Estoy entre ponerle dos y tres estrellas porque, la verdad, el lugar no me gustó mucho. Lo cierto es que hace la tira que no salía por Chueca, porque desafortunadamente me parece que cada vez tiene menos que ofrecer. Pero como este sitio abría, y estaba nuevecito, me apetecía ir a comprobar un poco qué tal era. ¡Encima el nombre me parece ideal! Empezaré diciendo que el local no me gustó nada. Pero nada de nada. Al estar la barra lo primero, la gente se agolpa y hay una cierta sensación de agobio, agravada por el hecho de que el sitio es poco más que un pasillo. La decoración es prácticamente inexistente, y solo adornan el lugar un par de celosías de cristal que se me antojan un tanto antiguas. El público: como era el día de la inauguración había un poco de todo, y la verdad es que molaría que se mantuviese así. Aunque había bastante gente y era un poco agobiante, y eso que había un portero regulando la entrada. Pero bien, el público bien. Y finalmente la música: un desastre. Eso sí que era ecléctico, y en mi opinión para mal. La música para mí es bastante importante, y en este caso se trataba fundamentalmente de canciones antiguas(¡ni siquiera clásicos o clásicos«to be»!), música chochi a cascoporro(que en los ’90 tenía gracia, pero la verdad es que ya no) y, en general, un ambiente que me decepcionó un poco.