Sin ser yo muy amigo de este tipo de concepto, me hace bastante gracia que el mismo sitio donde abren el bote gigante de aceitunas con la boca ponga a través de sus altavoces jazz experimental u oscuros temas de música country solo aptos para perilleros máximos. Por lo demás, guarda la estética clásica de estos sitios, más asociados al serrín y las cabezas de gamba en el suelo que a otra cosa, con sus latas de conservas bien expuestas en la pared con unos precios ligeramente altos y sus barriles para sentarse. Aparentemente está bastante lleno los fines de semana, pero nosotros logramos hacernos fuertes en una esquina en la que todos teníamos asiento y pasamos un rato bastante agradable comentando los sonidos ambientales. Las patatas fritas del aperitivo(solo hay esto o aceitunas) no están mal, pero lo que no terminó de convencerme fue su Ribera, que me escoció en la garganta como si no hubiera Dios. Vamos, que me doy cuenta de que los he bebido mejores sin ser yo un experto en vinos.
Elena M.
Classificação do local: 5 Madrid
Me fascinan las tabernas con historia. Esas barras en las que se tira una buena caña de cerveza que sabe a gloria bendita. Las paredes podrían hablar de todas las historias que se habrán comentado allí. Con un montón de mesitas en las que poder charlar a ritmo de buena música y con un montón de fotos de flamenco, vaya caretos los de algunos. Además te ponen unas aceitunas que te quitan el hipo m… riquísimo!
Lolo R.
Classificação do local: 4 Madrid
Pertenecen a esa casta maravillosa que son las tabernas en Lavapiés, una auténtica maravilla que, espero, alguien se dedique a preservar para que siempre, siempre, siempre el barrio tenga disponible una de esas barras de latón que han visto a «lavapiesenses» de todas las edades, razas y condiciones pedir una caña. Porque ah, la caña, ese arte que casi ya está perdido pero que se sigue encontrando en el corazón de algunos de esos establecimientos. Cantidad justa de líquido, cantidad justa de espuma y un entorno envidiable donde disfrutar de ella: una taberna con solera, castiza y paredes repletas de fotos y de historias que te van a tener enamorado de por vida.
Alberto P.
Classificação do local: 5 Madrid
¡Primo!, Si te gusta el flamenco, una caña bien tirada, unas patitas fritas o una tapita de salmorejo, todo ello encuadrado en una bodega castiza, con barra de latón resbaladiza, mesas junto a ventanales en las que charlar rodeadas de fotos de algunos de los artistas flamencos más conocidos, o has estado más veces o eres un payo con suerte. Cuando llega el buen tiempo sacan una pequeña terraza a la calle. Si vienes derengao de subir la cuesta de Ave María, pídele al Cristo de los gitanos, siempre con sangre en las manos, siempre por desenclavar, que no esté llena y puedas recuperarte por bulerías. Como canta el Capullo de Jerez, inmortalizado en una de las paredes del Alfaro, «porque la vida es una rutina, una rutina, una rutina, enciéndeme la luz, apágame la luz». Yo te enciendo la luz con este sitio.