por las comandas, así que no es excusa. Sin embargo, y pasando por alto todo esto porque quizá fuera debido a motivos desconocidos que no merecen ser tomados en cuenta, si un día coincide que el hambre nos agarra en la zona de Argüelles, creo que volveremos, porque la comida es estupenda.

No puedo aportar nada nuevo a lo ya comentado por otros Unilocalers adelantados.
Decir que es de los «típicos bares de toda la vida», con bebida y comida barata. Y con eso sería suficiente. El atractivo es, además de las jarras (heladas) de cerveza o cualquier consumición, esa ración de bravas para abrir boca o tentempié si vas a seguir por la zona o es el bar «de espera» hasta que llegue el resto de pandilla y seguir la noche en el siguiente.
Ya he ido varias veces, y no dejaré de ir..

Este bar nacio con el sueño de juntar las hamburguesas que tan ricamente preparaba en el donoso uno de ellos y las patatas del rey de las tortillas que preparaba el otro socio.
Es un bar de toda la vida con unas hamburguesas excepcionales y muy bien de precio (no llega a los 3 € y le da mil vueltas a las deL donoso). Pero el plato estrella son las bravas que las preparan con una salsa secreta para relamerse los dedos que lleva un toque picante con especias (también puede ser mixta, y las patatas son rizadas).
Además de las bravas y de las hamburguesas, tienen bocatas y muchas raciones muy bien de precio, y si te quedas con hambre con cada caña por 1’30 € te ponen una rica tapa. Si no quieres caña peque que te la ponen en vaso de copa y que a mi me parece super original, tambien te puedes pedir cañas en jarra que te las sacan congeladas y en verano es de agradecer.
Para mi es el mejor sitio de bravas de todo madrid, y soy una experta bravera! No se puede tener mejor calidad a un precio imbatible y sentirte como en casa con los dueños que son súper salados!
Lo recomiendo a todos los braveros!
Pd. yo cuando tengo mono de bravas me paso por aqui ;)

Bebida barata y comida barata. Y punto, para que quieres más. Con su barra de aluminio visto, su luz «tenue» de fluorescente, sus paredes con poster de hace 10 años. Buen punto de inicio para empezar una noche por Moncloa/​arguüelles o para esperar a los rezagados (entre los cuales suelo estar incluido =D)

En el madrileño barrio de Chamberí, relativamente cerca del edificio del Ejército del Aire, concretamente en la calle Meléndez Valdés se ubica un bar de barrio de atmósfera castiza y tintes gallegos, en el que vuelan las comandas de bocatas de calamares y bravas: Café Bar Bravas.
El bar Bravas presenta una discreta y oscura fachada, que no invita a entrar en el interior, únicamente decorada por el cartel que nos indica su localización. La decoración del local prácticamente brilla por su ausencia: además de la prolongada barra metálica que flanquea el angosto comedor no hay apenas más elementos en el restaurante salvando algunos cuantos carteles sobre Galicia. Tras dicha barra, además del mudo aunque eficiente camarero, y entre muchas botellas de bebidas alcohólicas y demás, se encuentran adheridos a la pared múltiples de cutre-​carteles indicando al cliente las ofertas de las que dispone el bar.
En el aspecto gastronómico Café Bar Bravas mantiene la fantástica tradición de servir con cada bebida una pequeña tapita. En mi caso las dos tandas de bebidas estuvieron acompañadas por unos «panes preñaos» de chorizo y un pan con tomate natural y bacalao. Entre las típicas recetas de todo bar de barrio podemos encontrar en los cutre-​carteles de la barra varios tipos de hamburguesas, ración de pulpo, patatas con ali-​oli, «trifásica» (¿será Tesla el cocinero?) o «afrodisíaca», el clásico bocata de calamares, pinchos morunos, múltiples sándwiches… todos ellos platos caseros y a bajo precio. Y cómo no, entre la oferta de Bravas, podemos encontrar las bravas, su plato estrella que merece especial mención.
Tal y como indican los cutre-​carteles las bravas pueden servirse bañadas en salsa brava o mixta (brava y alioli). Las patatas vienen cortadas en trozos grandes e irregulares con cierta forma ondulada; crujientes por fuera (quizás no todo lo que debieran) y suaves y compactas por dentro, perfectas para absorber la salsa que las recubre. La salsa brava es la típica madrileña: anaranjada, con un rico sabor a pimentón y caldo, y con un suave (muy suave) picante de fondo. La combinación con alioli le va muy bien, ya que realza notablemente el sabor de la salsa brava.
En conclusión, Café Bar Bravas es un típico bar de barrio con unas bravas atípicamente buenas, en el que el fútbol y el madridismo se palpa en sus clientes, y en el que se pueden tomar unos platos caseros no más allá de lo común. Antes de acabar, dos recomendaciones: mejor que no vaya en días de fútbol, y que no se le olvide pedir bravas.

