s10bar

Riquísima experiencia SIEMPRE. Por menos de 20 € por cabeza comes más que de sobra, bebidas incluidas. La comida es potente: bravas, nuggets, hamburguesas, focaccias,.
Los camareros son majísimos. El local tiene aire acondicionado y terraza.

El sitio mola, es diferente a lo que estamos acostumbrados en el barrio, la comida no esta mal, nada para tirar cohetes, los menús del día suelen estar bastante bien, tardan bastante en servir la comida pero bueno… Yo suelo ir a menudo, prefiero el s10 al HD lleno de hypster que se creen guay por tomarse una cocacola en la terraza en diciembre a 2 grados…

Sitio muy bien ubicado, gran terraza y supercomoda, especial para la gente que tenemos perros.

La verdad es que siempre he querido venir por la noche a tomar algo, pero siempre término viniendo por el plato del día, que l verdad está muy pero muy bueno.

Muy lentos en servir, comida normal y camareros algo dispersos… Las comparaciones son odiosas, pero sí tienes delante el HD y no le igualas al menos en algo, eres un restaurante mediocre.
Eso si, copas baratísimas para un jueves noche!

Sitio muy joven, tanto por la edad de sus creadores como por el tipo de gente al que va dirigido.
La carta está bastante completa, con una gran mezcla de platos, cubre perfectamente desde una comida más formal hasta una quedada con amigos.
La pasta es espectacular y las burgers más aún, quizás cuentan con pocas en la carta, pero son suficientes para disfrutar de una visita.

¡Gran expectación tenía puesta en este nuevo jugador del panorama hamburguesero!
El local me pareció muy chachi, decoración deportiva sin ser nada recargada, aunque un poquitín ruidoso porque, al ser sábado por la noche, me tocó un cumpleaños de un rabioso grupo de adolescentes recién entrados en la universidad y con las hormonas locas. Ya lo tengo apuntado como lugar para currar porque tiene enchufes en cada mesa :-)
El servicio en este caso dejó bastante que desear porque, aunque fueron muy majos, el tema de los tiempos se les fue bastante de las manos: mucho tiempo entre platos y nada pendiente de la zona baja, pasando más de 10 minutos sin traer bebida…
La carta muy completa, de precios bien contenidos y muy variada.
Pero vamos a lo importante: aunque tienen una hamburguesa «Fernando Alonso» con mi queso favorito, el cabrales, yo me fui a lo grande ¡me tomé la GORDA! la señora S10 de 350 gramos (10,90 €)
Muy buena pinta, gran idea lo del kétchup casero y unas patatas más que correctas; sin embargo, para mi gusto y el de mis acompañantes, la carne demasiado especiada. No sé si era pimienta o qué era pero casi sabía un poquitín rancia… o quizás es que es una carne demasiado gorda ¡algo falla!
En cuanto a los entrantes, solo probé los tenders de pollo. Estaban muy ricos, con un ligero sabor a curry y una salsa un poco picantita. Sin embargo, la media ración (4,50 €) te trae únicamente 3 pedacitos, lo cual me parece un tanto ridículo.
Tendré que ir dentro de un tiempo para reafirmarme, además de probar los postres, ¡que es que ya no podía con mi cuerpo!

#juevesdereseña
Yo no suelo frecuentar bares deportivos, porque a mí los deportes, más allá del empinamiento de codo y levantamiento de cuchara, me interesan más bien poco cuando son retransmitido. Prefiero practicarlos, eso sí que sí, aunque tampoco es que sea yo la persona más deportista del mundo.
Total, que el otro día vi en Unilocal unas fotografías de este lugar, y la verdad es que me apetecía probarlo. Está muy cerca del HD y del TIerra, dos sitios que son referentes para mí, así que no dudé en acercarme en cuanto tuve posibilidad.
Lo que más me gustó es la decoración, que da gusto verla. Tienen percheros que son antiguos mandos de futbolín y tienen un cartel que representa a Nadia Comanecci y a un gigantesco jugador de baloncesto que me pareció chistosísimo (Nadia era pequeñísima, medía poco más de 1,60 metros).
Con respecto a la comida, casi todo con bastante hidrato. Hay hamburguesa, hay sandwich club, hay ensaladas, pastas, carne… de todo un poco. Yo pedí el sandwich club y estaba bastante bueno, no así las patatas que no estaban del todo hechas. Eso sí, en general muy bien, muy buenos precios y desde luego una decoración que merece la pena visitar.