Fui instigado por el 2º Bravatón de Madrid a probar las bravas de este sitio. Y la verdad es que no nos decepcionaron. El corte es ondulado, están bien crujientes y la salsa está picantita (pero sin pasarse). En general, para ser Madrid, unas bravas muy buenas. El lacón se sale. Está super rico. Además te ponen una tapita a elegir con cada cerveza. Y lo mejor de todo, hacen calimocho del bueno. Vino una pareja que se puso a nuestro lado y le vimos el calimocho, quedándonos como «¿eso se puede?».
El lugar es un bar de los de barra de metal y servilletas por el suelo. No esperes un lugar de manteles ni nada de eso.
El precio es elevado para un sitio así, dentro de lo normal, pero elevado. Y el camarero es de los muchos profesionales que no te ofrecen ni una sonrisa, pero que son efectivos y eficientes como ellos solos. Un oido privilegiado que, aunque no te ofrezca un simple gesto al oir la orden, la tiene oida, interiorizada, entendida y antes de que te des cuenta, servida.

Mira que salí durante años por esta zona y no conocía este bar; las bravas son de las mejores que he comido en mucho tiempo (aunque siempre segundas a las de un mítico local al lado de casa de unos familiares que ya pasó a la historia tiempo ha), y el botellín de agua mineral es espectacular, así como de plástico transparente y lleno de agua. Anda, que vaya cachondeíto nos traemos con eso de que bebo agua, majos.
Lo malo es aquello del fútbol, maldita sea, sobre todo si juega el Madrid: no puedes conversar tranquilamente sin que alguien te chille una jugada en la oreja o te mire mal por estar mirando a las bravas en vez de al televisor.
Cada día comparto menos cosas con los humanos; si acaso, un buen plato de bravas.

Hablando en plata: las mejores bravas que he tomado en años. Deliciosamente crujientes, en corte ondulado y con una salsa sabrosa, sin excesos ni ausencias.

Definitivamente las bravas de este lugar son muy buenas, de notable. Una buena fritura de patata algo crujiente por fuera cortada en tacos gordos e irregulares como toca en la tradición madrileña. El punto especial de este lugar es que en algún momento de la preparación de las patatas hacen una reducción de vinagre y perejil que les da un puntito picante más en las papilas que en la lengua, es decir, no son de las que pican a rabiar ardiendo la lengua.
Nosotros llegamos a este bar un día de fútbol y competición europea. Lleno hasta la bandera de forofos blancos que gritaban meciéndose entre el éxtasis y la decepción, nosotros, un grupo más bien numeroso, hicimos hueco en corro y haríamos bien en llamarnos «de la patata» porque expresamente llegamos para probar esas bravas a las que se refiere su escueto nombre.
Serrín, papeles y huesos de aceituna en el suelo completan la fotografía de un bar de barrio y fútbol, de cañas y bravas en el que por 4 duros te sirven raciones generosas. Otro punto: wifi gratis.

Me gustaron las bravas, pero creo que me gustan más de otro palo… El bar, uno de barrio de toda la vida, con sus futboleros, y más todavía un día de partido.
Gracias por ponerme «tinto de invierno sin gas».

Que un bar como este, que es de esos «detodalavidadeDios» ofrezca wifi gratis, ya es como para plantearse qué puede llevar a otros lugares más modernuquis a no contar con este servicio. ¡Si prácticamente no cuesta nada! Así que la verdad es que este hecho, junto con que la barra es de metal y que aquí los palillos y las servilletas van al suelo, como es de rigor y como se lleva haciendo desde siempre en Madrid (aunque a los guiris que visitan la ciudad por primera vez les resulte impensable o incluso asqueroso) hace que uno le coja cariño rápido al sitio.
He de decir que no me gustó que la caña viniese en copa, porque… ¿desde cuándo la caña se sirve en copa de vino? La caña se pone en copa de cerveza o en vaso de caña, y esos son los dos únicos recipientes aceptables para tirar cervezas. Pero bueno, salvado ese pequeño escollo, aclararé que aquí fuimos a probar las patatas bravas, y tal cosa hicimos.
Yo no soy para nada experto por estas lides, pero he de decir que la patata me encantó: aunque estaba recién hecha no ardía, con lo que pudimos atacar la ración como quien no quiere la cosa en cuanto aterrizó a nuestro lado. He de decir que la patata en sí me encantó, porque estaba crujientísima y doradita, y yo eso lo veo muy justo y necesario. La salsa no estaba mal, pero no la noté tan picante como esperaba. Igual es que hay que probar los otros tipos de tubérculos que tienen (con salsa trifásica y otros con salsa afrodisíaca) para salir realmente con la boca en llamas.
Ojo: no admite pagos con tarjeta de crédito (no es que yo lo intentase, pero tienen un cartelón bien grande).
Ojo II: si vas durante un partido de fútbol del Madrid, es probable que acabes con sordera.
Ojo III: aquí me han puesto las mejores MEJORCÍSIMAS patatas fritas industriales que he probado en mi vida.

Uno de los pocos bares que se conservan de la época de estudiantes tomando cañas en Moncloa durante los buenos viejos tiempos. Sus bravas son de las buenas y también tienen pulpo a buen precio. Para una comida informal a base de raciones está bien. Ambiente de gente del barrio.

Bar bizarro, mitico, cutre, con encanto, económico, barato, abundante y generoso.
En determinados barrios hay fronteras físicas o psicológicas que separan ambientes tan distintos que la gente de un lado y otro se mira con recelo. En
Moncloa la frontera la establece Princesa. Hacia un lado, Marques de Urquijo, Pintor Rosales, Templo de Debod, dicese de zona pija de meñique estirado. Al otro, zona Universitaria, del parque de la Almudena, incluyendo en ella el Parque del Oeste, ciudad Universitaria, Parque Galileo, Cea Bermudez, la zona universitaria, barata, jovial y fiestera.
Ese espiritú universitario se impregna en muchos bares, entre otros, el que acontece. Es un bar barato, sobre todo barato. De los de barrio de toda la vida que ha aprovechado las hordas de jovenes prelicenciados y pre-​parados que no tienen un duro pero sí muchas ganas de pasarlo bien. En este estupendo cutre-​bar te podrás poner tibio a cerveza o kalimotxo con unos precios ridiculamente baratos. La Jarra helada de medio litro de cerveza son 2,50. De Amstel. Nadie dijo que el paraíso fuera perfecto. Y además, te lo acompañarán de un aperitivo de Bravas, como no podía ser de otro modo. Deliciosas oigan. Para que si quieres pidas raciones, que también son baratas.
La otra oferta gastronómica que ofrece para acompañar las cantidades de alcohol son las hamburguesas. Unos comentan que peor que las del Donoso, punto en el que tengo que discrepar. Como poco del mismo nivel. Y por ese precio que más o menos se puede pedir. Si hace la competencia de las franquicias americanas por lo ajustado. Además, de esas que no son impostoras ni engañan. Buena pinta tienen tanto en la foto como en el plato. Y son sabrosas sin excesos. Que las hay mejores, indudable. No hay tantos sitios que por tan poco uno puede llenar el buche de este modo.
Bar clásico donde beber y comer en grandes cantidades ambas y por pocos dineros.

¡¡Baretillo de años donde puedes comer algo antes de salir de marchuki! En la carta las típicas raciones que puedes encontrar en este tipo de sitios.
Coincidiento con la visita a unos amigos que viven por la zona hemos terminado un par de veces en el bar Bravas. Yo siempre me he decantado por la hamburguesa porque además de estar a un buen precio no está para hacerle ascos, ni mucho menos.

Renovarse o morir. Sitio mítico de Moncloa (al menos, mítico para mí) que no ha cambiado dueños, pero sí estilo. Por ejemplo, han puesto wifi. Novedad novedosa para un sitio con solera.
«Solera» es un eufemismo para referirme a lugar barata para chuzarse a la vez que te pones gorda de comida. De la que me gusta: hamburguesas baratas (son mejores las del Donoso, pero estas también apañan), bocadillacos, patatas, y tortilla de patata que, realmente, está deliciosa (con cebolla, y sin cebolla).
Una recomendación: si sois de los que tenéis las ideas donde el corazón, mejor no hablar de política.

Esta bien para cenar con tus amiguetes antes de salir de marcha por la zona de Moncloa. Las hamburguesas son realmente baratas, y si prefieres comer de tapas tienen ofertas muy interesantes como por ejemplo pulpo más botella de Riveiro por 15,25 euros. Está francamente bien de precio teniendo en cuenta que en la mayoría de los sitios la ración de pulpo te cuesta ese mismo precio pero sin botella.
Hay minis de cerveza, calimocho y tienen wi-​fi.